Desde que se ordenó la cuarentena, se suspendieron las misas en las iglesias. En compensación para los fieles, se tocaban las campanas en forma simbólica a las horas en que se celebrarían.

Monsiuer Crapaud, ateo por los cuatro lados, se quejaba con amargura del continuo repicar en aquella ciudad de aires benignos, propicios para propagar sonidos, salpicada por infinidad de templos que datan de la época colonial.

Días más tarde, cuando logró acostumbrarse, un nuevo tañido de campanas le pareció diferente. Lo percibió más grave y distante, con mayor sonoridad y resonancia, como se escucha desde dentro de una caja de madera, su nuevo confín.
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*Mini inspirada en un texto publicado en La Marina el 28 de marzo. Con los mejores deseos al buen Sapo, confiando en que se encuentre bien, y que así siga.
Pseudónimo
07 de June de 2020 / 18:52
¿Por quién doblan las campanas? (*) 07 de June de 2020 / 18:52
Pseudónimo
Taller 08 de June de 2020 / 12:37
SAPO
Gracias... 08 de June de 2020 / 18:29
Pseudónimo
 

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