Érase una vez un imbécil que reclamaba que otro Pueblo le pidiese perdón por los errores acontecidos en un pasado muy, muy lejano. El otro pueblo no accedió al requerimiento del Imbécil, ya que, entre otros muchos problemas ,ellos ya tenían a sus propios imbéciles inquiriéndoles otras imbecilidades. Todos los imbéciles ,de uno y otro lado, siguieron promulgando más y más imbecilidades sin llegar a ningún puerto. Lo más triste , lo más funesto, es que al final, entre tanto imbécil suelto, nada solucionaron; ni sus problemas , ni los problemas de los otros. Cuando uno está rodeado de imbéciles la vida se convierte en una imbecilidad . En este mundo solo hay una verdadera lucha , la de los que tienen demasiado contra los que no tienen apenas nada. Fdo. Otro imbécil.