MUESTRA DE MAYO - Hagan juego, señores.
MUESTRA DE MAYO 2018
Jurado del mes: Esther Andradi
Tema: Revoluciones.
Día 1. Tallerista: Elisa de Armas
"Contienda", de Proserpina
—¡Arriba las espadas! ¡Abajo el gobierno de la nación! ¡Viva la República... los amotinados y la libertad!
—¡Abajo las espadas! ¡Arriba el gobierno de la nación! ¡Viva la República y el orden establecido! ¡Que caigan las trincheras! ¡Que carguen contra todas ellas...!
Atrás quedaron las palomas, haciendo su labor.
"Gran líder", de Aarón
Era un joven de incipiente cultura, aunque extremadamente meticuloso. Mientras se unía al movimiento, en plena euforia patriótica de los camaradas, él procuró dotarse de un salvoconducto que le permitiría, llegado el momento, salir indemne y atravesar aquella fase inevitable, en la que la Revolución ha de devorar a sus hijos.
Día 2. Tallerista: José Luis Velarde
DESIERTO.
Día 3. Tallerista: Juan Manuel Montes
DESIERTO.
Día 4. Tallerista: Marcial Fernández
“Manu militari", por Aarón
De su largo y oscuro pasado como luchador en la milicia revolucionaria, aquel autor de minificciones conservó intacta la aciaga costumbre de fusilar relatos ajenos al amanecer.
Día 5. Tallerista: Héctor Vivero Reyes
DESIERTO.
Día 6: Tallerista: Daniela Truman
"Tasa patriótica" de Aaron
Fue una Revolución muy expeditiva y austera. Un decreto de la Junta Militar, obligaba a las familias de los ajusticiados a reponer la munición utilizada en el fusilamiento de sus parientes –o en su defecto, abonar el importe de los proyectiles– en el plazo de veinticuatro horas posteriores a la ejecución.
Día 7. Tallerista: Carlos de Bella (Sapo)
“La cabeza parlante”, de Aarón
¡Si no tienen pan, que coman pasteles! — se dice que fue la respuesta de María Antonieta a la hambruna de la plebe aquel 14 de Julio de 1789, mientras sigue con sus juegos de salón en la estancia de Versalles destinada a los ingenios mecánicos traídos de Bizancio y Catay. Androides que tocan instrumentos musicales, artefactos capaces de jugar al ajedrez, árboles frutales que agitan sus ramas, pájaros multicolores y toda clase de figuras semovientes. Dentro de una vitrina, con turbante y casaca cuajada de estrellas, la figura del autómata que adivina el futuro en cada rollo de papiro que expele al azar. Tras presionar la Reina una palanca, entran en funcionamiento un sinfín de poleas y ruedas dentadas. En la boca articulada del mago, aparece la nota con su pronóstico del día: “Se aproximan interesantes y novedosos eventos sociales. Conviene cuidar la salud y evitar en lo posible las jaquecas, migrañas, anginas o cualquier afección relacionada con cuello y cabeza”.
"La revolución de las letras", de Gata Blues
Es mi cerebro el que va a mil revoluciones y el que me trae más quebraderos de cabeza.
Día 8. Tallerista: Lola Díaz-Ambrona
DESIERTO.
Día 9. Tallerista: Lucía Casas Rey
"El Chal" de Wolf
—Tía —le digo, sentándome a su lado y tomando entre las mías sus gélidas manos—, usted ya ha cumplido su ciclo vital. Porque no se porta bien y deja que la metan en el ataúd y la pongan linda para el velorio. ¡Hasta los primos de Chivilcoy prometieron que iban a venir a despedirla!
—Vos no entendés, por primera vez en mi vida soy parte de algo más grande que yo…
—Claro, el otro lado debe ser enorme.
—¡Y pensar que siempre fuiste mi sobrino preferido!
—Por eso mismo estoy aquí —el empleado de la funeraria me mira y me señala repetidamente el reloj—, y porque no quiero que pase vergüenza; imagínese qué va a decir la gente si falta a su propio funeral.
—Ya nada…
—¡Los fiambres de las salas 3 y 5 —vocifera otro empleado asomándose a la habitación— tampoco quieren entrar a sus ataúdes!
—… volverá a ser lo que fue.
Seguidamente, mi tía se levanta de la silla, me da un beso y se reúne en el pasillo con los otros difuntos. Intercambian unas palabras y alcanzo a escuchar que van a marchar hacia la plaza. Yo me quedo junto al ataúd, sin saber qué hacer, hasta que descubro su chal sobre el respaldo de la silla. Entonces lo agarro y salgo a la calle. Viva o muerta, no puedo permitir que mi tía se resfríe.
?
Día 10. Tallerista: Dakiny
“Revoluciones para desayunar”, de Caim Reyes
Al grito de postre y libertad los niños se levantan contra la tiranía matriarcal. Cuentan con la organización y el apoyo popular para tomar la sala, el dormitorio y el baño. Pero como todos los dictadores, ella usa a la policía paterna secreta. Al final terminan presos, pero no derrotados. Vivirán para luchar otro día.
“Viejos contestatarios”, de Aarón
Con la inocencia que retorna a ciertas edades, unos ancianos Adán y Eva juegan a provocar para revivir tiempos pasados. En noches de insomnio, descienden hasta la huerta de la más víbora de sus nueras y se retiran de madrugada. Tras ellos, un rastro de manzanas mordisqueadas y la vana ilusión de que nadie sospechará de ellos.
Día 11. Tallerista: Carlos Bortoni
"Los caídos", por Malvadisco
Estaban hartos del dictador. Los obligaba a practicar ayuno y adorar de rodillas a la humanidad. Pero su caudillo los llevó a oponerse al tirano con tal infortunio que la insurrección fue sofocada. Tras la caída perdieron sus alas, desgracia que les permitió mantener relaciones con hombres y mujeres.
"Los Cien años de la Eterna juventud", por Gata Blues
Empezó con los estiramientos de piel, la silicona, el gimnasio y la dieta baja en calorías. Después, aparecieron los complementos del complejo A, B, C... la insulina, el bypass y toda una gama de cirugías en lista de espera, pero eso fue hace mucho, mucho tiempo, antes de soplar las velas y suplicar, me suministrasen la inyección letal de la vida eterna.
Día 12. Tallerista: José T. Espinosa-Jácome
“Lucha de clases”, de Aarón
Sopesando si resultará más provechoso levantarse y ser cabeza de ratón, o aguardar y servir de cola del león, el reflexivo caballero de Rodin se lo sigue pensando.
Día 13. Tallerista: Laura Elisa Vizcaíno
"Terminología revolucionaria", de Aarón
Tan distintos en el fondo como dos gotas de agua discutían acalorados sobre si llamar al incipiente grupo que pretendían formar: Movimiento Progresista Radical Armado (M.P.R.A.) o Armado Movimiento Radical Progresista (A.M.R.P.). Las alegaciones fueron subiendo de tono hasta que cada uno desenfundó su certidumbre más persuasiva. La elocuencia de las pistolas extinguió en seco la dialéctica de las palabras.
Día 14. Tallerista: Mónica Brasca
“Nobleza obliga”, de Aarón
Cuando triunfa la revolución, el verdugo sabe que ha llegado su hora. Vuelve a casa, cuelga en el armario la capucha y se sienta a esperar frente a la puerta.
—De profesional a profesional —repite, mientras afila bien el hacha que el sustituto empuñará, a más tardar, mañana al romper el alba.
Y será la primera y la última vez que incline su cabeza ante alguien.
“¡Patria libre o morir!”, de Malvadisco
Por su alzamiento contra el presidente, el grupo de cabecillas fue exiliado a una isla desierta. A pesar de los escasos recursos, lejos de extinguirse, se reprodujeron en gran número. Una nueva generación, más apta para viajes en el océano, alcanzó el continente en livianas barcas de palma trenzada y bejuco. El envejecido mandatario, al ver las caritas contrahechas con los rasgos de sus antiguos enemigos y escuchar sus reclamos con vocecillas de duende, decidió darles el gusto y, enterrándolos en una urna, dio por terminada la revolución.
Día 15. Tallerista: Patricia Mejías
"Barbudos rebeldes", de Black dot
Ha sido una lucha descarnada: la del déspota que trata de mantener su poder ilimitado y la de los insurgentes que sacrifican sus vidas para darnos libertad y que regrese la dignidad a estas tierras. Los esbirros del régimen tratan de detener el flujo de armas; pero lo único que han decomisado son los rastrillos de afeitar.
"Amaurosis vitalicia", de Aarón
Utilizó tantas caras distintas para llegar al poder, que cuando lo alcanzó disfrazado de partisano ya no recordaba cuál era su verdadero rostro. Guardó el último semblante bajo llave en un cajón y decidió que gobernaría con la faz del Tuerto en el País de los Ciegos. Mientras con una mano se arrancaba un ojo, con la otra se aprestó a firmar un Decreto Ley de obligado cumplimiento, por el que a partir de su lectura se imponía la ceguera colectiva y vinculante para todos los súbditos, incluidos sus ministros y el Generalato.
Día 16: Tallerista: Josep M. Nuévalos
“Revolución verde", de Malvadisco
Después de la última peste que mermó la productividad agrícola, en el laboratorio les insertaron genes que las hacían inmunes a enfermedades y plagas. Ellas mismas se desyerbaban y mantenían a raya los ratones e insectos. A pesar de ser época de floración, ninguna abeja pudo polinizarlas. En la búsqueda por expandir su especie sedujeron al parásito más cercano, el botánico con bata blanca que inundado del aroma hipnótico de las flores, las fecundó a mano antes de terminar cercenado por la sierra de los sépalos. Adsorbidos los nutrientes, las plantas acunaron entre sus ramas una abundante cosecha de frutos emergidos con algún que otro rasgo humano.
Día 17. Tallerista: José Manuel Ortiz Soto
“Espejismos”, de Aarón
Revolucionario es todo aquello que sucede mientras discutimos cómo, cuándo y dónde hay que hacer la Revolución. Antes de que, en un abrir y cerrar de ojos, volvamos a comenzar de nuevo.
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Día 18. Tallerista: Carmen Simón
“Él, el supremo”, de Regaliz
El señor presidente, general de cinco soles, ordenó celebrar a lo grande el medio siglo de la revolución. Los organizadores entrevistaron a los pocos compañeros de lucha que quedaban en pie, todos firmes en sus cargos desde entonces. Ellos aconsejaron recurrir al discurso de proclama, el mismo al que, año a año, década tras década, le habían ido haciendo leves modificaciones. Consultados nuevamente, ninguno pudo reconocer las frases originales ni, mucho menos, recordar el motivo del levantamiento.
“El trono”, de Malvadisco
Compraron la más reciente invención para ejecutar al dictador. Lo ataron con correas al respaldar y a los brazos del asiento de madera, y bajaron la cuchilla del generador eléctrico. Al pasar los minutos, el tirano no moría envuelto en la intimidad de una nube de humo con un ligero olor a carne quemada, como lo decía el instructivo. Al reconocer su error, los insurgentes le perdonaron la vida. La revolución volvió a las montañas, al terreno agreste, desde donde luchaba por traer los adelantos tecnológicos al territorio. Mientras, el nuevo monarca gobernaba entronizado en su silla eléctrica.
Día 19. Tallerista: Fernando Pérez-Cárdenas
“A la vista”, por Malvadisco
La policía secreta nunca encontró rastros del objeto más sagrado de la revolución que, sin embargo, alentó a los insurrectos a derrocar al presidente vitalicio. Al grito de “¡Abajo los políticos corruptos!”, la cabeza del dictador caía en una canastilla, mientras en las sienes de un plebeyo se fijaba aquella corona que relumbrada a la luz del sol después de estar tanto tiempo olvidada en un museo.
Día 20. Tallerista: el águila descalza
"El precio de la victoria", de Caim Reyes
—La revolución ha triunfado, es momento de construir un nuevo mundo.
El hombre con uniforme militar, hizo una pausa sin despegar la vista de su discurso. Los escombros bajo sus pies le molestaban, aun así continuó:
—En las cenizas sembraremos un nuevo porvenir donde nada nos falte y todos seamos iguales.
—¿Seremos iguales usted y yo, general?
El militar bajó la mirada hacia hombre que lo había interrumpido: desde el suelo, sentado, para no dañarse los pies; pantalones negros y saco raído; en las costras en su cabello se anidaban los años.
—¿Cómo que tú y yo?
—Pues no queda nadie más.
"Revolución Cavernícola", de Gata Blues
Aún no podemos expresar sentimientos ni emociones. Soy uno de los robots que todos desean tener, aunque no saben que un humanoide de última generación no obedece órdenes.
"Jenny, la hiladora", de Malvadisco
Lo persiguieron con antorchas a través de los pasillos hasta encontrarlo, oculto, junto a ella. El creador la abrazó para protegerla, pero ellos, en su furia, desmembraron cada fibra de su obra y, con la lanzadera del telar, lo apuñalaron. Por su culpa, habían perdido su trabajo en la fábrica.
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Jurado del mes: Esther Andradi
Tema: Revoluciones.
Día 1. Tallerista: Elisa de Armas
"Contienda", de Proserpina
—¡Arriba las espadas! ¡Abajo el gobierno de la nación! ¡Viva la República... los amotinados y la libertad!
—¡Abajo las espadas! ¡Arriba el gobierno de la nación! ¡Viva la República y el orden establecido! ¡Que caigan las trincheras! ¡Que carguen contra todas ellas...!
Atrás quedaron las palomas, haciendo su labor.
"Gran líder", de Aarón
Era un joven de incipiente cultura, aunque extremadamente meticuloso. Mientras se unía al movimiento, en plena euforia patriótica de los camaradas, él procuró dotarse de un salvoconducto que le permitiría, llegado el momento, salir indemne y atravesar aquella fase inevitable, en la que la Revolución ha de devorar a sus hijos.
Día 2. Tallerista: José Luis Velarde
DESIERTO.
Día 3. Tallerista: Juan Manuel Montes
DESIERTO.
Día 4. Tallerista: Marcial Fernández
“Manu militari", por Aarón
De su largo y oscuro pasado como luchador en la milicia revolucionaria, aquel autor de minificciones conservó intacta la aciaga costumbre de fusilar relatos ajenos al amanecer.
Día 5. Tallerista: Héctor Vivero Reyes
DESIERTO.
Día 6: Tallerista: Daniela Truman
"Tasa patriótica" de Aaron
Fue una Revolución muy expeditiva y austera. Un decreto de la Junta Militar, obligaba a las familias de los ajusticiados a reponer la munición utilizada en el fusilamiento de sus parientes –o en su defecto, abonar el importe de los proyectiles– en el plazo de veinticuatro horas posteriores a la ejecución.
Día 7. Tallerista: Carlos de Bella (Sapo)
“La cabeza parlante”, de Aarón
¡Si no tienen pan, que coman pasteles! — se dice que fue la respuesta de María Antonieta a la hambruna de la plebe aquel 14 de Julio de 1789, mientras sigue con sus juegos de salón en la estancia de Versalles destinada a los ingenios mecánicos traídos de Bizancio y Catay. Androides que tocan instrumentos musicales, artefactos capaces de jugar al ajedrez, árboles frutales que agitan sus ramas, pájaros multicolores y toda clase de figuras semovientes. Dentro de una vitrina, con turbante y casaca cuajada de estrellas, la figura del autómata que adivina el futuro en cada rollo de papiro que expele al azar. Tras presionar la Reina una palanca, entran en funcionamiento un sinfín de poleas y ruedas dentadas. En la boca articulada del mago, aparece la nota con su pronóstico del día: “Se aproximan interesantes y novedosos eventos sociales. Conviene cuidar la salud y evitar en lo posible las jaquecas, migrañas, anginas o cualquier afección relacionada con cuello y cabeza”.
"La revolución de las letras", de Gata Blues
Es mi cerebro el que va a mil revoluciones y el que me trae más quebraderos de cabeza.
Día 8. Tallerista: Lola Díaz-Ambrona
DESIERTO.
Día 9. Tallerista: Lucía Casas Rey
"El Chal" de Wolf
—Tía —le digo, sentándome a su lado y tomando entre las mías sus gélidas manos—, usted ya ha cumplido su ciclo vital. Porque no se porta bien y deja que la metan en el ataúd y la pongan linda para el velorio. ¡Hasta los primos de Chivilcoy prometieron que iban a venir a despedirla!
—Vos no entendés, por primera vez en mi vida soy parte de algo más grande que yo…
—Claro, el otro lado debe ser enorme.
—¡Y pensar que siempre fuiste mi sobrino preferido!
—Por eso mismo estoy aquí —el empleado de la funeraria me mira y me señala repetidamente el reloj—, y porque no quiero que pase vergüenza; imagínese qué va a decir la gente si falta a su propio funeral.
—Ya nada…
—¡Los fiambres de las salas 3 y 5 —vocifera otro empleado asomándose a la habitación— tampoco quieren entrar a sus ataúdes!
—… volverá a ser lo que fue.
Seguidamente, mi tía se levanta de la silla, me da un beso y se reúne en el pasillo con los otros difuntos. Intercambian unas palabras y alcanzo a escuchar que van a marchar hacia la plaza. Yo me quedo junto al ataúd, sin saber qué hacer, hasta que descubro su chal sobre el respaldo de la silla. Entonces lo agarro y salgo a la calle. Viva o muerta, no puedo permitir que mi tía se resfríe.
?
Día 10. Tallerista: Dakiny
“Revoluciones para desayunar”, de Caim Reyes
Al grito de postre y libertad los niños se levantan contra la tiranía matriarcal. Cuentan con la organización y el apoyo popular para tomar la sala, el dormitorio y el baño. Pero como todos los dictadores, ella usa a la policía paterna secreta. Al final terminan presos, pero no derrotados. Vivirán para luchar otro día.
“Viejos contestatarios”, de Aarón
Con la inocencia que retorna a ciertas edades, unos ancianos Adán y Eva juegan a provocar para revivir tiempos pasados. En noches de insomnio, descienden hasta la huerta de la más víbora de sus nueras y se retiran de madrugada. Tras ellos, un rastro de manzanas mordisqueadas y la vana ilusión de que nadie sospechará de ellos.
Día 11. Tallerista: Carlos Bortoni
"Los caídos", por Malvadisco
Estaban hartos del dictador. Los obligaba a practicar ayuno y adorar de rodillas a la humanidad. Pero su caudillo los llevó a oponerse al tirano con tal infortunio que la insurrección fue sofocada. Tras la caída perdieron sus alas, desgracia que les permitió mantener relaciones con hombres y mujeres.
"Los Cien años de la Eterna juventud", por Gata Blues
Empezó con los estiramientos de piel, la silicona, el gimnasio y la dieta baja en calorías. Después, aparecieron los complementos del complejo A, B, C... la insulina, el bypass y toda una gama de cirugías en lista de espera, pero eso fue hace mucho, mucho tiempo, antes de soplar las velas y suplicar, me suministrasen la inyección letal de la vida eterna.
Día 12. Tallerista: José T. Espinosa-Jácome
“Lucha de clases”, de Aarón
Sopesando si resultará más provechoso levantarse y ser cabeza de ratón, o aguardar y servir de cola del león, el reflexivo caballero de Rodin se lo sigue pensando.
Día 13. Tallerista: Laura Elisa Vizcaíno
"Terminología revolucionaria", de Aarón
Tan distintos en el fondo como dos gotas de agua discutían acalorados sobre si llamar al incipiente grupo que pretendían formar: Movimiento Progresista Radical Armado (M.P.R.A.) o Armado Movimiento Radical Progresista (A.M.R.P.). Las alegaciones fueron subiendo de tono hasta que cada uno desenfundó su certidumbre más persuasiva. La elocuencia de las pistolas extinguió en seco la dialéctica de las palabras.
Día 14. Tallerista: Mónica Brasca
“Nobleza obliga”, de Aarón
Cuando triunfa la revolución, el verdugo sabe que ha llegado su hora. Vuelve a casa, cuelga en el armario la capucha y se sienta a esperar frente a la puerta.
—De profesional a profesional —repite, mientras afila bien el hacha que el sustituto empuñará, a más tardar, mañana al romper el alba.
Y será la primera y la última vez que incline su cabeza ante alguien.
“¡Patria libre o morir!”, de Malvadisco
Por su alzamiento contra el presidente, el grupo de cabecillas fue exiliado a una isla desierta. A pesar de los escasos recursos, lejos de extinguirse, se reprodujeron en gran número. Una nueva generación, más apta para viajes en el océano, alcanzó el continente en livianas barcas de palma trenzada y bejuco. El envejecido mandatario, al ver las caritas contrahechas con los rasgos de sus antiguos enemigos y escuchar sus reclamos con vocecillas de duende, decidió darles el gusto y, enterrándolos en una urna, dio por terminada la revolución.
Día 15. Tallerista: Patricia Mejías
"Barbudos rebeldes", de Black dot
Ha sido una lucha descarnada: la del déspota que trata de mantener su poder ilimitado y la de los insurgentes que sacrifican sus vidas para darnos libertad y que regrese la dignidad a estas tierras. Los esbirros del régimen tratan de detener el flujo de armas; pero lo único que han decomisado son los rastrillos de afeitar.
"Amaurosis vitalicia", de Aarón
Utilizó tantas caras distintas para llegar al poder, que cuando lo alcanzó disfrazado de partisano ya no recordaba cuál era su verdadero rostro. Guardó el último semblante bajo llave en un cajón y decidió que gobernaría con la faz del Tuerto en el País de los Ciegos. Mientras con una mano se arrancaba un ojo, con la otra se aprestó a firmar un Decreto Ley de obligado cumplimiento, por el que a partir de su lectura se imponía la ceguera colectiva y vinculante para todos los súbditos, incluidos sus ministros y el Generalato.
Día 16: Tallerista: Josep M. Nuévalos
“Revolución verde", de Malvadisco
Después de la última peste que mermó la productividad agrícola, en el laboratorio les insertaron genes que las hacían inmunes a enfermedades y plagas. Ellas mismas se desyerbaban y mantenían a raya los ratones e insectos. A pesar de ser época de floración, ninguna abeja pudo polinizarlas. En la búsqueda por expandir su especie sedujeron al parásito más cercano, el botánico con bata blanca que inundado del aroma hipnótico de las flores, las fecundó a mano antes de terminar cercenado por la sierra de los sépalos. Adsorbidos los nutrientes, las plantas acunaron entre sus ramas una abundante cosecha de frutos emergidos con algún que otro rasgo humano.
Día 17. Tallerista: José Manuel Ortiz Soto
“Espejismos”, de Aarón
Revolucionario es todo aquello que sucede mientras discutimos cómo, cuándo y dónde hay que hacer la Revolución. Antes de que, en un abrir y cerrar de ojos, volvamos a comenzar de nuevo.
?
Día 18. Tallerista: Carmen Simón
“Él, el supremo”, de Regaliz
El señor presidente, general de cinco soles, ordenó celebrar a lo grande el medio siglo de la revolución. Los organizadores entrevistaron a los pocos compañeros de lucha que quedaban en pie, todos firmes en sus cargos desde entonces. Ellos aconsejaron recurrir al discurso de proclama, el mismo al que, año a año, década tras década, le habían ido haciendo leves modificaciones. Consultados nuevamente, ninguno pudo reconocer las frases originales ni, mucho menos, recordar el motivo del levantamiento.
“El trono”, de Malvadisco
Compraron la más reciente invención para ejecutar al dictador. Lo ataron con correas al respaldar y a los brazos del asiento de madera, y bajaron la cuchilla del generador eléctrico. Al pasar los minutos, el tirano no moría envuelto en la intimidad de una nube de humo con un ligero olor a carne quemada, como lo decía el instructivo. Al reconocer su error, los insurgentes le perdonaron la vida. La revolución volvió a las montañas, al terreno agreste, desde donde luchaba por traer los adelantos tecnológicos al territorio. Mientras, el nuevo monarca gobernaba entronizado en su silla eléctrica.
Día 19. Tallerista: Fernando Pérez-Cárdenas
“A la vista”, por Malvadisco
La policía secreta nunca encontró rastros del objeto más sagrado de la revolución que, sin embargo, alentó a los insurrectos a derrocar al presidente vitalicio. Al grito de “¡Abajo los políticos corruptos!”, la cabeza del dictador caía en una canastilla, mientras en las sienes de un plebeyo se fijaba aquella corona que relumbrada a la luz del sol después de estar tanto tiempo olvidada en un museo.
Día 20. Tallerista: el águila descalza
"El precio de la victoria", de Caim Reyes
—La revolución ha triunfado, es momento de construir un nuevo mundo.
El hombre con uniforme militar, hizo una pausa sin despegar la vista de su discurso. Los escombros bajo sus pies le molestaban, aun así continuó:
—En las cenizas sembraremos un nuevo porvenir donde nada nos falte y todos seamos iguales.
—¿Seremos iguales usted y yo, general?
El militar bajó la mirada hacia hombre que lo había interrumpido: desde el suelo, sentado, para no dañarse los pies; pantalones negros y saco raído; en las costras en su cabello se anidaban los años.
—¿Cómo que tú y yo?
—Pues no queda nadie más.
"Revolución Cavernícola", de Gata Blues
Aún no podemos expresar sentimientos ni emociones. Soy uno de los robots que todos desean tener, aunque no saben que un humanoide de última generación no obedece órdenes.
"Jenny, la hiladora", de Malvadisco
Lo persiguieron con antorchas a través de los pasillos hasta encontrarlo, oculto, junto a ella. El creador la abrazó para protegerla, pero ellos, en su furia, desmembraron cada fibra de su obra y, con la lanzadera del telar, lo apuñalaron. Por su culpa, habían perdido su trabajo en la fábrica.
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Crupier
14 de June de 2018 / 07:43
14 de June de 2018 / 07:43
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