Todo estaba listo. El telón del fondo mostraba una escena del juicio final. Dos actores disfrazados de santos depositaban el cuerpo de un voluntario en un sepulcro improvisado. Detrás, los tataranietos discutían sobre qué tan intenso habría sido el orgasmo que mató a su ancestro el conde, mientras un grisáceo fraile que fingía pena, amenazaba a los presentes para mostrar seriedad o quemarlos con la antorcha que sostenía un niño. Solo así fue posible legar a la posteridad “El entierro del conde de Orgaz”, porque el pintor, argumentando trámites migratorios, llegó con un retraso de dos siglos.
carlos martín briceño
30 de May de 2020 / 18:30
La pintura más famosa de El Greco, escrita por Pseudónimo, selección del 17 de Mayo 30 de May de 2020 / 18:30
carlos martín briceño
 

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