RITUAL ROTO, de cero
Era el momento más importante, rezar frente a la virgen, acomodarse la coleta y doblar en el brazo la muleta. Pero el subalterno Manolito cometió un error: ajustó demasiado el chalequillo y este se rasgó en la parte de atrás. El semblante del torero se oscureció, los demás presentes se miraron preocupados y empezaron a murmurar que le llegaría una cornada fatal. Incluso el apoderado sufrió un desmayo.
Esa tarde fue la mejor de su carrera: cortó orejas, rabos y además salió en hombros del ruedo.



CREER O COLAPSAR, de Telares


En mi país el veintinueve de cada mes, religiosamente, nos reunimos en familia o con amigos a comer ñoquis. El ritual, del que algunos incrédulos todavía se burlan, se completa poniendo un billete “llamador” debajo del plato para atraer la abundancia o, al menos, llegar a fin del mes siguiente con holgura.

Hace casi cuarenta años que en casa mantenemos la tradición, con algunas variantes. En esta época en que el peso argentino no alcanza para nada, agregamos dólares, euros o reales. Hace unos meses, el día sagrado nos encontró de viaje. Recorrimos restoranes, rotiserías y supermercados, pero no conseguimos un solo ñoqui.

Desde entonces se sucedieron gastos inesperados, deudores rebeldes, acreedores insaciables y clientes remisos a comprar en nuestro negocio. El contador le echa la culpa de la debacle a la crisis. Nosotros sabemos bien que la causa son las lasañas con que tuvimos que contentarnos aquel veintinueve..