En mis pocos días de nacido, algo muy extraño me susurró al oído, - ten este regalo mi pequeño amigo, y mata a todo aquel que al mundo ha destruido, viajando a la ciudad donde el humano se encuentra, y con su locura ellos harán que esto suceda-. Años después ya siendo un adulto, recordé sus palabras algo confuso y sin darme cuenta, su tercera frase ya había cumplido. En la ciudad me encontraba algo perdido, y sin previo aviso un humano me tomó arrancando mis alas y sumergiéndome en algo que yo jamás había sentido, donde mientras yo me retorcía de dolor una persona con su dedo me apuntó, y minutos después fui servido frente al humano que babeaba sin parar. Segundos después de que yo callara mis gritos, sumergió una cuchara dentro de mis intestinos, mientras que yo volvía a gritar – ¡Los maldigo, para que en esta tierra ya no logren estar vivos! - y el humano sin soltar mi pobre cuerpo mutilado, disfrutaba de cada mordida que en mi delgada piel había dejado. Pero ahora estoy aquí, viendo desde otro mundo su destrucción y agonía, disfrutando de cada una de las muertes de mis víctimas.