Selección del 14 de abril
Destino, de Carabela
Podía localizarla en el patio de juego siguiendo ese aroma a palomitas de maíz y sirope de fresa que anidaba entre sus trenzas. Una tarde, ella no volvió. Seguí esa fragancia durante años por parques y avenidas como si fuera el hilo rojo que me atara al amor de mi vida. La búsqueda me llevó hasta una mujer en el tianguis. Sentada en un banquillo, le lustraba el calzado a un cliente que se mantenía absorto en el vaivén de sus ubres gigantescas, mientras ella rumiaba que su expareja le había puesto un par de cuernos en la mollera.
Como si sintiera mi presencia, la mujer levantó la mirada.
—Jefecito, ¿le boleo los zapatos? Se los dejo bien chidos, mi rey —dijo sonriendo. ¡Era ella, y estaba chimuela!
Di una vuelta y corrí desandando el camino, alejándome de su hedor a pañales sucios, platos sin lavar y sábanas sudadas y empapadas en alcohol..
Podía localizarla en el patio de juego siguiendo ese aroma a palomitas de maíz y sirope de fresa que anidaba entre sus trenzas. Una tarde, ella no volvió. Seguí esa fragancia durante años por parques y avenidas como si fuera el hilo rojo que me atara al amor de mi vida. La búsqueda me llevó hasta una mujer en el tianguis. Sentada en un banquillo, le lustraba el calzado a un cliente que se mantenía absorto en el vaivén de sus ubres gigantescas, mientras ella rumiaba que su expareja le había puesto un par de cuernos en la mollera.
Como si sintiera mi presencia, la mujer levantó la mirada.
—Jefecito, ¿le boleo los zapatos? Se los dejo bien chidos, mi rey —dijo sonriendo. ¡Era ella, y estaba chimuela!
Di una vuelta y corrí desandando el camino, alejándome de su hedor a pañales sucios, platos sin lavar y sábanas sudadas y empapadas en alcohol..
Mónica Brasca
02 de May de 2023 / 02:47
02 de May de 2023 / 02:47
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