El relevo celestial, de Serpico

La gente lo veía como un nuevo mesías. Era brillante y poderoso; no tenía familiares a quien favorecer, ni amigos. Tampoco enemigos capaces de enfrentarlo. Frío, calculador e imparcial, era el dirigente perfecto para aquel país que siempre estuvo envuelto en crisis, escándalos y corrupción. Su inteligencia artificial impresionaba a todos por su carisma, conocimientos y espontaneidad, características que le daban ventajas sobre sus oponentes, excepto por la necesidad de estar conectado permanentemente a la nube.

El segundo viaje al espacio, de Lafitte

Ante el avistamiento de las naves que, con sus seis patas extendidas, sobrevolaban en busca de un lugar apropiado para descender, los habitantes de Brobdingnag cubrieron los alimentos sobre la mesa y empezaron a rociar insecticida, mientras Gulliver y sus acompañantes miraban, incrédulos, por las ventanillas..