Cuestión de tiempo, de Héctor
Solo soy el pasado de un cadáver.

Una pareja desigual, de Simbad
En mi paso por la vida he aprendido el valor del tiempo. A veces vale nada; otras, más que el oro. Todo depende del humor de su consorte, doña prisa.

Travesuras, de Carabela
Antes de salir, Padre Tiempo dejó bajo llave el reloj de arena y exhortó a los minutos y segundos a portarse bien en su ausencia.
Pero, curiosos, los pequeños encontraron la manera de abrir la cerradura y tomar aquel artefacto como un juguete. En un descuido, el reloj se volcó y los granos se colaron entre las grietas del tiempo y el espacio. Asustados, los críos lo llenaron con arena del desierto. Al ponerlo en funcionamiento, dieron inicio al cambio climático..