La Marina de Ficticia
MINIFICCIONES FINALISTAS DE SEPTIEMBRE DE 2021

Tema: Remedios caseros
Juez: Paola Tena, escritora mexicana


Día 1
Tallerista: Carmen Simón

Más allá de la conflagración
Testigo de cargo

-¿Qué fue primero, el huevo o la cucaracha? -preguntó el profesor, mientras con el monóculo observaba, en la poyata, la trayectoria de huevos del increíble Gregorio.
-El huevo -dijo Equis.
-Goyo, Goyo, Goyo -replicaba Igriega.
-Ninguno -concluyó, Zeta-. Apareció por partenogénesis.
De pie, ante sus discípulos, explicó Herr Monsanto:
-Zeta ha dado en el clavo. Es necesario conocer los orígenes para acabar con la plaga -prosiguió Monsanto-. Es de la ciencia el saber que todo en el universo se halla en movimiento continuo, imperceptible a simple vista. Es la génesis de la cinematografía. De manera semejante, si se quiere desaparecer la plaga de Gregorios que nos abruma, y se sabe que esta se originó en la mente, debemos desaparecer la imaginación, porque es ahí donde se encuentra el “eslabón perdido”.

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Remedios modernos
Simbad

Mamá tenía un singular método para eliminar manchas imposibles, reparar cosas rotas y mantener todo como nuevo en casa: su tarjeta de crédito y a un esclavo al que solíamos llamar papá.

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Hijos del pueblo
Pseudónimo

Un té de alguna hierba traída del mercado, una pomada de sebo de res comprado al carnicero o un simple trapo con agua caliente eran suficientes. Mamá fue capaz de hallar remedio a todo en casa, excepto a la soledad y al desamor de nuestros padres ausentes. Para eso, ella encontraba siempre la cura en la calle.


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Remedio sentimental
Black Dot

Mi esposo está enfermo de desamor. Creo que no me quiere como antes y eso es muy triste. Hay remedios para esto, me los enseñó mi comadre, quien le da un té de yerbas a su pareja y él solo tiene ojos para ella. Yo me debato en la indecisión. No sé si preparar un brebaje de toloache o una poción de mis pantaletas manchadas.

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Día 2
Tallerista: Fernando Tamariz

Desierto
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Día 3
Tallerista: Jorge Oropeza

Sueño sin sueño
cero

Solía pensar cuando el día callaba. Se abría mi mente y captaba una pizca de ese maravilloso remolino universal.

Supongo que en mi faz se reflejaba tanto desvelo (no tengo espejo) ya que la abuela me veía y ladeaba su cabeza como señal de infinita ternura. Precisamente ese gesto fue el culpable de mi infelicidad. Cierta noche, me dormí temprano, y al día siguiente, y al día siguiente, y más; dejé de pensar. Obviamente había una razón, la cual encontré en el libro de recetas de la abuela, un librito que nunca soltaba. La vigilé, hasta que un día lo olvidó sobre su cama. Lo revisé y al final encontré esto: "Receta para sueño profundo: dos hojas de lechuga, calentadas, coladas y reducidas dentro de un frasquito; mezclar en un vaso grande con whisky hasta el tope".

Me ha convertido en un infeliz hombre común, pero de sueño tranquilo.
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Día 4
Tallerista: Marcial Fernández

Desierto
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Día 5
Tallerista: Daniel Frini

Desierto
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Día 6
Tallerista: Daniela Truman

Casero
Black Dot

Está sentada en su viejo sillón. En su regazo el gato negro que solía hacer mi vida miserable y en sus manos el libro de Rosario Castellanos que sigue leyendo, a pesar de que lo empezó hace años. Le he pedido a mamá que haga algo; que le llame al señor cura para que la convenza. Nada hay, dicen, como el agua bendita para ahuyentar a los espíritus en pena.
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Día 7
Tallerista: Julia Ortega

Por partes
Crussó

Cuando a papá le cortaron la pierna se vino abajo. Daba penita verlo mirar su miembro ausente. La idea de cortarle la otra fue de Larsson, el linotipista amante de mamá.

- Habría que cortarle la otra o morirá de nostalgia -le dijo un día a mamá mientras se despedían en el porche.

Ahora Larsson lleva un tiempo hablando del brazo de papá, que si tiene mal aspecto, que si tal vez convendría amputarlo...

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Eclipse
Crazzy

En casa siempre curábamos las heridas con lágrimas de luna. Cuando había eclipse, nos encomendábamos al sol. Y así funcionábamos siempre. Lo malo era cuando la luna estaba decreciente y el llanto salía a medio gas. De esos días vienen los lisiados de la familia, que curaron medio mal.
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Día 8
Tallerista: Dolores “Tequila” Díaz

Cambio de estrategia
Black Dot

A mi mamá, que siempre fue sumisa, le costó mucho tomar la decisión. Es que mi papá le pegaba mucho; tanto, que a veces parecía un oso panda con los ojos morados después de cada paliza. Por fin, un día se resolvió y fue a hablar con un abogado. El licenciado le explicó todos los detalles legales y ella aceptó todas las condiciones. Le notificaron a mi padre la demanda de divorcio y esto lo hizo enfurecer.

—Si te intentas divorciar de mí, te mato —la amenazó.

Ella tuvo que reconsiderar lo de la separación. Una cucharada generosa de ese polvito blanco para matar ratas, fue todo lo que necesitó para enviudar.
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Día 9
Tallerista: Lucía Casas Rey

Desierto
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Día 10
Tallerista: Tomás del Rey

Riesgos laborales
Chester Truman

El funambulista de nuestro circo anda últimamente tan distraído que terminará perdiendo el equilibrio. Para que se centre, le hemos colocado una red. Y ya sabe que es eléctrica.
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Día 11
Tallerista: Carlos Bortoni

Desierto
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Día 12
Tallerista: José Luis “águila descalza” Sandín

Desierto
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Día 13
Tallerista: Laura Elisa Vizcaíno

Desierto
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Día 14
Tallerista: Mónica Brasca

Desierto
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Día 15
Tallerista: Patricia Mejías

Desierto
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Día 16
Tallerista: Josep M. Nuévalos

Método eficaz
Pitágoras

Mi padre afirmaba que no había un asunto, así fuera grave, que se volviera más urgente si se dejaba reposar para consultarlo con la almohada. Al día siguiente se levantaba con la solución. Cuando mamá le dijo anoche que tenía un extraño dolor en el pecho, papá siguió su costumbre. Hoy amaneció viudo, y feliz.

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Rebelión en la granja
Navegando entre líneas

El vendedor le dijo que eran de una raza fuerte y resistente. Bastaban las sobras de la mesa y se reproducían como conejos. En poco menos de seis años, triplicaría la inversión inicial al vender las crías en el mercado. Por eso al señor Hopkins le extrañaba que de las veinte hembras preñadas, todas abortaron. Quizás, el padrote estaba enfermo. O el clima sureño no les caía bien. No había manera de aclimatarlos. A diferencia de esa flor traída de sus tierras allende el mar y que ya pululaba silvestre por todo Virginia. Tres pétalos preparados como tisana restablecía la menstruación. Una toma por la mañana en ayunas para que ningún hijo de esas mujeres sufriera el mismo destino que sus madres y padres esclavos.
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Día 17
Tallerista: Carlos Martín Briceño

En la salud y en la enfermedad
Rudolf

Agotados los recursos de la medicina, la mujer acudió a la curandera sin decirle nada al marido. «Úntale a diario esta poción antes de acostarlo», le dijo la vieja, guiñando un ojo cómplice. Fue mano de santo. Al extender el ungüento en la úlcera, él respondió con una sonrisa y, aunque entre dientes, le dio las gracias. Ya hace más de un mes de aquella primera cura, la pierna presenta un aspecto repulsivo y la gangrena comienza a extenderse por el vientre, pero el carácter del marido se dulcifica día a día. Ayer, azorado como un adolescente, murmuró un «te quiero» involuntario. Ella no olvida las instrucciones de la curandera y aplica el remedio con tesón sobre una superficie cada vez más amplia. Para su sorpresa, empieza a lamentar el próximo fin del marido, condenado a muerte por la peligrosa extensión de sus llagas.

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El té de la abuela
Firupa

-Bébelo, te sentirás mejor –ordenó la anciana ofreciendo una taza de té.
-No servirá –contestó con dificultad la joven que estaba en cama.
La anciana, molesta, suspiró y volvió a ofrecerla.
-¡Anda, no discutas!
Fastidiada, la joven tomó la taza y se la bebió casi toda.
-Tienes razón, ya no duele…- soltó la joven antes de quedarse profundamente dormida, mientras su cuerpo perdía calor.

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Cosas de chicos
Pi

Esguinces, torceduras y desgarres eran frecuentes en la familia. Más aún cuando descubrimos esa agradable sensación de euforia que nos producía beber aquella infusión que la abuela preparaba a base de marihuana.

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Bruja Blues
Cero

Ando de lugar en lugar con este circo, ya no hay más saliva de inocentes, mucho menos sangre de virgen. Apenas hay plumas de lechuza (y muy de vez en cuando). Me gano la vida dando paseos en la vieja escoba. Triste acto.
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Día 18
Tallerista: Elisa Armas

Medicina para las ausencias
Papadzul

Primero fueron amigos, siguió la esposa y más tarde, sus hijos. A medida que se ampliaba el páramo de su existencia, lo fue poblando de gratos recuerdos. Cuando parecía que eran insuficientes, aún le quedaban los libros, la música, una copa de vino y un buen habano, viejos conocidos que, sabía, jamás lo iban a abandonar.
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Día 19
Tallerista: Julia Ortega, en sustitución de Paola Tena

Tratar o no tratar
Calle 4

Después de meses tomando citrato de potasio para los cálculos renales, pensó que algo andaba mal. Decidió probar con nitrato de potasio. Calculó la dosis apropiada y, tan solo unas horas después, las piedras en los riñones eran historia, al igual que él.

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La costurera valiente
Celecanto

“Maté a siete”, gritaba la joven esgrimiendo la aguja como si fuera un arma. La mujer tenía una vista prodigiosa: cosía ojales, enhebraba agujas sin necesidad de casi luz, pero nadie la tomaba en serio, cuando afirmaba que existían monstruos de seis patas. Aunque a su taller de costura llegaban desconocidos a altas horas de la noche. Para franquear la entrada, bastaba decir: “Yo también los he visto”. Los médicos decían que el prurito era por causas humorales. En cambio, la costurera escarbaba hasta localizarlos bajo los surcos de la piel y extraía uno tras otro. Luego, lavaba la piel del paciente con agua y jabón y le daba una bolsita con azufre que debía mezclarse con manteca de cerdo para untarlo por el cuerpo en la noche. Así mataba todos los huevecillos del bichejo ese, invisible a los ojos de la ciencia, pero que causaba la sarna.

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Por arte de magia
Pingüino


Los remedios de la abuela eran muy eficaces, aun antes de ser aplicados. Al menor síntoma de gripe, dolor de estómago o cualquier otro padecimiento, sacaba sus frascos del armario y empezaba a prepararlos. La sola idea de tener que ingerir aquellos repugnantes menjunjes nos hacía sanar de inmediato.

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Tercera edad
Black Dot

A la edad de los abuelos es difícil acordarse de los encargos. La abuela, siempre práctica, cree haber encontrado la solución al problema. Nos vamos a atar este hilo rojo en el dedo para acordarnos de las cosas, le dice, y salen a la tienda. Tengo la idea de que no sirve de nada. A diario nos llaman de diferentes lugares para que vayamos a recoger a los amantes desmemoriados.
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Día 20
Tallerista: José “Aben” Espinosa-Jácome

Remedio para el susto
Black Dot

Me dijeron en la panadería que ya no me van a dar el pan rancio. Creen que es un truco mío para hacerme de comida gratis. Les explico que no es por eso, es más, ofrezco pagarlo; mas no como si fuera fresco; así, no me sirve, tiene que ser ajado, aclaro. El panadero me escucha y me dice, ya sin paciencia, que me vaya. Ese es el problema —contesto— no puedo irme a casa sin mi pan, donde vivo: espantan.

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El sordo insomne
Calle 4

El tequila resultó ser más efectivo que el té de tila que le recomendaron por teléfono. Nunca había dormido de un tirón toda la noche.

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Antídoto contra predicadores
Isishayo

Considera sus convicciones religiosas algo personal, como sus pulgas: tiene muy pocas. Cada vez que alguien toca a su puerta con Biblia, Corán, o El Libro de Mormón en mano, le obsequia una sonrisa que revela unos brillantes incisivos, al tiempo que le ofrece un vaso con un líquido viscoso de color rojo y lo invita amigablemente a pasar. Un minuto después, mientras se quita los colmillos postizos, ya está de regreso en su huerto donde cultiva tomates hidropónicos.

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El sello de la casa
Pseudónimo

Mamá Licha forma parte ya de la mitología del pueblo y poco falta para que sea consagrada al panteón local. De una forma u otra, todos le debemos la vida. Unos por haber llegado al mundo en sus manos y otros, por sus curas y remedios milagrosos. Hasta los muertos están en deuda con ella. Como todo en este mundo, sus pócimas y brebajes también tienen fecha de caducidad. También su existencia.

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Remedio para el adiós
bebé

Desde que a la bisabuela se le ocurrió aquella solución doméstica se ha vuelto una tradición familiar. Creen que enterrar a sus muertos los priva de quedarse con lo mejor de ellos. En un acto íntimo llevan a cabo las exequias mientras, en la trastienda, se cocinan los guisos con esas hierbas aromáticas que, a decir de muchos, son como devolverle la vida a los restos del difunto: ni los huesos quedan para desilusión de esa delicada gourmet que es la muerte.
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Coordinación de la Marina 2021.
18 de October de 2021 / 21:22
MINIFICCIONES FINALISTAS DE SEPTIEMBRE DE 2021 18 de October de 2021 / 21:22
Coordinación de la Marina 2021.
 

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