Selecciones del día 17 de junio
La subjetividad del temor
Por Murata
Al ver a aquellos seres de apariencia simiesca con esa ridícula indumentaria que se decían extraterrestres, echamos a reír. Ellos hicieron lo mismo al vernos. Luego de cruzar miradas y escudriñarnos mutuamente de arriba a abajo, alargamos las manos con desconfianza y, finalmente, las estrechamos. Intercambiamos presentes, nos dimos un abrazo y, entre anécdotas y chistes, fuimos al bar más cercano a celebrar nuestro primer encuentro. Saber que no éramos la única especie inteligente en el universo merecía mitigar la pena con unos tragos de alcohol.
Signos de progreso
Por Sérpico
A diferencia de la última ocasión en que hizo el mismo recorrido a casa de sus padres, esta vez encontró señales a lo largo de la ruta: estaciones de repostaje, cafeterías, restaurantes, centros comerciales, multitud de anuncios publicitarios y bastante tráfico. Era muy satisfactorio constatar que aquel polvoriento y olvidado planeta ya figuraba en los mapas.
Relaciones inestables
Por Carabela
Era imposible establecer una conversación inteligente con él, ni siquiera le servía de asistente en sus experimentos. Ya no era más el hombre hermoso, tonificado y de piel tersa cubierta de una pelusilla como de melocotón. Se había convertido en un simio peludo y panzón que ansiaba poseerla a cada rato de forma violenta. Del hombre de otros tiempos solo quedaban los ojos azules y brillantes como los cristales de un viejo edificio en el que persistían intactos los ventanales.
No obstante, notó claramente en sus pupilas azulosas el resplandor de los celos cuando ella salió del laboratorio con su nueva pareja: un verdadero homo sapiens, tal como lo había sido él antes de que los enlaces moleculares del código genético se desestabilazaran convirtiéndolo en un australopitecus.
El último de nosotros
Por Black Dot
Los vi, tenían razón los científicos de mi extinguido planeta: no éramos los únicos. Al verme, espantados, dispararon al unísono y los habitantes de ese extraño mundo tuvieron la certeza de que, al morir yo, finalmente estaban solos..
Por Murata
Al ver a aquellos seres de apariencia simiesca con esa ridícula indumentaria que se decían extraterrestres, echamos a reír. Ellos hicieron lo mismo al vernos. Luego de cruzar miradas y escudriñarnos mutuamente de arriba a abajo, alargamos las manos con desconfianza y, finalmente, las estrechamos. Intercambiamos presentes, nos dimos un abrazo y, entre anécdotas y chistes, fuimos al bar más cercano a celebrar nuestro primer encuentro. Saber que no éramos la única especie inteligente en el universo merecía mitigar la pena con unos tragos de alcohol.
Signos de progreso
Por Sérpico
A diferencia de la última ocasión en que hizo el mismo recorrido a casa de sus padres, esta vez encontró señales a lo largo de la ruta: estaciones de repostaje, cafeterías, restaurantes, centros comerciales, multitud de anuncios publicitarios y bastante tráfico. Era muy satisfactorio constatar que aquel polvoriento y olvidado planeta ya figuraba en los mapas.
Relaciones inestables
Por Carabela
Era imposible establecer una conversación inteligente con él, ni siquiera le servía de asistente en sus experimentos. Ya no era más el hombre hermoso, tonificado y de piel tersa cubierta de una pelusilla como de melocotón. Se había convertido en un simio peludo y panzón que ansiaba poseerla a cada rato de forma violenta. Del hombre de otros tiempos solo quedaban los ojos azules y brillantes como los cristales de un viejo edificio en el que persistían intactos los ventanales.
No obstante, notó claramente en sus pupilas azulosas el resplandor de los celos cuando ella salió del laboratorio con su nueva pareja: un verdadero homo sapiens, tal como lo había sido él antes de que los enlaces moleculares del código genético se desestabilazaran convirtiéndolo en un australopitecus.
El último de nosotros
Por Black Dot
Los vi, tenían razón los científicos de mi extinguido planeta: no éramos los únicos. Al verme, espantados, dispararon al unísono y los habitantes de ese extraño mundo tuvieron la certeza de que, al morir yo, finalmente estaban solos..
carlos martín briceño
14 de July de 2022 / 04:54
14 de July de 2022 / 04:54
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