Se hizo la luz y pude observar una esfera de tamaño limitado en donde de manera improbable cabía el universo entero. Al dar vueltas mostraba, sin ninguna pasión, porque a los objetos no les es dado sentir, los posibles futuros. Vi el nombre de todas las cosas, a los que con razón o por vanidad desprecié. Vi la antigua Alejandría y sus altos muros, vi los rascacielos de las urbes modernas que parecían rasgar la bóveda celeste. Vi mis huesos blanquearse en el desierto y osamentas enterradas en Palenque. Busqué a la mujer que amaba, pero su rostro era la muerte y todo ser que lo contempla pierde la vista y en ocasiones la razón