—Ay hijo —me dice la señora al ver mi olla trashumante —Esta temporada tan calurosa no es para vender caldos de pollo, a quien se le ocurre. En el verano debes vender helados, gelattos y cosas de ese tipo, quién va a querer comprar algo hirviendo, si el cuerpo está sudando y lo que pide es algo fresco.
A mí la mujer me empieza a hartar, como no va a sudar a estas alturas del año, con esa gordura que le revienta las costuras de la ropa y hace que me sienta mal por sus zapatos que tienen que aguantar esa pesada carga.
—Bueno, nada más para que vendas y no vayas a querer hacer maldades dame dos órdenes para llevar y no te olvides de ponerle cebolla.
—Gracias patrona —contesto yo al tomar el billete con el que me paga.
Le sirvo todo en un contenedor de plástico y la dejo que se vaya. da unos pasos y voltea para preguntar si no me olvide de la cebolla, —no patrona como se me va a olvidar —le digo como ofendido.
Eso es lo que disfraza el sabor de los perros que sacrifico porque en el verano a veces les da rabia.
Black Dot
16 de July de 2020 / 17:13
El vendedor de caldo 16 de July de 2020 / 17:13
Black Dot
Taller 17 de July de 2020 / 13:21
José M. Nuévalos
Josep; contesté por correo, no sé si lo reciviste. BD 21 de July de 2020 / 09:50
Black Dot
Recibido Black, te respondo a la brevedad 21 de July de 2020 / 13:31
José M. Nuévalos
 

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