RECUERDOS ENVASADOS de Alameda

Que sea lo que Dios quiera, pensé. Me persigné y toqué el timbre.

Cuando se abrió la puerta, me recibió un exquisito olor a lomo al champiñón, el menú prometido. El dueño de casa me hizo pasar. Dejamos atrás un living moderno, avanzamos por el comedor; alcancé a ver, a un costado, una cocina impecable. La mesa para dos estaba dispuesta en el jardín, con velas, flores, delicada vajilla, copones y un decantador de vino. Se había esmerado mucho en agasajarme; tanto como yo había dudado en aceptar la primera cita desde mi divorcio.

—Está todo perfecto —dije.

—Falta un detalle para que podamos cenar en paz —dijo él.

Y encendió varias antorchas estratégicamente ubicadas en el patio. Me llegó un aroma fresco y cítrico. Era el olor a citronela predominante en el hotel de playa donde pasamos las últimas vacaciones en familia, para siempre impregnado en mi memoria junto con el mensaje que encontré en el celular de mi marido, el día antes de volver.

En toda la noche no hubo halagos ni champán que pudieran recuperar la magia que la citronela había ahuyentado, además de los mosquitos..
Eliana Soza
28 de April de 2023 / 10:19
Selección Día 19 28 de April de 2023 / 10:19
Eliana Soza
 

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