Mi apuesta es por...
Apuestas
Un jugador empedernido
Pepe Le Pew
A su avanzada edad desafiaba a la suerte cada noche en la ruleta del casino, lugar de sus conquistas. Era todo un reto adivinar lo que podría pasar: un orgasmo, un calambre o un infarto.
Karma
Pseudónimo
Al morir, Van Gogh reencarnó en un portentoso toro. Vivía apaciblemente pastando y haciendo frecuentes visitas a su harem. Tuvo un extraño presentimiento cuando lo condujeron a un ruedo repleto de gente que gritaba y aplaudía a un sujeto, con un ridículo traje, que lo invitaba a embestirlo. Esta vez perdió la oreja derecha.
Desencanto
Black Dot
Se cansó de intentar redimir a tanto apuesto y vanidoso príncipe; la sangre real los hacía altaneros y mujeriegos. Al poco tiempo de haberlos sacado del estanque los encontraba en el bosque haciendo degeneres con otros batracios. Algunos de ellos aducían que era el instinto.
—A pesar de todo —llegó a decir algún cínico todavía con la rana montada en el pene—, no soy más que un sapo.
La princesa, harta de tanto desamor, mandó tapar la fuente, no sin antes decretar las ancas de rana como el platillo oficial del reino..
Un jugador empedernido
Pepe Le Pew
A su avanzada edad desafiaba a la suerte cada noche en la ruleta del casino, lugar de sus conquistas. Era todo un reto adivinar lo que podría pasar: un orgasmo, un calambre o un infarto.
Karma
Pseudónimo
Al morir, Van Gogh reencarnó en un portentoso toro. Vivía apaciblemente pastando y haciendo frecuentes visitas a su harem. Tuvo un extraño presentimiento cuando lo condujeron a un ruedo repleto de gente que gritaba y aplaudía a un sujeto, con un ridículo traje, que lo invitaba a embestirlo. Esta vez perdió la oreja derecha.
Desencanto
Black Dot
Se cansó de intentar redimir a tanto apuesto y vanidoso príncipe; la sangre real los hacía altaneros y mujeriegos. Al poco tiempo de haberlos sacado del estanque los encontraba en el bosque haciendo degeneres con otros batracios. Algunos de ellos aducían que era el instinto.
—A pesar de todo —llegó a decir algún cínico todavía con la rana montada en el pene—, no soy más que un sapo.
La princesa, harta de tanto desamor, mandó tapar la fuente, no sin antes decretar las ancas de rana como el platillo oficial del reino..
Memo
22 de November de 2021 / 05:02
22 de November de 2021 / 05:02
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