Porra angostina
Primer lugar
Día 16
Tallerista: Josep M. Nuévalos
Cuenta saldada
Pi
Mi hermano mayor tenía la costumbre de simular que se tropezaba con el cable para interrumpir lo que yo veía en la pantalla. Así llegué a perder muchas vidas en los videojuegos. Por fin pude cobrar venganza ayer, cuando lo fui a visitar. No sé si estaba distraído o concentrado, pero ni me hizo caso. Después de que repetí su farsa, apareció una línea horizontal en el monitor y escuché un largo “Biiiiiiiip” cuando ya salía de su cuarto en el hospital.
Segundo lugar
Día 15
Tallerista: Patricia Mejías
Venganza olímpica
Pitecantropus
Nadie supo cómo ocurrió aquel hecho fortuito y lamentable al término de la competencia; pero todos estaban de acuerdo en que haber atinado con la flecha, justo al centro del corazón del juez desde esa distancia, merecía la medalla de oro en lugar del bronce que le otorgó.
Tercer lugar
El amor veinte años después
Pitágoras
Mientras Alberto subía los tres niveles hasta lo alto de la azotea para reparar varias grietas en el techo, su esposa Beatriz, hecha un manojo de nervios, sostenía la escalera y miraba hacia arriba pidiendo a Dios que escuchara sus ruegos y todo saliera bien. Después de tres padrenuestros, añadió: “Señor, hágase tu voluntad, pero que parezca un accidente, te lo suplico”..
Día 16
Tallerista: Josep M. Nuévalos
Cuenta saldada
Pi
Mi hermano mayor tenía la costumbre de simular que se tropezaba con el cable para interrumpir lo que yo veía en la pantalla. Así llegué a perder muchas vidas en los videojuegos. Por fin pude cobrar venganza ayer, cuando lo fui a visitar. No sé si estaba distraído o concentrado, pero ni me hizo caso. Después de que repetí su farsa, apareció una línea horizontal en el monitor y escuché un largo “Biiiiiiiip” cuando ya salía de su cuarto en el hospital.
Segundo lugar
Día 15
Tallerista: Patricia Mejías
Venganza olímpica
Pitecantropus
Nadie supo cómo ocurrió aquel hecho fortuito y lamentable al término de la competencia; pero todos estaban de acuerdo en que haber atinado con la flecha, justo al centro del corazón del juez desde esa distancia, merecía la medalla de oro en lugar del bronce que le otorgó.
Tercer lugar
El amor veinte años después
Pitágoras
Mientras Alberto subía los tres niveles hasta lo alto de la azotea para reparar varias grietas en el techo, su esposa Beatriz, hecha un manojo de nervios, sostenía la escalera y miraba hacia arriba pidiendo a Dios que escuchara sus ruegos y todo saliera bien. Después de tres padrenuestros, añadió: “Señor, hágase tu voluntad, pero que parezca un accidente, te lo suplico”..
El gato porrero
20 de September de 2021 / 20:31
20 de September de 2021 / 20:31
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