YA TENEMOS LAS MINIS GANADORAS DE SEPTIEMBRE
La Marina de Ficticia
MINIFICCIONES GANADORAS DE SEPTIEMBRE DE 2020
Tema: Mala costumbre
Jurado: Patricia Nasello
PRIMER PREMIO
Tallerista: Daniel Frini
La gran guerra
Volkandert
Toda la vida luché contra mis malas costumbres. Cuando logré vencerlas, aquella se desdibujó.
Entre un grupo de minificciones extraordinarias (nunca habrá sido tan difícil elegir algunas para dejar de lado otras), escojo La gran guerra, como ganadora, pues encuentro que cumple acabadamente con las características que definen al género. Dentro de su narrativa, tanto la brevedad como la síntesis lucen por su excelencia. La elipsis entre la gran guerra histórica de 1914 y la personal del protagonista obliga a una relectura que no deja de sorprender desde el título, motivo por el cual exige un lector atento, un lector activo y cómplice.
***
SEGUNDO PREMIO
Tallerista: Patricia Mejías
El arte de la paz
Gesel van God
Los enfrentamientos de la pareja eran frecuentes, hasta que ella encontró la solución en las prácticas orientales. Ataviada con un discreto kimono, solía esperar a que él llegara iracundo y agitado mientras, sentada en posición de flor de loto, admiraba su nuevo bonsai. Sin exabruptos, le daba la bienvenida en japonés y, tras la tradicional reverencia, respondía a los insultos con sus herramientas de karate y llaves de jiu-jitsu.
Escojo El arte de la paz en segundo lugar porque, a pesar de los muchos años que llevo ejerciendo mi humilde oficio de lectora, la voz que narra esta historia en verdad logró sorprenderme. No vi venir el final, ni, mucho menos, la sonrisa que lo acompaña. Estamos ante una minificción leve, de fácil lectura (como corresponde a aquellas que aspiran al humor como característica), contada con las palabras justas: ninguna sobra, ninguna falta.
***
TERCER PREMIO
Tallerista: El último Abencerraje
El hijo de Dior
Bebé
Emplear tapabocas durante la pandemia le parecía una práctica inútil. Justificaba su negativa a usarlo con argumentos absurdos, como el demérito de su imagen o ver coartada su libertad de expresión. Además de organizar reuniones concurridas con sus seguidores y asistir a fiestas sin tomar precauciones, solía jactarse de su inmunidad al virus por ser el elegido quien, según lo profetizado, ascendería a los cielos entre coros angelicales después de su muerte.
Semanas más tarde se cumplía el vaticinio. Una sutil columna de humo, con olor a carne asada, se elevaba –entre el ruido de autos, motocicletas y camiones– sobre la ciudad de Los Ángeles.
El Tercer Premio le corresponde a esa preciosa minificción, sagazmente titulada, El hijo de Dior, puesto que logra aunar sin esfuerzo (aunque los que practicamos el género sabemos que ese “sin esfuerzo” es sólo aparente), logra aunar, decíamos, el flagelo de la pandemia con un símbolo de glamour, además de jugar con la semejanza entre la marca Dior y la palabra Dios, y, por si esto fuera poco, trae a colación la ciudad de Los Ángeles, considerada como una Sodoma moderna. ¿Se puede pedir más?
***
CUARTO PREMIO
Tallerista: Sapo
CCM (Complemento Circunstancial de Modo)
Gata Blues
Cuando distinguió el mal del bien, perdió las formas.
CCM (Complemento Circunstancial de Modo), es elegida por las preguntas que abre su texto. ¿Cuáles formas perdió? Y quizá más importante aún, dado el texto bíblico por todos/as conocido, ¿quién perdió sus formas? ¿Eva o Adán? ¿El ángel caído? Tal vez la respuesta sea cualquiera, es decir cualquier persona. En ese caso, entonces, usted, por ejemplo, ¿cuáles formas perdió?
***
QUINTO PREMIO
Tallerista: Jorge Oropeza
El monstruo de mil cabezas
Simbad
Reunido con representantes de todos los ámbitos y sectores del mundo, el líder habló de cómo combatir esa costumbre que azota a la humanidad. Al terminar, externó:
–Quienes aprueben mi propuesta, pónganse de pie. Si merece su aplauso, ruego que lo hagan solo quienes no hayan cometido algún acto que pueda significar corrupción en alguna de sus múltiples facetas.
Entre vítores y murmullos, casi todos los asistentes se pararon. Unos lo hicieron con entusiasmo y otros de mala gana. En cuanto a los aplausos, enmudecieron.
Así fue como evidenció ante la audiencia que no sería fácil descabezar al monstruo.
Dadas las terribles condiciones de violencia y corrupción entre las que se debate buena parte de nuestro pueblo latinoamericano, una minificción como El monstruo de mil cabezas jamás podría quedar sin premio. En este caso, no creo preciso agregar más.
***
SEXTO PREMIO
Tallerista: Carlos Bortoni
Al tú por tú
Isishayo
Boris solía hablar de forma áspera y altanera en ese idioma incomprensible para imponerse a los demás. En su cabeza persistían el trauma y el recuerdo de los maltratos cuando fue prisionero de extranjeros. Ahora era su turno con los recién llegados por la frontera. Cierto día, no entendió ni tuvo tiempo para ponerse a salvo de la respuesta airada de una compatriota rusa que, perturbada por sus gritos, tartamudeaba frente a él: la legendaria AK-47.
Escojo Al tú por tú, porque, desde su enigmático título, que atrapa de inmediato, no sólo logra narrar una historia compleja con claridad, a pesar de las pocas palabras que permite el género, sino que además la cierra con un giro final inolvidable.
RECIBEN MENCIONES ESPECIALES, SIN ORDEN DE MÉRITO, LAS SIGUIENTES MINIFICCIONES:
Tallerista: Daniel Frini
La astilla del palo
Pitágoras
El dictador solía eliminar a sus adversarios políticos mediante dudosos accidentes viales y aéreos, robos y asaltos violentos o envenenamientos disfrazados de enfermedades repentinas. Aquello terminó cuando, misteriosamente, rodó por las escaleras, al día siguiente de que la idea de sucederlo cruzara por la mente de su hijo de seis años.
Tallerista: Daniel Frini
Mañoso
Black Dot
El chico es así. La madre no le ha enseñado a respetar las casas ajenas. Tan pronto irrumpe se dedica recorrer y descubrir habitaciones, abre puertas cerradas, cierra las abiertas. No hay cajón que se le resista ni joya a la que le haga el feo. Habría que denunciarlo a la policía, pero nunca deja testigos.
Tallerista: Tequila
En el limbo
Pseudónimo
Sobrecargar su currículum con títulos, cursos y publicaciones era una costumbre. Como resultado, sus posibles empleadores pensaban que se trataba de alguien con un perfil superior a lo requerido. Tras meses sin encontrar empleo, se suicidó en varias ocasiones. En cada una fue extraditado con vida desde el más allá, sin explicaciones. En el cielo no acostumbraban recibir mentirosos y en el infierno, tanta virtud no tenía cabida.
Tallerista: Josep M. Nuévalos
Que me parta un rayo si mient...
Black Dot
¡Tzzzbroom!
Tallerista: El último Abencerraje
En busca de la virtud
Volkandert
–Maestro, ¿mentir es una mala costumbre?
–Es un pecado, hijo. Lo mismo que robar.
–¿Y tomar venganza?
–También.
–¿Ser avaro?
–Otro pecado y un defecto de carácter.
–¿Drogarse?
–Un vicio.
–¿Discriminar por razones de raza, religión o sexo?
–Son prejuicios.
–¿Y ser malvado o comportarse mal?
–Aspectos de carácter y personalidad.
–Entonces, ¿qué es una mala costumbre?
–Pecar, prejuzgar, tener vicios, conductas o aspectos nocivos del carácter que, practicados en forma repetitiva, afecten negativamente al individuo, al prójimo, a la sociedad, o a la naturaleza.
–¿Qué más?
–Hacer tantas preguntas.
MINIFICCIONES GANADORAS DE SEPTIEMBRE DE 2020
Tema: Mala costumbre
Jurado: Patricia Nasello
PRIMER PREMIO
Tallerista: Daniel Frini
La gran guerra
Volkandert
Toda la vida luché contra mis malas costumbres. Cuando logré vencerlas, aquella se desdibujó.
Entre un grupo de minificciones extraordinarias (nunca habrá sido tan difícil elegir algunas para dejar de lado otras), escojo La gran guerra, como ganadora, pues encuentro que cumple acabadamente con las características que definen al género. Dentro de su narrativa, tanto la brevedad como la síntesis lucen por su excelencia. La elipsis entre la gran guerra histórica de 1914 y la personal del protagonista obliga a una relectura que no deja de sorprender desde el título, motivo por el cual exige un lector atento, un lector activo y cómplice.
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SEGUNDO PREMIO
Tallerista: Patricia Mejías
El arte de la paz
Gesel van God
Los enfrentamientos de la pareja eran frecuentes, hasta que ella encontró la solución en las prácticas orientales. Ataviada con un discreto kimono, solía esperar a que él llegara iracundo y agitado mientras, sentada en posición de flor de loto, admiraba su nuevo bonsai. Sin exabruptos, le daba la bienvenida en japonés y, tras la tradicional reverencia, respondía a los insultos con sus herramientas de karate y llaves de jiu-jitsu.
Escojo El arte de la paz en segundo lugar porque, a pesar de los muchos años que llevo ejerciendo mi humilde oficio de lectora, la voz que narra esta historia en verdad logró sorprenderme. No vi venir el final, ni, mucho menos, la sonrisa que lo acompaña. Estamos ante una minificción leve, de fácil lectura (como corresponde a aquellas que aspiran al humor como característica), contada con las palabras justas: ninguna sobra, ninguna falta.
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TERCER PREMIO
Tallerista: El último Abencerraje
El hijo de Dior
Bebé
Emplear tapabocas durante la pandemia le parecía una práctica inútil. Justificaba su negativa a usarlo con argumentos absurdos, como el demérito de su imagen o ver coartada su libertad de expresión. Además de organizar reuniones concurridas con sus seguidores y asistir a fiestas sin tomar precauciones, solía jactarse de su inmunidad al virus por ser el elegido quien, según lo profetizado, ascendería a los cielos entre coros angelicales después de su muerte.
Semanas más tarde se cumplía el vaticinio. Una sutil columna de humo, con olor a carne asada, se elevaba –entre el ruido de autos, motocicletas y camiones– sobre la ciudad de Los Ángeles.
El Tercer Premio le corresponde a esa preciosa minificción, sagazmente titulada, El hijo de Dior, puesto que logra aunar sin esfuerzo (aunque los que practicamos el género sabemos que ese “sin esfuerzo” es sólo aparente), logra aunar, decíamos, el flagelo de la pandemia con un símbolo de glamour, además de jugar con la semejanza entre la marca Dior y la palabra Dios, y, por si esto fuera poco, trae a colación la ciudad de Los Ángeles, considerada como una Sodoma moderna. ¿Se puede pedir más?
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CUARTO PREMIO
Tallerista: Sapo
CCM (Complemento Circunstancial de Modo)
Gata Blues
Cuando distinguió el mal del bien, perdió las formas.
CCM (Complemento Circunstancial de Modo), es elegida por las preguntas que abre su texto. ¿Cuáles formas perdió? Y quizá más importante aún, dado el texto bíblico por todos/as conocido, ¿quién perdió sus formas? ¿Eva o Adán? ¿El ángel caído? Tal vez la respuesta sea cualquiera, es decir cualquier persona. En ese caso, entonces, usted, por ejemplo, ¿cuáles formas perdió?
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QUINTO PREMIO
Tallerista: Jorge Oropeza
El monstruo de mil cabezas
Simbad
Reunido con representantes de todos los ámbitos y sectores del mundo, el líder habló de cómo combatir esa costumbre que azota a la humanidad. Al terminar, externó:
–Quienes aprueben mi propuesta, pónganse de pie. Si merece su aplauso, ruego que lo hagan solo quienes no hayan cometido algún acto que pueda significar corrupción en alguna de sus múltiples facetas.
Entre vítores y murmullos, casi todos los asistentes se pararon. Unos lo hicieron con entusiasmo y otros de mala gana. En cuanto a los aplausos, enmudecieron.
Así fue como evidenció ante la audiencia que no sería fácil descabezar al monstruo.
Dadas las terribles condiciones de violencia y corrupción entre las que se debate buena parte de nuestro pueblo latinoamericano, una minificción como El monstruo de mil cabezas jamás podría quedar sin premio. En este caso, no creo preciso agregar más.
***
SEXTO PREMIO
Tallerista: Carlos Bortoni
Al tú por tú
Isishayo
Boris solía hablar de forma áspera y altanera en ese idioma incomprensible para imponerse a los demás. En su cabeza persistían el trauma y el recuerdo de los maltratos cuando fue prisionero de extranjeros. Ahora era su turno con los recién llegados por la frontera. Cierto día, no entendió ni tuvo tiempo para ponerse a salvo de la respuesta airada de una compatriota rusa que, perturbada por sus gritos, tartamudeaba frente a él: la legendaria AK-47.
Escojo Al tú por tú, porque, desde su enigmático título, que atrapa de inmediato, no sólo logra narrar una historia compleja con claridad, a pesar de las pocas palabras que permite el género, sino que además la cierra con un giro final inolvidable.
RECIBEN MENCIONES ESPECIALES, SIN ORDEN DE MÉRITO, LAS SIGUIENTES MINIFICCIONES:
Tallerista: Daniel Frini
La astilla del palo
Pitágoras
El dictador solía eliminar a sus adversarios políticos mediante dudosos accidentes viales y aéreos, robos y asaltos violentos o envenenamientos disfrazados de enfermedades repentinas. Aquello terminó cuando, misteriosamente, rodó por las escaleras, al día siguiente de que la idea de sucederlo cruzara por la mente de su hijo de seis años.
Tallerista: Daniel Frini
Mañoso
Black Dot
El chico es así. La madre no le ha enseñado a respetar las casas ajenas. Tan pronto irrumpe se dedica recorrer y descubrir habitaciones, abre puertas cerradas, cierra las abiertas. No hay cajón que se le resista ni joya a la que le haga el feo. Habría que denunciarlo a la policía, pero nunca deja testigos.
Tallerista: Tequila
En el limbo
Pseudónimo
Sobrecargar su currículum con títulos, cursos y publicaciones era una costumbre. Como resultado, sus posibles empleadores pensaban que se trataba de alguien con un perfil superior a lo requerido. Tras meses sin encontrar empleo, se suicidó en varias ocasiones. En cada una fue extraditado con vida desde el más allá, sin explicaciones. En el cielo no acostumbraban recibir mentirosos y en el infierno, tanta virtud no tenía cabida.
Tallerista: Josep M. Nuévalos
Que me parta un rayo si mient...
Black Dot
¡Tzzzbroom!
Tallerista: El último Abencerraje
En busca de la virtud
Volkandert
–Maestro, ¿mentir es una mala costumbre?
–Es un pecado, hijo. Lo mismo que robar.
–¿Y tomar venganza?
–También.
–¿Ser avaro?
–Otro pecado y un defecto de carácter.
–¿Drogarse?
–Un vicio.
–¿Discriminar por razones de raza, religión o sexo?
–Son prejuicios.
–¿Y ser malvado o comportarse mal?
–Aspectos de carácter y personalidad.
–Entonces, ¿qué es una mala costumbre?
–Pecar, prejuzgar, tener vicios, conductas o aspectos nocivos del carácter que, practicados en forma repetitiva, afecten negativamente al individuo, al prójimo, a la sociedad, o a la naturaleza.
–¿Qué más?
–Hacer tantas preguntas.
Coordinación de La Marina 2020
21 de October de 2020 / 04:02
21 de October de 2020 / 04:02
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