Mis últimos días
Mis nietos y bisnietos siguen atiborrando cuanta cosa el cuarto de San Alejo. Allí reposan entre el polvo y las telarañas, trastes desvencijados, dos poltronas, una mecedora rota por los traseros, un teléfono de manivela, una plancha a vapor y un gramófono. Y, entre maletas y apolillados baúles, abundan generosos recuerdos y pensamientos de tiempos idos. Cosas inservibles, cuentos desechables, lágrimas y sonrisas.
Ahora, dicho cuarto recibe un nuevo trebejo: mis herederos dispusieron que yo tenía que ir a dormir allí, en el viejo catre del difunto tío Antuco. Eso suena a mi despedida.
esleongo
07 de February de 2017 / 17:16
07 de February de 2017 / 17:16
Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.