La Marina de Ficticia
MINIFICCIONES FINALISTAS DE ABRIL DE 2022

Tema: El tiempo
Juez: El gran cuarteto de minificcionistas colombianas:
Nidia Garrido, Gloria Bernal Acevedo, Sandra Vallejo Arcila y
Natalia Elena Gómez García

Día 1
Tallerista: Carmen Simón

Desenlace inesperado
Dino Sauri O.

Temeroso de haber heredado una enfermedad neurológica, procuraba registrar en su diario todos sus actos conscientes. Cuando falleció, su esposa buscó por todas partes esa misteriosa bitácora, a la que jamás había tenido acceso, hasta encontrarla y hurgar en ella de principio a fin. El resultado la tomó por sorpresa: las páginas estaban en blanco desde el día en que le propuso matrimonio.

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Cubismo extremo
Johnny Pinto

Cuando rondaba los cuarenta y me di cuenta de que no había hecho nada importante en mi vida, tomé el pincel y puse manos a la obra. Aspiraba a crear algo memorable. Al terminar aquel mural abstracto, surrealista, sin pies ni cabeza y que parecía creado por un niño, lo titulé "El tiempo perdido" sin saber por qué. De inmediato la gente le halló diversos significados. Unos buscaban relojes ocultos, otros veían el Big Bang, la evolución y el fin del universo y el resto creyó que se trataba de una autocrítica, pues decían que no era posible entenderlo —ni concederle mérito alguno— aún estando horas frente a él. Nadie, ni yo mismo, comprendía la razón del nombre, hasta que alguien reparó en que me había tardado dieciocho años en pintarlo.
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Día 2
Tallerista: Alférez

Destino manifiesto
Camaleón

—Tal vez no le guste lo que va a ver, señor —dijo el agente de viajes al hombre frente a él—. ¿No prefiere viajar al pasado? Es más agradable recordar los buenos momentos y disfrutar al volver a vivirlos que enfrentarse a lo desconocido e incierto.
—No. Quiero saber cómo voy a morir y, si es posible, evitarlo.
—Lo que usted diga, recuerde que se lo advertí.
Al cabo de una ardua búsqueda en el futuro, lo único que averiguó fue que moriría en un trágico accidente aéreo. Se prometió que jamás volvería a abordar un avión.

Meses después, un Boeing 747 caía cerca del aeropuerto, justo en el momento cuando él circulaba por ahí en su automóvil rumbo a casa.

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Estampas de una posdata
Héctor

Desde su cabaña frente al mar, el viejo revolcaba su mirada entre las pinceladas del crepúsculo. Absorto en la evocación de tantos tiempos y recuerdos, no advirtió la visita de la muerte.

—Te daré una prórroga —le dijo ella al verse ignorada por el anciano—, pero recuerda que, a mi regreso, no tendrás tiempo ni para una posdata

El hombre, sin inmutarse, siguió cruzando las avenidas congestionadas por el tráfico del pasado. Los saxofones del ocaso, las liras de glorias vencidas y el vibrar titubeante de un violín en agonía, sonaban una y otra vez, obligándolo a retorcerse en estertores de alegría y de tristeza. No era preciso más; esa era la rúbrica de su última carta a la vida.
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Día 3
Tallerista: Jorge Oropeza

Carrera
Héctor

Comenzó el anciano su cuenta regresiva, pasando todo el proceso de involución hasta llegar a ser el espermatozoide que era.
Ahora él está en posición, esperando con los demás, el disparo de salida.

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Cronobios
Pitágoras

Después del estallido en su camino a casa, despertó en aquel sitio extraño donde el tiempo corría a empellones: de prisa o despacio, retrocedía o se atascaba en bucles interminables. Cuando pudo tranquilizarse, distinguió a los cronobios, aquellos siniestros parásitos que viven gracias a su habilidad de alterar la noción del tiempo y la realidad, y generan caos y barullo en la vida de las personas. Decidió combatirlos ferozmente y, en varias ocasiones, se vio al borde de la muerte, al lado de lánguidos cadáveres de relojes sacados de una obra de Dalí. Le preocupaba no poder salir de ese lugar y verse impedido de llegar a tiempo a la graduación de su hijo, que había terminado la preparatoria.

Se supo victorioso cuando despertó, y el médico le dio la bienvenida al mundo de los vivos, después de haber estado en coma.
—No sabes cómo me alegra tenerte de regreso, papá —añadió el galeno con una amplia sonrisa antes de abrazarlo.

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Rebeldía atemporal
Simbad

Acostumbrado a expresiones como "ahorita", "ya mero" y el clásico e infaltable "mañana", estaba convencido de que la puntualidad era un recurso de las élites para explotar al proletariado, y que el reloj pronto desaparecería por tratarse de un instrumento de opresión de la oligarquía. No digamos los despertadores, que eran sofisticadas máquinas de tortura de la élite gobernante. Considerado su acto supremo de rebeldía, no llegó a tiempo para su cita con la muerte: la víctima del aparatoso accidente fue otro infeliz que pasaba por ahí.

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Ladrón veraniego
Gesel van God

Ayer, sábado, me fui a dormir temprano. Hoy debía recoger a primera hora a mis padres en el aeropuerto a su regreso de Europa. Cuando llegué, estaban muy enfadados. Después del largo viaje, tuvieron que esperar una hora mi llegada. Entendí su molestia, más no la razón de mi retraso. Cuando consulté el reloj de la terminal aérea caí en la cuenta de que alguien me había robado una hora durante la noche. ¿Quién sería tan descarado y mala leche para entrar a mi casa y cometer el hurto? Sospecho de mi vecino. Ese infeliz y ocioso individuo solo va a robarme el tiempo cada vez que viene a verme y a quejarse de su suegra.
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Día 4
Tallerista: Marcial Fernández

Un extraño legado
Big Brother

En vida fue incapaz de dedicar tiempo a sus hijos. En compensación, al morir les heredó su vasta colección de relojes.

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Alter ego
Héctor

El Tiempo no puede aprender relojería. Cada vez que intenta arreglar un reloj, las cosquillas en el engranaje lo matan de risa.

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Cambio de itinerario
Pingüino
—Cariño, ya es hora de levantarse.
—No molestes, apenas son las cinco de la mañana.
—No entiendo, siempre despierto a las seis.
—Ya estamos en el horario de invierno.
—Tuve una pesadilla espantosa.
—Mmmh, ¿y?
—Soñé que viajaba al pasado y, que en lugar de conocerte y casarnos, me atrapaba un viejo pobretón, feo, repulsivo, maleducado y de malas costumbres.
—¿Como cuáles, amorcito?
—¡Ay!, que horror —exclamó al verlo—. Con las prisas y el cambio de horario, de regreso tomé el tren equivocado.
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Día 5
Tallerista: Daniel Frini

La muerte vestía de negro
Pepe Le Pew

La vida era un juego para él. Cuando escuchó el silbatazo final, buscó a quien fungía como árbitro para exigir respeto a las normas. Argüía que, ante el empate que sostenía con la vida, era procedente que se jugaran los tiempos extra reglamentarios. Los argumentos y la inusual petición sorprendieron a la silbante celestial, quien no tuvo más remedio que acceder a regañadientes.

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Karma
Héctor

El sicario fugitivo reencarnó en un tipo que cumplía cien años de prisión.
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Día 6
Tallerista: Patricia Dagatti

Relatividad de los espejos
Héctor

La mujer, al ingresar al baño a maquillarse, promete estar lista en cinco minutos. Cuando sale y aborda el coche, comprueba que su pareja ya ha envejecido.

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El tiempo en una botella
Pitecantropus

Cierta noche, el anciano enfermo y desahuciado recibió la visita de un extraño, quien al trasponer la ventana, le entregó una botella cuidadosamente envuelta y le dijo:
—No la desenvuelvas ni la abras hasta de que sientas que estás en la última hora. Ella te proporcionará felicidad y tu postrer aliento.
Y así ocurrió tiempo después. Al oír ruidos en su habitación, sus familiares se maravillaron de verlo lleno de vida, bailando, y feliz, mientras en el ambiente flotaba aquel penetrante tufo alcohólico. Una hora más tarde, se apagaba la chispa.

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Lento tiempo de recuerdos
cero

De lo poco que recuerdo de mi padre es que en momentos de apremio decía: Kurosawa no tiene prisa. Para mí solo era otra anécdota de poca importancia, hasta que ayer vi por primera vez una película del director japonés: “Trono de sangre”; y he aprendido algunas cosas de ese desconocido que era mi padre.

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Tiempos relativos
bebé

El presidente de aquel país, que decía trabajar sin darse tregua, alegaba que seis años eran poco tiempo para revertir el caos dejado por los gobiernos anteriores. Ponía como ejemplo a Cuba, que tras sesenta años, aún no lograba los índices de progreso y bienestar prometidos. Sus detractores diferían. A Dios solo le había tomado seis días crear el universo desde el caos y darse licencia para descansar el domingo.
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Día 7
Tallerista: Sara Coca

Eufemismos
P. Razo

Todas las tardes, antes de ir a casa, se toma un tiempo para recordar las penas, otro para olvidarlas y un tercero para darse valor. Sabe que si bebe el cuarto perderá el autobús y la noción del tiempo.
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Día 8
Tallerista: Dolores Díaz A. "Tequila"

El cerrojo circular
Héctor

Al llegar al pasillo se vio a sí mismo tirado en un charco de sangre. Aterrado, se dirigió a la puerta; allí, busca en vano la llave en sus bolsillos. Entonces regresa donde el muerto, le registra el pantalón y, al encontrarla, ingresa al cuarto y se serena al verse reflejado en el espejo. De inmediato, vuelve al pasillo y, confuso, comprueba que ya no está el cadáver ni el charco de sangre. Cuando la incredulidad lo lleva hasta el exacto lugar en donde se había visto tirado, una bala perdida impacta en su cabeza cumpliendo el "deja vu".

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Tiempo perdido
Lafitte

Ese hombre provocaba una fascinación enfermiza en la Muerte. Tras diversos intentos infructuosos para llevárselo, dedicó todo su tiempo a planear una larga agonía para estar cerca de él durante semanas, meses, quizás años. De noche, llegaría hasta su cama para hacerlo suyo tantas veces como fuera posible hasta que, en la entrega final, muriera. Pero nunca reparó en la debilidad de su corazón: en cuanto la vio llegar, falleció de un infarto fulminante.

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Víctima del tiempo
Papalotl

Los segundos eran peatones que se atravesaban a su paso y los minutos los comparaba con motos y bicicletas. Las horas equivalían a cientos de automóviles y los días, a pesados camiones y autobuses. Para él, la semana se comportaba como un semáforo, mientras que un mes le parecía tan largo como un convoy militar y un año, más que un tren carguero. Incapaz de administrar su tiempo y de moverse entre tan intenso tráfico, terminó siendo atropellado. El conductor se dio a la fuga.
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Día 9
Tallerista: Lucía Casas Rey

El duelo
cero

Tiré los relojes, las revistas… Todo lo que signifique el paso de los días; luego la embalsamé.
Ella y su pálida belleza están en la cama, yo a su lado contemplándola. Así nos quedaremos.
He vencido al tiempo.

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Carpe diem
Camaleón

Siempre quiso conocer la verdadera naturaleza del tiempo. Se interesó en la relojería, pero no halló lo que buscaba. Estudió física y, lejos de entender, terminó con más dudas que certezas. Leyó a los filósofos y a cuanto erudito descubrió en su búsqueda. Finalmente un gurú le aseguró que encontraría el camino y las respuestas.

Luego de recorrer miles de kilómetros y de buscar en todos los rincones, de conocer el mundo, su gente y sus culturas, descubrió que perseguía una quimera y que lo importante no era saber qué es el tiempo, sino cómo aprovecharlo.

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Eco del tiempo
Héctor

Una mujer y su hijo dormían frente a una fogata cuando de repente aparece Crono y se come al pequeño. La madre se desmaya y el dios del tiempo, satisfecho, se duerme. Al cabo de unos minutos despertó al oír que otro niño lloraba sobre el mismo pecho. Sorprendido, se dijo "Me parece que esto ya lo viví", y procedió a devorar al gemelo, dando origen al deja vu.

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Huellas magistrales
Phileas Fogg

Tras el fracaso de las primeras pesquisas para dar con el responsable, las huellas descubiertas sobre quien fuera su discípulo permitieron la total identificación del asesino. A pesar de la jugosa recompensa ofrecida por su captura, el tiempo continúa prófugo, segando la vida de sus alumnos.
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Día 10
Tallerista: Tomás del Rey

Perdido
Héctor

Soy solo un cigarrillo que está fumando el tiempo. Mientras me acerco al filtro, hago señales de humo.

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La cronósfera
Pseudónimo

El anciano platica con el discípulo mientras caminan:

—El fin está cerca, Zef, lo presiento. Pero antes de mi partida te revelaré la naturaleza del tiempo y de la vida.
—¿Adónde irá, maestro?
—A comprobarlo.
—¿Qué quiere decir?.
—Verás: el tiempo es una inmensa burbuja, una esfera hueca. La vida, íntimamente ligada a él, solo existe en su interior, donde nacemos, en algún punto al azar. Vivimos ahí dentro hasta chocar con la pared. Ese encuentro es la muerte. Nadie escapa de encontrarse, algún día, con ella; por eso unos mueren antes que otros. Al ser un espacio cerrado, la vida es finita, como sabes.

De pronto, el viejo se detiene en seco y sonríe. Sus manos palpan algo en el aire, como si un muro se alzara frente a él. Mientras su figura parece desvanecerse por momentos, continúa hablando:

—Aquí lo fascinante: la pared es permeable; una parte nuestra la cruza al morir y emerge a la superficie, que no es otra que la eternidad. ¿Cuánto tiempo puedes dar vueltas sobre una esfera sin hallar obstáculos, bordes o un final?
—Miles, millones tal vez. Una infinidad.
—Así es, muchacho; adiós. Llegó mi tiempo Te veo cuando la encuentres, o ella a ti.

En ese momento un resplandor surge de entre su ropa y se pierde detrás del aire. La sonrisa permanece en el rostro mientras, inerte, su cuerpo cae lentamente.

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Escritor inédito
Serpico

Sin duda era un gran escritor. Lo suyo era la calidad y el estilo, no la cantidad. En su búsqueda de la perfección, cuidaba cada detalle sin importar el tiempo que le tomara. Por eso nadie pudo nunca llegar a leer ninguna de sus obras.

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Olas
Laffite

El tiempo le parecía un inmenso océano agitado y profundo que, sin dejar de contener sus recuerdos, lo abrumaba por su vastedad, aquella en la que él navegaba sobre una cáscara de nuez. Los viejos tiempos de la niñez y la juventud; las escapadas con amigas y amigos, esas fiestas que duraban hasta el amanecer, las fogatas a la luz de la luna o sus conquistas eran cada vez más lejanos e indistinguibles. Sus hijos se habían ido ya y los amigos, partían uno a uno. De pronto, sintió un gran alivio cuando divisó tierra en la distancia y, poco después, al percibir el empuje del oleaje hacia la costa, todo empezó a aclararse. Fue cuando se percató de que se trataba de un tsunami.
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Día 11
Tallerista: Carlos Bortoni

La guerra y la paz
bebé

En su currículum vitae, divide la vida adulta en dos etapas. La primera tuvo un tiempo de remedios, otro de victoria y, el último, de gloria. El desenlace fue el mismo en todos los casos: el divorcio. Ahora, superada la guerra y las tentaciones, disfruta de un merecido tiempo de paz.

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Arrullo
Héctor

La historia le mece la cuna al tiempo, en el silencio placentero de museos y bibliotecas.

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Terminología laboral
Pancho Sanza

El tiempo trabajado por los obreros se cuantificaba en horas-hombre, pero el caso del inspector de calidad era especial. Fue preciso recurrir a las horas-nalga, unidad idónea para medir su desempeño en el último tramo de la línea de producción de retretes.
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Día 12
Tallerista: José Luis Sandín "El águila descalza"

29 de febrero
Papalotl

Tras arduas investigaciones y experimentos, encontró la manera de desplazarse en el tiempo. Descubrió que es una trama parecida a una ciudad, con calles y avenidas que se entrecruzan, donde hay viaductos por los cuales es fácil transportarse de un momento a otro por diversos medios, desde los omnipresentes segundos, semejantes a las calesas orientales, que ofrecen viajes cortos, hasta siglos y milenios, abordando enormes autobuses de uno o dos pisos. Sus primeras incursiones fueron exitosas, y a medida que repetía la experiencia, elaboró un mapa. Cada vez se sentía más cómodo y confiado en sus excursiones, a tal grado que, en la última, olvidó mirar a ambos lados al cruzar una calzada. El inesperado año bisiesto lo arrolló.

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Paleontología
Héctor

Las momias fueron el tiempo envuelto que la historia encargó para llevar
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Día 13
Tallerista: Víctor M. Campos

Desierto
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Día 14
Tallerista: Mónica Brasca

Cuestión de tiempo
Héctor

Solo soy el pasado de un cadáver.

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Una pareja desigual
Simbad

En mi paso por la vida he aprendido el valor del tiempo. A veces vale nada; otras, más que el oro. Todo depende del humor de su consorte, doña prisa.

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Travesuras
Carabela

Antes de salir, Padre Tiempo dejó bajo llave el reloj de arena y exhortó a los minutos y segundos a portarse bien en su ausencia.
Pero, curiosos, los pequeños encontraron la manera de abrir la cerradura y tomar aquel artefacto como un juguete. En un descuido, el reloj se volcó y los granos se colaron entre las grietas del tiempo y el espacio. Asustados, los críos lo llenaron con arena del desierto. Al ponerlo en funcionamiento, dieron inicio al cambio climático.
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Día 15
Tallerista: Aída López Sosa

Feminismo a ultranza
Hugonote

Mientras la mujer hacía esfuerzos por medirse el bikini encima de la ropa, el dueño de la boutique se acercó amablemente.
—¿Me permite un segundo, señorita? Puedo ayudarle.
—Insolente, canalla, acosador. ¡Vaya descaro! Ni siquiera le he permitido el primero.

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En busca del tiempo perdido
bebé

En aquel caos que era su vida, al igual que con las llaves, la cartera, el reloj, el teléfono o los lentes, cuando buscaba algunos minutos para leer, terminaba siempre con Proust en las manos

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Uróboro
Héctor

El tiempo se hunde en la arena movediza del reloj.

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Autobiografía
Lafitte

Mientras daba los toques finales a su obra, el escritor reconoció que estaba pasando por el peor momento de su carrera. Nunca se había sentido tan agobiado al escribir. Tampoco había cargado tantos años..

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Tiempo y energía
Pi

"Hay tiempos de gloria y otros de dolor como este", así comenzaba su breve discurso de despedida. Después de acomodarse en la silla y mirar al público expectante, vociferó "¡Ay!", mientras una descarga de energía recorría su cuerpo y cumplía la sentencia.
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Día 16
Talllerista: Josep M. Nuévalos

Lapso
Manlyf

Solo en su casa un anciano se consumía. Recordaba cada momento anterior como si los años no hubiesen transcurrido, como si todas sus vivencias fuesen de ayer, de hace una semana. Cada día se sentía más viejo —el tiempo iba a saltos con él—, decía.
Por las noches, mientras dormía, alguien arrancaba las hojas del calendario de tres en tres.

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Los hilos conductores
Big Brother

Recuerdo el pasado, vivo el presente e imagino el futuro. Todo es tan confuso y ocurre tan deprisa que ya no distingo si el tiempo se origina en mi mente o si soy una marioneta más manejada por los hilos de alguien que se divierte jugueteando con el mando de control remoto.

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Desahucio
Pingüino

Le dijo al médico que se sentía muy débil y se enfermaba con suma frecuencia. Añadió que, extrañamente, el tiempo parecía no alcanzarle desde hacía algunos meses. Tras varios exámenes, el doctor le dio la mala nueva: "Sus leucocitos, linfocitos y eritrocitos están en niveles óptimos. Sin embargo, los tempocitos arrojan un saldo negativo".

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AC - DC
Héctor

Las religiones viajan en un tren que ha pasado por todas las estaciones del tiempo, pero solo un humilde carpintero, nacido en Galilea, ha logrado representar una magnitud temporal de la historia.
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Dia 17
Tallerista: Carlos Martín Briceño

Tiempo y destiempo
Pancho Sanza

Sospechaba que el tiempo transcurría a diferente velocidad por su cuerpo y mente. Hoy pudo comprobarlo. Mientras caminaba dando tumbos por la calle agobiado por el peso de los años, su cabeza trotaba ligera, alegre, persiguiendo ninfas desnudas por el bosque.

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Apología del ocio
Isishayo

Si hubiera logrado convertir cada minuto perdido de su vida en dinero, hoy sería millonario. Como no fue así, mejor disfruta de la fortuna de saberse libre de hacer lo que le venga en gana.

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Procrastinación
Johnny Pinto

Siempre le fue fácil cumplir a tiempo con sus metas. Dedicado a hacer lo que le gustaba y a enfrascarse en asuntos sin trascendencia, no tenía empacho en retrasar unas horas el reloj o volver varias hojas atrás en el calendario.

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Vía expedita
Héctor

Aunque no cesen los debates sobre si es lineal, cíclico, simultáneo, relativo, o incluso algunos duden de su existencia, el tiempo, implacable, continúa con su labor, sin hacer caso de lo que hablen a sus espaldas.
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Día 18
Tallerista: Elisa Armas

Una mirada al pasado
bebé

Al cerrar y volver a abrir los ojos frente al espejo, el minucioso científico observó que, por un instante, su imagen aún los tenía cerrados. Repitió la experiencia y descubrió que no veía a quien era, sino a quien había sido hacía dos trillonésimas de segundo. Para un mortal, algo insignificante; para un hombre de ciencia que aspira a trascender, un inquietante descubrimiento digno de replicarse a mayor escala.

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La edad difícil
Gesel van God

—Soy el futuro de un niño con traumas, el pasado de un maldito adulto acomplejado y un presente en guerra contra todo. Menudo lío en el que estoy —se dijo el adolescente—. Por eso nadie parece entenderme. Ni yo mismo.

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Nostalgia
Pitágoras

Los navíos hinchaban sus velas al partir hacia lo desconocido. Aquellos valerosos marineros no temían a los abismos, sirenas y monstruos marinos que encontrarían al hacerse a la mar. Y mientras dragones surcaban las alturas lanzando dardos de fuego sobre ciudades y pueblos, debajo, en la tierra, los hombres luchaban en épicas batallas por conquistar nuevos territorios, por la fe, por la libertad o por la gloria. ¡Cuantos héroes se volvieron inmortales!, ¡cuántas hazañas se cantaron! Qué poético y romántico fue todo aquello. Eso se acabó. En estos tiempos de inmediatez las guerras solo sirven para aumentar los índices de audiencia y llenar las efímeras páginas de los diarios; los muertos, para dar vida a las estadísticas.
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Día 19
Tallerista: Eliana Soza

Existencia fugaz
Murata

Mi oficio de hombre-mosca me ha hecho reflexionar con frecuencia sobre la efímera vida de los insectos que imito. Me dan lástima. Salvo por su habilidad para adherirse a cualquier superficie, no creo que exista nada más inútil y absurdo que ellos. Aquel día de septiembre, mientras subía por la pared del enorme edificio neoyorkino, me pregunté si podrían existir seres que superaran su intrascendencia y estupidez. La aeronave que se aproximaba a mis espaldas me daría la respuesta unos segundos más tarde.

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El siniestro enemigo de la mujer
Posdata

Un signo inequívoco del avance del tiempo surgió cuando escuchó, por primera vez, "oiga, señorita" en lugar de "oye, niña". Más tarde, la aparición del funesto "señora" como apelativo fue demoledor e insultante. Evidenciaba aquellos signos que ella prefería llamar experiencia. La falta de misericordia de los años fue patente cuando escuchó aquel humillante "¿Le ayudo a cruzar la calle, doña Mariana?". Era el colmo. En ese momento no supo si matar a quien se lo dijo, o suicidarse.

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En el banquillo
Serpico

Cuando el Tiempo fue llamado a comparecer en el juicio de la Historia, se declaró inocente antes de que pudieran enderezarle cualquier acusación.
—Mi hermano, Espacio, facilitó la cancha; yo, el cronómetro —dijo ufano—. Los desmanes que hayan hecho jugadores y fanáticos en ese lapso no son asunto mío.
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Tempus fugit
Isishayo

La gallina aceptó la apuesta de la paloma y se inició la carrera. Tomó la delantera y jamás vio cuándo su contrincante la adelantó sobre el camino. Al llegar a la meta, la paloma la esperaba impaciente desde hacía una hora. Solo había una explicación y la gallina la acusó de aprovecharse de las circunstancias y hacer trampa. "El tiempo vuela, y es obvio que siempre estuvo a su favor, ¿no les parece injusto, señores jueces?".
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Día 20
Tallerista: José T. Espinosa-Jácome "El último Abencerraje"

Pueblo fantasma
Simbad

Cuando el tiempo dejó de tener significado, nadie volvió a darle cuerda al reloj del campanario. El último habitante, tras cerrar las puertas del negocio por falta de clientela, se enfundó en su túnica, tomó la guadaña y emigró a otras tierras.

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Relevo
Héctor

Justo cuando don Ramiro daba el último suspiro en su agonía, en la sala contigua, su nieto rompía en llanto al sentir la primera nalgada del doctor.

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Gloria eterna
Pseudónimo

Impaciente, luego de hacer fila durante horas sin observar avance, protestó:

—¿Acaso aquí no corre el tiempo? —dijo con evidente enfado.
—¿Aquí? —reviró San Pedro sin lograr contener la risa— ¿Nunca le contaron allá de la eternidad?

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El pacto
Carabela

En el cruce de caminos, le vendió el alma a Satanás con tal de que le concediera el deseo de ser el mejor “blues man”. Lo habían echado de bares y otros antros de diversión por ser un mediocre con la guitarra. “No me alcanzará toda una vida para aprender a tocar”. El diablo detuvo las manecillas del reloj. “Ahora tenemos todo el tiempo del mundo: te enseñaré a tocar. Seré tu maestro”. El músico practicó hasta conseguir tal destreza como si hubiera ensayado por doscientos años. Gracias a su nueva habilidad, obtuvo dinero, mujeres y ser reconocido por los que antes lo despreciaban. Aunque las sospechas se cernieron sobre él otrora guitarrista sin talento. Se aseguraba que detrás del músico se alzaba una sombra diabólica en cada concierto. Cumplida su parte del trato, el demonio quiso cobrarse la deuda. Al abrir la presa de sus garras, dejó escapar el tiempo retenido que cayó de golpe sobre el músico que envejeció en un instante y murió sepultado bajo el peso de los segundos, los minutos y las horas.
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Coordinación de la Marina 2022.
20 de May de 2022 / 12:38
MINIFICCIONES FINALISTAS DE ABRIL DE 2022 (Versión corregida) 20 de May de 2022 / 12:38
Coordinación de la Marina 2022.
 

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