Segunda oportunidad
Sonaron las sirenas e irrumpió la policía. Los audífonos de los detectores de metal de los caza-tesoros impidieron que escucharan el dulce canto de las nereidas que embelesó y distrajo a los guardianes del orden. Así pudieron huir y disfrutar del botín.
Serpico
31 de May de 2020 / 17:18
31 de May de 2020 / 17:18
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