Día 2, selecciones de nuestro tripulante, Fernando Tamariz
Apego
Serpico
Papá tenía la costumbre de guardar todo aquello que pudiera repararse o serle útil como repuesto más adelante. Tras su muerte, era preciso deshacerse de equipos de radio, televisores, cámaras, computadoras, impresoras y accesorios que, junto con pedazos de lámina, alambres, tubos, tornillos, tuercas, bisagras y baterías, llenaban anaqueles y cajas en su pequeño taller equipado con herramientas de todo tipo. Al cabo de dos días, lo más sorprendente fue descubrír un congelador entre aquellos trebejos, con los restos perfectamente clasificados y envueltos de sus padres y mi madre.
Secretos de familia
Pseudónimo
Como era costumbre en la familia López de la Rueda y Gómez, el primogénito del primer hijo varón se llamaría José Everardo. El apellido materno era irrelevante y por tanto no debería aparecer en los registros, según la usanza de aquella estirpe de rancio abolengo que se remonta al siglo XVII, cuando se plantó en la Nueva España la semilla del que sería un exhuberante árbol genealógico. Sin embargo, aquella tradición se vería trastocada por la ciencia moderna. El recién nacido no era hijo de quien se decía su padre, que a su vez no era descendiente del abuelo, en quien tampoco corría sangre del bisabuelo. El frondoso árbol quedó reducido a un modesto arbusto, cuando el análisis del ADN sacó a la luz esta otra costumbre ancestral.
Crónicas del futuro
Lafitte
Afirmaba que tenía la costumbre de soñar despierto y que en sus libros reflejaba sus visiones. Nadie le creía, hasta que se publicó su obra póstuma. Entregada al editor dos semanas antes de su muerte, la obra narra con detalle y precisión su propio suicidio.
Serpico
Papá tenía la costumbre de guardar todo aquello que pudiera repararse o serle útil como repuesto más adelante. Tras su muerte, era preciso deshacerse de equipos de radio, televisores, cámaras, computadoras, impresoras y accesorios que, junto con pedazos de lámina, alambres, tubos, tornillos, tuercas, bisagras y baterías, llenaban anaqueles y cajas en su pequeño taller equipado con herramientas de todo tipo. Al cabo de dos días, lo más sorprendente fue descubrír un congelador entre aquellos trebejos, con los restos perfectamente clasificados y envueltos de sus padres y mi madre.
Secretos de familia
Pseudónimo
Como era costumbre en la familia López de la Rueda y Gómez, el primogénito del primer hijo varón se llamaría José Everardo. El apellido materno era irrelevante y por tanto no debería aparecer en los registros, según la usanza de aquella estirpe de rancio abolengo que se remonta al siglo XVII, cuando se plantó en la Nueva España la semilla del que sería un exhuberante árbol genealógico. Sin embargo, aquella tradición se vería trastocada por la ciencia moderna. El recién nacido no era hijo de quien se decía su padre, que a su vez no era descendiente del abuelo, en quien tampoco corría sangre del bisabuelo. El frondoso árbol quedó reducido a un modesto arbusto, cuando el análisis del ADN sacó a la luz esta otra costumbre ancestral.
Crónicas del futuro
Lafitte
Afirmaba que tenía la costumbre de soñar despierto y que en sus libros reflejaba sus visiones. Nadie le creía, hasta que se publicó su obra póstuma. Entregada al editor dos semanas antes de su muerte, la obra narra con detalle y precisión su propio suicidio.
Coordinación de La Marina 2020
01 de October de 2020 / 06:01
01 de October de 2020 / 06:01
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