Selecciones día 1 (septiembre)
Kalígula
Céneca
Tenía la mala costumbre de sospechar que moriría envenenado. Por tal motivo, previamente daba a comer de sus alimentos al minino. La última vez, mientras bebía su aperitivo, pudo ver a la mascota caer bajo la mesa. De inmediato, se atragantó con la comida para cumplir cabalmente con su destino
Justicia civil
Black dot
—¡Sí, señor juez!, porque hacía ruido al comer, se embutía la boca. Y se jactaba de eructar el abecedario griego, luego de beber agua. Y esa maldita maña de comer con las manos. Desquiciado, saqué la pistola y puse un final terminante a sus inmundas costumbres. Condenable, dice usted, no hay duda, ¡pero menos que soportar tanta incivilidad!
Extravíos
bebé
El hábito de no apartar la vista de la pantalla de su celular se volvió parte de su vida. Aquel aparato de superficie tan vistosa y animada fue su ventana al mundo. Y también su ruina. El día en que perdió el teléfono, quedó ciego, sordo y mudo.
El despertar
Pepe Le Pew
Se chupaba el dedo, se mordía las uñas y embarraba los mocos en cualquier sitio. Lo pensó varias veces cuando recibió la noticia. Convencido, y tras un gesto heroico de fuerza de voluntad, se deshizo de esos hábitos. No podía permitir que su hijo por nacer siguiera sus pasos. Él tendría que encontrar los suyos.
El ojo en el cielo
Simbad
Recibía críticas constantes de su familia en aquel remoto sitio a donde había migrado tiempo antes. Desde millones de kilómetros de distancia, entre otros asuntos más, sus padres le reprochaban haberse unido a esa especie de secta secreta y la mala costumbre de dormir de día y vivir de noche. Sin reparar en las consecuencias, al día siguiente, el roce del primer rayo solar del esplendoroso amanecer en Mercurio fue más que suficiente para aniquilarlo.
Confesiones ateas
Enigmática
Porque no era día laboral y el traje de domingo estaba sin usar, nos hacían ir a misa. Con el tiempo, nos consagramos a Dios, por siempre jamás.
Céneca
Tenía la mala costumbre de sospechar que moriría envenenado. Por tal motivo, previamente daba a comer de sus alimentos al minino. La última vez, mientras bebía su aperitivo, pudo ver a la mascota caer bajo la mesa. De inmediato, se atragantó con la comida para cumplir cabalmente con su destino
Justicia civil
Black dot
—¡Sí, señor juez!, porque hacía ruido al comer, se embutía la boca. Y se jactaba de eructar el abecedario griego, luego de beber agua. Y esa maldita maña de comer con las manos. Desquiciado, saqué la pistola y puse un final terminante a sus inmundas costumbres. Condenable, dice usted, no hay duda, ¡pero menos que soportar tanta incivilidad!
Extravíos
bebé
El hábito de no apartar la vista de la pantalla de su celular se volvió parte de su vida. Aquel aparato de superficie tan vistosa y animada fue su ventana al mundo. Y también su ruina. El día en que perdió el teléfono, quedó ciego, sordo y mudo.
El despertar
Pepe Le Pew
Se chupaba el dedo, se mordía las uñas y embarraba los mocos en cualquier sitio. Lo pensó varias veces cuando recibió la noticia. Convencido, y tras un gesto heroico de fuerza de voluntad, se deshizo de esos hábitos. No podía permitir que su hijo por nacer siguiera sus pasos. Él tendría que encontrar los suyos.
El ojo en el cielo
Simbad
Recibía críticas constantes de su familia en aquel remoto sitio a donde había migrado tiempo antes. Desde millones de kilómetros de distancia, entre otros asuntos más, sus padres le reprochaban haberse unido a esa especie de secta secreta y la mala costumbre de dormir de día y vivir de noche. Sin reparar en las consecuencias, al día siguiente, el roce del primer rayo solar del esplendoroso amanecer en Mercurio fue más que suficiente para aniquilarlo.
Confesiones ateas
Enigmática
Porque no era día laboral y el traje de domingo estaba sin usar, nos hacían ir a misa. Con el tiempo, nos consagramos a Dios, por siempre jamás.
Carmen Simón
01 de October de 2020 / 05:49
01 de October de 2020 / 05:49
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