Sel. día 4
EL CHARCO AZUL por Héctor
Cuando éramos niños, Suzana y yo jugábamos a la princesa y el sapo. Ella se disfrazaba con los ornamentos propicios de la realeza y, yo, con un traje barato de anfibio. Sus padres gozaban de solvencia financiera. Yo me introducía en un cubo de plástico lleno de agua con tierra para simular una charca, esperando con locura el besito de su alteza que me convertiría en príncipe. La enviaron a estudiar al extranjero. Dos décadas después, a su regreso, me dijo:
—¿Qué te pasó?
—¿No entiendo la pregunta?
—¡Ya no eres aquel niño bonito!
Avergonzado, contesté:
—Con un beso tuyo volveré a ser tu querido de antes.
—No lo creo. Eso te costaría mucho dinero.
Concluyó:
--Soy cirujano plástico.
EL ESPECIALISTA por Chester Truman
Siempre presumía de ser el mejor jugando al escondite: hoy se cumplen quince años desde la última vez que tuvimos noticias de él..
Cuando éramos niños, Suzana y yo jugábamos a la princesa y el sapo. Ella se disfrazaba con los ornamentos propicios de la realeza y, yo, con un traje barato de anfibio. Sus padres gozaban de solvencia financiera. Yo me introducía en un cubo de plástico lleno de agua con tierra para simular una charca, esperando con locura el besito de su alteza que me convertiría en príncipe. La enviaron a estudiar al extranjero. Dos décadas después, a su regreso, me dijo:
—¿Qué te pasó?
—¿No entiendo la pregunta?
—¡Ya no eres aquel niño bonito!
Avergonzado, contesté:
—Con un beso tuyo volveré a ser tu querido de antes.
—No lo creo. Eso te costaría mucho dinero.
Concluyó:
--Soy cirujano plástico.
EL ESPECIALISTA por Chester Truman
Siempre presumía de ser el mejor jugando al escondite: hoy se cumplen quince años desde la última vez que tuvimos noticias de él..
Marcial Fernández
27 de September de 2022 / 07:16
27 de September de 2022 / 07:16
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