PAOLA TENA, ESCRITORA MEXICANA, JUEZA DEL MES DE SEPTIEMBRE, NOS DA SU VEREDICTO:
PAOLA TENA, ESCRITORA MEXICANA, JUEZA DEL MES DE SEPTIEMBRE, NOS DA SU VEREDICTO:
*Riesgos laborales
Autor: Chester Truman
Tallerista: Tomás del Rey
El funambulista de nuestro circo anda últimamente tan distraído que terminará
perdiendo el equilibrio. Para que se centre, le hemos colocado una red. Y ya sabe que
es eléctrica.
PT: Un micro muy divertido, directo y sencillo con un toque de humor negro que pone en evidencia eso de que “a veces es peor el remedio que la enfermedad”.
*Casero
Autor: Black Dot
Tallerista: Daniela Truman
Está sentada en su viejo sillón. En su regazo el gato negro que solía hacer mi vida
miserable y en sus manos el libro de Rosario Castellanos que sigue leyendo, a pesar de
que lo empezó hace años. Le he pedido a mamá que haga algo; que le llame al señor
cura para que la convenza. Nada hay, dicen, como el agua bendita para ahuyentar a los
espíritus en pena.
PT: Y en ocasiones, ni los remedios caseros más probados funcionan con los “padecimientos” tercos, como puede ser un espíritu sentado en el sillón de la sala. Un microrrelato inquietante.
*En la salud y en la enfermedad
Autor: Rudolf
Tallerista: Carlos Martín Briceño
Agotados los recursos de la medicina, la mujer acudió a la curandera sin decirle
nada al marido. «Úntale a diario esta poción antes de acostarlo», le dijo la vieja,
guiñando un ojo cómplice. Fue mano de santo. Al extender el ungüento en la
úlcera, él respondió con una sonrisa y, aunque entre dientes, le dio las gracias.
Ya hace más de un mes de aquella primera cura, la pierna presenta un aspecto
repulsivo y la gangrena comienza a extenderse por el vientre, pero el carácter
del marido se dulcifica día a día. Ayer, azorado como un adolescente, murmuró
un «te quiero» involuntario. Ella no olvida las instrucciones de la curandera y
aplica el remedio con tesón sobre una superficie cada vez más amplia. Para su
sorpresa, empieza a lamentar el próximo fin del marido, condenado a muerte
por la peligrosa extensión de sus llagas.
PT: A veces, hay que aplicar cualquier remedio si la enfermedad es perniciosa. El problema, es que no todos están de acuerdo en cuál es realmente la enfermedad. Un microrrelato bien contruído, con un toque de humor negro y un final adecuado.
Menciones especiales:
*Remedios para el adiós
Autor: Bebé
Tallerista: José “Aben” Espinosa-Jácome
Desde que a la bisabuela se le ocurrió aquella solución doméstica se ha vuelto
una tradición familiar. Creen que enterrar a sus muertos los priva de quedarse
con lo mejor de ellos. En un acto íntimo llevan a cabo las exequias mientras, en
la trastienda, se cocinan los guisos con esas hierbas aromáticas que, a decir de
muchos, son como devolverle la vida a los restos del difunto: ni los huesos
quedan para desilusión de esa delicada gourmet que es la muerte.
PT: Por ese toque de humor negro que tanto se disfruta.
*La costurera valiente
Autor: Celecanto
Tallerista: Julia Ortega
“Maté a siete”, gritaba la joven esgrimiendo la aguja como si fuera un arma. La
mujer tenía una vista prodigiosa: cosía ojales, enhebraba agujas sin necesidad
de casi luz, pero nadie la tomaba en serio, cuando afirmaba que existían
monstruos de seis patas. Aunque a su taller de costura llegaban desconocidos
a altas horas de la noche. Para franquear la entrada, bastaba decir: “Yo
también los he visto”. Los médicos decían que el prurito era por causas
humorales. En cambio, la costurera escarbaba hasta localizarlos bajo los
surcos de la piel y extraía uno tras otro. Luego, lavaba la piel del paciente con
agua y jabón y le daba una bolsita con azufre que debía mezclarse con
manteca de cerdo para untarlo por el cuerpo en la noche. Así mataba todos los
huevecillos del bichejo ese, invisible a los ojos de la ciencia, pero que causaba
la sarna.
PT: Buen microrrelato médico, que bien puede reflejo de una historia verdadera
*Por arte de magia
Autor: Pingüino
Tallerista: Julia Ortega
Los remedios de la abuela eran muy eficaces, aun antes de ser aplicados. Al
menor síntoma de gripe, dolor de estómago o cualquier otro padecimiento,
sacaba sus frascos del armario y empezaba a prepararlos. La sola idea de
tener que ingerir aquellos repugnantes menjunjes nos hacía sanar de
inmediato.
Es imposible no sentirse identificado con esta historia de remedios que son peores que la enfermedad.
¡Felicidades!.
*Riesgos laborales
Autor: Chester Truman
Tallerista: Tomás del Rey
El funambulista de nuestro circo anda últimamente tan distraído que terminará
perdiendo el equilibrio. Para que se centre, le hemos colocado una red. Y ya sabe que
es eléctrica.
PT: Un micro muy divertido, directo y sencillo con un toque de humor negro que pone en evidencia eso de que “a veces es peor el remedio que la enfermedad”.
*Casero
Autor: Black Dot
Tallerista: Daniela Truman
Está sentada en su viejo sillón. En su regazo el gato negro que solía hacer mi vida
miserable y en sus manos el libro de Rosario Castellanos que sigue leyendo, a pesar de
que lo empezó hace años. Le he pedido a mamá que haga algo; que le llame al señor
cura para que la convenza. Nada hay, dicen, como el agua bendita para ahuyentar a los
espíritus en pena.
PT: Y en ocasiones, ni los remedios caseros más probados funcionan con los “padecimientos” tercos, como puede ser un espíritu sentado en el sillón de la sala. Un microrrelato inquietante.
*En la salud y en la enfermedad
Autor: Rudolf
Tallerista: Carlos Martín Briceño
Agotados los recursos de la medicina, la mujer acudió a la curandera sin decirle
nada al marido. «Úntale a diario esta poción antes de acostarlo», le dijo la vieja,
guiñando un ojo cómplice. Fue mano de santo. Al extender el ungüento en la
úlcera, él respondió con una sonrisa y, aunque entre dientes, le dio las gracias.
Ya hace más de un mes de aquella primera cura, la pierna presenta un aspecto
repulsivo y la gangrena comienza a extenderse por el vientre, pero el carácter
del marido se dulcifica día a día. Ayer, azorado como un adolescente, murmuró
un «te quiero» involuntario. Ella no olvida las instrucciones de la curandera y
aplica el remedio con tesón sobre una superficie cada vez más amplia. Para su
sorpresa, empieza a lamentar el próximo fin del marido, condenado a muerte
por la peligrosa extensión de sus llagas.
PT: A veces, hay que aplicar cualquier remedio si la enfermedad es perniciosa. El problema, es que no todos están de acuerdo en cuál es realmente la enfermedad. Un microrrelato bien contruído, con un toque de humor negro y un final adecuado.
Menciones especiales:
*Remedios para el adiós
Autor: Bebé
Tallerista: José “Aben” Espinosa-Jácome
Desde que a la bisabuela se le ocurrió aquella solución doméstica se ha vuelto
una tradición familiar. Creen que enterrar a sus muertos los priva de quedarse
con lo mejor de ellos. En un acto íntimo llevan a cabo las exequias mientras, en
la trastienda, se cocinan los guisos con esas hierbas aromáticas que, a decir de
muchos, son como devolverle la vida a los restos del difunto: ni los huesos
quedan para desilusión de esa delicada gourmet que es la muerte.
PT: Por ese toque de humor negro que tanto se disfruta.
*La costurera valiente
Autor: Celecanto
Tallerista: Julia Ortega
“Maté a siete”, gritaba la joven esgrimiendo la aguja como si fuera un arma. La
mujer tenía una vista prodigiosa: cosía ojales, enhebraba agujas sin necesidad
de casi luz, pero nadie la tomaba en serio, cuando afirmaba que existían
monstruos de seis patas. Aunque a su taller de costura llegaban desconocidos
a altas horas de la noche. Para franquear la entrada, bastaba decir: “Yo
también los he visto”. Los médicos decían que el prurito era por causas
humorales. En cambio, la costurera escarbaba hasta localizarlos bajo los
surcos de la piel y extraía uno tras otro. Luego, lavaba la piel del paciente con
agua y jabón y le daba una bolsita con azufre que debía mezclarse con
manteca de cerdo para untarlo por el cuerpo en la noche. Así mataba todos los
huevecillos del bichejo ese, invisible a los ojos de la ciencia, pero que causaba
la sarna.
PT: Buen microrrelato médico, que bien puede reflejo de una historia verdadera
*Por arte de magia
Autor: Pingüino
Tallerista: Julia Ortega
Los remedios de la abuela eran muy eficaces, aun antes de ser aplicados. Al
menor síntoma de gripe, dolor de estómago o cualquier otro padecimiento,
sacaba sus frascos del armario y empezaba a prepararlos. La sola idea de
tener que ingerir aquellos repugnantes menjunjes nos hacía sanar de
inmediato.
Es imposible no sentirse identificado con esta historia de remedios que son peores que la enfermedad.
¡Felicidades!.
Coordinación de la Marina 2021
04 de November de 2021 / 05:23
04 de November de 2021 / 05:23
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