Striptease
Humo Blanco

Nadie quiso perder de vista a esa nueva y prometedora figura que ingresó al escenario. Poco a poco, los movimientos lentos, bien estudiados y sus contorsiones fueron dejando al descubierto hasta sus más íntimos secretos antes de llegar al desnudo total. En ese momento, ya era muy tarde para reaccionar ante el engaño que algunos habían presagiado. Las oscuras intenciones y la falta de escrúpulos escondidos debajo de su disfraz mostraron que era como los demás actores políticos en ese espectáculo.

Mujer que sabe latín
Pitágoras

Después de tantas desilusiones amorosas, creyó encontrar en él a su príncipe azul. En el ambiente íntimo de una de las citas, tomó la decisión de desnudarse completamente y mostrarse tal cual era frente a ese hombre. Titubeó por un momento. Respiró profundo, se hizo de valor y le confesó su amor por la lectura, la filosofía y el conocimiento de lenguas antiguas. Y de paso, su perdición por los chocolates.

Diván alterno
Simbad

Los costosos vestidos de Chanel y Versace no lograban ocultar la desnudez en aquellas fotografías. Con sonrisas acartonadas, regalaban juguetes y dulces a los niños de zonas en miseria y abandono en torno a ellas. Debajo de esa ropa palpitaba el deseo, la lujuria y la necesidad insatisfecha de amor, reconocimiento y aplausos.

El síndrome de Stendhal
bebé

Al contemplar su imponente desnudez, no pudo contenerse. Un gemido prolongado resonó, como la explosión que fue, por todo el edificio. Desde su marmórea prisión, David solo acertó a arquear las cejas, esbozar una leve sonrisa y agradecerle de nuevo a Miguel Ángel tanta perfección.