En ese mismo instante, en el que la euforia no tiene límites, nos ponemos todos a aplaudir en los  balcones, poseidos por un virus altamente contagioso. Después, nos metemos para adentro, cada cual en sus cuatro paredes. Lo más sensato es no salir a la calle, mientras el bicho ande por ahí suelto. Aunque, mantenemos la distancia de seguridad, mucho me temo, que lo peor está por llegar. Al señor le ha dado por sacar la motosierra y no hay cesped que cortar: a ver si esta vez, no se pasa de la raya.
Proserpina
06 de June de 2020 / 20:55
Al filo del Coronavirus 06 de June de 2020 / 20:55
Proserpina
Comentario 13 de June de 2020 / 11:29
Daniela Truman
 

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