Peteneras, 4, 2º B
Desde que logramos sacarla de la residencia duerme con Sara. De noche, cuando bailotean compartiendo los auriculares, la habitación se convierte en discoteca. Condimenta los platos y plancha el mantel con tanto esmero que la cocina parece el comedor de un restaurante. Todas las mañanas lleva a las mellizas al lavadero. Sus voces se oyen cada vez más lejanas y vuelven con las mejillas rojas y ramitos de jaramagos. A veces me preocupa que no encuentren el camino de regreso; pero, sobre todo, tengo miedo de que la abuela se marche y el piso se nos quede otra vez pequeño.
Perseidas
16 de June de 2020 / 03:00
16 de June de 2020 / 03:00
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