Cuando el djinn salió de la lámpara que encontró en una tienda de antigüedades, pidió unas vacaciones de verano sin pensarlo dos veces. También quería verse rodeado de sol, palmeras y arena, además de estar en buena compañía. Una nube de polvo lo envolvió de inmediato y lo transportó a su destino, un pozo petrolero abandonado de ARAMCO cercano a un oasis en medio de la península arábiga. Agobiado por el calor, el permiso de vacaciones expedido por la empresa y el boleto de avión a Hawaii que sostenía en la mano solo le sirvieron como abanico, mientras el genio, a bordo de un vehículo todo terreno, se perdía detrás de las dunas.