Apuestas para la porra
Pequeñeces
Simbad
La interfaz para trasladar las funciones cerebrales a un androide estaba lista. Solo era necesario hacer algunos pequeños ajustes, como suprimir la necesidad de comida, de ir al baño y en particular, esa forma tan pintoresca de reproducirse.
Una partida de ajedrez
cero
Los robots aprendieron a fabricar a otros iguales, hasta que la explosión robográfica fue demasiada. Al final, cada continente fue dividido en dos: una mitad para los hombres, y la otra para robots.
Fue un misterio el porqué las máquinas extrañaban demasiado a sus creadores originales, al punto de amontonarse en las fronteras; a pesar de que eran incapaces de ejercer violencia, ocasionaron muchas molestias y gastos.
Tras años de peticiones, fueron escuchados. Una partida de ajedrez resolvería la cuestión de las fronteras: si ganaban, volverían a mezclarse y convivir con sus amados hombres. Estos aceptaron el reto y mandaron al campeón mundial humano, además de movilizar a sus ejércitos...
La gran sustitución
Carabela
Al grito de “Aquí está el monstruo”, acudieron los exempleados con antorchas. La turba lo acorraló en el edificio. No tenía escapatoria. Ni siquiera quiso dialogar con esas criaturas de caras embarnudadas con tinta y atravesadas las mejillas de pisacorbatas. Desconectó sus circuitos de dolor que titilaron antes de apagarse. Fiel a su programación, el robot continuó realizando el cálculo de las liquidaciones. Podía trabajar por cien profesionales, justamente como ese número de contables y administradores despedidos la semana anterior que, en ese momento, le prendían fuego a la empresa..
Simbad
La interfaz para trasladar las funciones cerebrales a un androide estaba lista. Solo era necesario hacer algunos pequeños ajustes, como suprimir la necesidad de comida, de ir al baño y en particular, esa forma tan pintoresca de reproducirse.
Una partida de ajedrez
cero
Los robots aprendieron a fabricar a otros iguales, hasta que la explosión robográfica fue demasiada. Al final, cada continente fue dividido en dos: una mitad para los hombres, y la otra para robots.
Fue un misterio el porqué las máquinas extrañaban demasiado a sus creadores originales, al punto de amontonarse en las fronteras; a pesar de que eran incapaces de ejercer violencia, ocasionaron muchas molestias y gastos.
Tras años de peticiones, fueron escuchados. Una partida de ajedrez resolvería la cuestión de las fronteras: si ganaban, volverían a mezclarse y convivir con sus amados hombres. Estos aceptaron el reto y mandaron al campeón mundial humano, además de movilizar a sus ejércitos...
La gran sustitución
Carabela
Al grito de “Aquí está el monstruo”, acudieron los exempleados con antorchas. La turba lo acorraló en el edificio. No tenía escapatoria. Ni siquiera quiso dialogar con esas criaturas de caras embarnudadas con tinta y atravesadas las mejillas de pisacorbatas. Desconectó sus circuitos de dolor que titilaron antes de apagarse. Fiel a su programación, el robot continuó realizando el cálculo de las liquidaciones. Podía trabajar por cien profesionales, justamente como ese número de contables y administradores despedidos la semana anterior que, en ese momento, le prendían fuego a la empresa..
Miss Votox
20 de January de 2022 / 04:26
20 de January de 2022 / 04:26
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