Con la intención de ir más allá que Borges, me adentré en él. Recorrí el sendero sin encontrarle principio ni fin, anverso ni revés. En el camino encontré a Adán y Eva, a Moisés y a todos los profetas, a Confucio, a Sócrates y Platón. Dialogué con Buda y Jesús, con Vishnu y Shiva. Tropecé con Agustín de Hipona y Tomás Moro y aterricé a los pies de Kant y Nietzsche. Freud y Sartre me tendieron la mano, y Heidegger me ayudo a retomar el camino y a entender que lo que veía en el Aleph, no era sino lo que el espejo me ocultaba: mi propio ser, mi tiempo, el universo que habita en cada uno de nosotros. Era yo en todas mis proyecciones y existencias, en todos los tiempos y lugares, y todos los momentos y rincones en mí, frente a mí, a mi alrededor y yo en ellos. Era un camino donde el comienzo es final, y que inicia en cualquier parte de la ruta, el lugar geométrico del todo y de la nada.
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16 de October de 2020 / 20:17
Möbius 16 de October de 2020 / 20:17
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TALLER (COMENTARIO) - SELECCIONADA - 18 de October de 2020 / 11:14
José M. Nuévalos
Gracias, Josep. Salió correo con comentarios. 18 de October de 2020 / 18:26
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