Didáctica práctica, de Pitágoras

Mientras construían un camino de piedrecillas en el monasterio, el aprendiz preguntó al viejo:
—Maestro, ¿es cierto que la verdad y la justicia son como las vías de ferrocarril, y que se juntan al final del camino?
—Esa es una falacia. Si acaso una ilusión, porque ambas son de naturaleza diferente.
—¿Podría explicarse? No comprendo.
—Se rigen por leyes distintas. La primera, por las leyes naturales y es lo que es, nos guste o no; mientras que la segunda, por las leyes humanas y es lo que queremos que sea o lo que suponemos que debería de ser.
—Creo que voy entendiendo ¿Tendrá un ejemplo a la mano?
El viejo tomó la piedra que sostenía y la dejó caer sobre la cabeza del discípulo, quien de inmediato protestó.
—¿Entendiste, querido Zao? La verdad es que la piedra cae irremisiblemente; la justicia, que hubiera caído al piso.

Caso resuelto, de Chester Truman
Pues al final resulta que el asesino del circo es el mimo Olersson. Seis víctimas en total: las mata callando.


Claroscuros, de Serpico

Después de tomarle juramento, se pidió al hombre que declarara sobre lo ocurrido:
—Desde donde yo estaba, recuerdo haber visto cómo las manos del sujeto se extendieron, tomaron a mi esposa del cuello y oprimieron hasta asfixiarla. Luego se fue la luz.
—¿Qué hizo usted?— preguntó el fiscal.
—No pude hacer nada, estaba paralizado por lo que veía.
—¿Reconoció al asesino?
—No, era un desconocido.
—¿Qué ocurrió después?
—No sé exactamente. Estaba oscuro y yo, aturdido, perplejo. Cuando la luz regresó me encontré solo frente al cadáver de mi mujer y llamé a la policía —dijo sin titubeos.
—Su relato resulta poco creíble, ¿está seguro de que no vio algo más?
—Nada que no haya dicho ya.
Ante la mirada del acusador cargada de sospecha, agregó:
—Créame, no fui yo. En verdad esa noche estaba fuera de mí: era otro.

Las viejas escrituras, de Gesel van God

Y fue Dios quien, después de crear el universo, dio vida a la humanidad. Para que ésta tuviera en qué entretenerse, permitió que explorara sus insondables misterios jugando a las adivinanzas y se tomara el trabajo de escribir sus propias versiones de la historia. Más tarde pasarían por el editor, que mostraría su escepticismo con movimientos de cabeza, esbozando una sonrisa al leer aquellos cuentos llenos de candor y fantasía. Tras meditarlo, decidiría dejar los textos como estaban. Después de esa prolongada y narcisista infancia, la raza humana tendría la oportunidad de descubrir la verdad al crecer.

Cuestión de Imagen, de Black dot

De verdad que ha cambiado: silicona en los pechos y en las nalgas, operaciones para mejorar la nariz y disminuir la protuberante mandíbula, tratamientos de láser para remover hasta el último vestigio de vello, maquillaje profesional. Una mujer meliflua, escultural, una diosa. Al verla pasar, los varones imaginan con lascivia el cuerpo desnudo, la poseen una y otra vez y las mujeres se derriten de la más abyecta envidia. Toda la perfección se desvanece cuando, en el bar, los camareros le llaman Francisco..