Selecciones de septiembre
Tema: Juegos de infancia
Jueza: Karla Gabriela Barajas Ramos

Día 1
Tallerista: Carmen Simón
Una novia en cada puerto
Héctor
Papá era chofer de autobús y, mientras conducía de una ciudad a otra, peinaba el interior del vehículo por medio del retrovisor, tratando de localizar a alguna pasajera resbalosa. Cuando fijaba un blanco, comenzaba a enviarle señales en clave morse con los reflejos que emitían los Ray-Ban, que cubrían sus ojos seductores. En ocasiones, mi hermano y yo lo acompañamos. Sentados en los asientos traseros y con el estómago en la garganta, jugábamos a ir en una canoa sin remos, sorteando toda clase de riesgos, río abajo, tal como le reclamaba mi madre. A veces, durante el trayecto, unos niños parecidos a papá, abordaban el camión y jugaban con nosotros. Hasta que la canoa naufragó.
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Día 2
Tallerista: Alférez (Coordinación de La Marina 2022, en lugar de)
Crisis
Camaleón
Después de haber jugado a la guerra por un tiempo, acusó a su hermano menor de traición y mil cosas más. Tras amenazarlo, invadió su recámara y empezó a destrozar sus juguetes. Ante el estruendo, se escuchó la voz de la madre:
—¡Vladimir! ya te he dicho que no abuses de tu hermano. Ay, Dios. ¿Qué voy a hacer contigo?
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Día 3
Tallerista: Jorge Oropeza
Un, dos, tres, al escondite inglés
manlyf
De pequeño me encantaba jugar al escondite. Por muy bien que se escondieran, los encontraba siempre. Solo yo, nadie más volvía a verles.
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Día 4
Tallerista: Marcial Fernández
El charco azul
Héctor
Cuando éramos niños, Suzana y yo jugábamos a la princesa y el sapo. Ella se disfrazaba con los ornamentos propicios de la realeza y, yo, con un traje barato de anfibio. Sus padres gozaban de solvencia financiera. Yo me introducía en un cubo de plástico lleno de agua con tierra para simular una charca, esperando con locura el besito de su alteza que me convertiría en príncipe. La enviaron a estudiar al extranjero. Dos décadas después, a su regreso, me dijo:
—¿Qué te pasó?
—¿No entiendo la pregunta?
—¡Ya no eres aquel niño bonito!
Avergonzado, contesté:
—Con un beso tuyo volveré a ser tu querido de antes.
—No lo creo. Eso te costaría mucho dinero.
Concluyó:
--Soy cirujano plástico.

El especialista
por Chester Truman
Siempre presumía de ser el mejor jugando al escondite: hoy se cumplen quince años desde la última vez que tuvimos noticias de él..Marcial Fernández
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Día 5
Tallerista: Daniel Frini

Adrenalina
Yonosoykafka
Cuando nos aburrimos de los juegos tradicionales optamos por la ruleta rusa, pero también se nos ha quedado pequeña. Hoy será el primer día que jugamos con el cargador completo.

Historia lúdica
Pepe Le Pew
Se dice que, al igual que Nikola Tesla, Herodes I el Grande fue un genio incomprendido y adelantado a su época. Para deleite de los niños a los que amaba y para fomentar las actividades lúdicas entre ellos, electrificó el conocido juego de las sillas, inventó una guillotina tamaño infantil, un paredón de fusilamiento de juguete, canicas con nitroglicerina y golosinas expansivas. El más célebre de sus inventos, que se cree yace debajo del Muro de las Lamentaciones, es un triciclo con motor a chorro.

Pandemia
Big Brother
Triste y pensativo, el columpio se mecía levemente con el viento. Una voz cercana lo sacó de sus pensamientos:
—¿Los extrañas?
—¿A quienes?, resbaladilla.
—Pues a los niños, ¿a quién más?
—No pensaba en ellos, sino en los inútiles de los servicios municipales. Ve nada más cómo nos tienen abandonados.
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Día 6
Tallerista: Daniela Truman
Desierto
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Día 7
Tallerista: Sara Coca
Rayuela
Bala Rasa
Se hundió al aterrizar sobre la casilla del 4, como si se la hubiese tragado la tierra: desde entonces, no hemos vuelto a saber de ella.

Proclividad
Bebé
Por quinta vez, y como todos los días, escuché la voz de Agripina que le gritaba a su hijo:
—Ya te he dicho mil veces que no juegues con fósforos, Claudio Nerón César Druso. Por Júpiter, ¿cuándo vas a entender?

Gran pérdida
Posdata
Después del confinamiento por la pandemia los niños regresaron, por fin, a clases presenciales. Durante ese tiempo remodelaron el patio de recreo, los juegos infantiles y las canchas para deportes de la escuela. El director, maestras y maestros esperaban con ansia volver a ver a los cientos de cabecitas saltando, dando vueltas y corriendo por todas partes. Cuando sonó la campana para salir al recreo, todos permanecieron en sus bancas, ensimismados en sus videojuegos o enviando mensajes a los amigos que estaban apenas a unos metros de distancia.
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Día 8
Tallerista: Tequila

Renuncia
Papalotl
El mayordomo se prepara para un largo viaje. Oculta entre sus ropas la valiosa daga toledana y cierra la maleta. Entretanto, el Conde de Valleverde no sabe qué hacer; deambula inquieto, cual alma en pena, por los pasillos y salones de la solariega mansión en busca de la joya familiar. No puede permitir que el sirviente se vaya sin aclarar el delito. Al verlo salir de su recámara, busca interponerse en su camino, grita y corre detrás de él en un último intento por detenerlo; y mientras, desesperado, atraviesa habitaciones, muebles y paredes, la cocinera y el jardinero, únicos testigos de su asesinato, también flotan en el aire, se miran uno al otro y se encogen de hombros.
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Día 9
Tallerista: Lucía Casas Rey

Los juegos que todos juegan (II) -Diplomacia
Pepe Le Pew
La escuela organizó un "Modelo de Naciones Unidas", ejercicio a modo de juego de roles entre los niños para inculcar los principios de diálogo, tolerancia, no-exclusión, diplomacia, autodeterminación y todos aquellos por los que se rige el máximo organismo mundial.
Todo parecía ir bien hasta que el delegado de Rusia amenazó con lanzar misiles nucleares a los Estados Unidos quien, de inmediato, advirtió que haría lo mismo. El representante de China solo reía y se burlaba de ellos. Cuando le preguntaron la razón respondió: "Estos dos idiotas no saben que nosotros acabamos de lanzarles varios a sus países".
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Día 10
Tallerista: Tomás del Rey
El camaleón
Pseudónimo
Cuando pequeños jugábamos fútbol, carreras, a las luchas o a trepar árboles, pero lo que más le gustaba a Marcos era a las escondidas. Tenía una especial habilidad para hallar los escondites más inusuales o mimetizarse con el entorno y siempre nos vencía. Ahora que miro con nostalgia hacia atrás, no puedo creer que ya hayan pasado más de veinte años desde la última vez que lo vi; menos aún que todavía sigamos buscándolo para declararlo ganador.
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Día 11
Tallerista: Carlos Bortoni

Feminidad precoz
Héctor
Con Rosita, jugábamos al paciente y a la doctora. Aunque yo era dos años mayor, éramos de igual estatura. Hacíamos el consultorio con paredes de cartón o sillas y poníamos una cobija como techo. Me acostaba en el suelo y ella me auscultaba con su estetoscopio de plástico, vistiendo una bata blanca. Una vez que me presenté en pantalón corto, después de su rutinaria revisión, preguntó:
—¿Qué tienes ahí?— señalando hacia mis genitales —bájatelo—,ordenó.
Lo hice y dije:
—Es algo que, cuando crezcas, te va a gustar mucho.
—Estás loco— dijo al salir de la casita, riéndose —esa cosa tan pequeña no le gustaría a ninguna mujer grande— y se alejó junto con su burla interminable..
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Día 12
Tallerista: Águila descalza
Desierta
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Día 13
Tallerista: Víctor M. Campos

Próximamente
Ccasier
Del último juego sabemos poco. Solo te recomendamos que estés preparado.
Innovación
Papalotl
—Hijo, por un demonio. ¿Qué hace mi pistola en tu mochila de la escuela?
—Ah, papá, no te preocupes. Es que hoy vamos a practicar un nuevo juego que se llama Sandy Hook con mis compañeros.
Escuela de fantasmas
PepeBrasa
Me dijeron que me lanzase desde la azotea, que aún tenía cuatro vidas. Sumiso, obedecí. Hoy vago entre la multitud como un fantasma más.
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Día 14
Tallerista: Mónica Brasca
El pequeño comerciante
Héctor
Entre niños lustrabotas, vendeperiódicos y vendefrutas jugábamos a los tres hoyos o a la puntería. Si alguno de nosotros le ganaba sus canicas a Monchito, que era huérfano y el más pobre de todos, en represalia, él amenazaba con tragárselas. Así, ante el morbo general, las hacía desaparecer en su boca. Al día siguiente, apostaba con las mismas canicas. Llegó a almacenar tantas que las vendía a niños de barrios aledaños quienes, felices e ignorantes del proceso que habían sufrido, las compraban a bajo precio.
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Día 15
Tallerista: Aída López Sosa
Desierto
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Día 16
Tallerista: Josep M. Nuévalos

A perpetuidad
PepeBrasa
Se busca niño ingenuo para juego infantil; nos basta con que empiece a contar hasta que nosotros desaparezcamos. ¡Ah¡ Y no debe parar aunque alguien le avise.
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Día 17
Tallerista: Carlos Martín Briceño

Ascendente
Cris Down
Cuando batió el récord saltando a la comba todos pensamos que pararía satisfecho. Pero la inercia le llevó a seguir saltando hasta que, poco a poco, comenzó a elevarse y se perdió entre las copas de los árboles. Jamás volvimos a verle.

Ahorcado
Perinoloca
De chico, mientras esperábamos el regreso del profe que había salido al baño, jugábamos al ahorcado. Ya fuera palabra corta, palabra larga o frase completa, ninguno de mis compañeros me ganaba. Lo más que llegaron a dibujar de mi cuerpo fueron el cuello, los hombros o un brazo, pero nunca una pierna ni mucho menos un pie.
Treinta años después, me han obligado de nuevo a jugarlo, pero sin el entusiasmo de los nueve o diez años. Ahora ni siquiera le dan a uno la oportunidad de descubrir algunas letras. ESTÁS MUERTO, revelan y te lanzan con la soga al cuello desde lo alto de un puente..
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Día 18
Tallerista: Elisa de Armas

El ganador
Carabela
Entre las voces que lo llamaban, distinguió la de su madre. Fingió seguir el juego, aunque los demás lo hubieran acabado hacía rato. No respondió por miedo a que lo regañara. La otra vez, cuando llegó a la casa cubierto de barro y con los bolsillos llenos de cáscaras de naranja, lo castigó con un cinturón. ¡Qué no le haría esta vez si lo viera en ese estado! Con la ropa hecha jirones; la piel del talón rasgada, como si se tratara de un calcetín roto por donde asomaba el hueso; y todo su cuerpo impregnado por un olor nauseabundo que no se atenuaba ni siquiera por estar dentro del congelador, donde se había encerrado un mes atrás, mientras jugaba al escondite en el vertedero.

Uno más
Alameda
“¡Dale, Román, apurate! ¡Pasá la pelota! Te toca patear a vos, ¡vamos, vamos!” era el lenguaje genuinamente inclusivo con el que los chicos de la cuadra me invitaban a jugar en la vereda, festejaban mis atajadas más que sus goles y perdonaban las zancadillas involuntarias que ponía con mis piernas flacas y débiles, apuntaladas por barras metálicas..
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Día 19
Tallerista: Eliana Soza
Desierta
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Día 20
Tallerista: El último Abencerraje
Desierta.