Porra médica
Rescate, de Pseudónimo
Tallerista: Paola Tena
Desde que examiné al niño tras su ingreso al hospital supe que se trataba de un caso fuera de lo normal. Su mirada era conmovedora. Los puntos rojos en su piel me hicieron pedir a sus padres que permanecieran en cuarentena, bajo observación. De inmediato llamé a los servicios sociales. Debía admitir que el pequeño tenía ingenio. Los moretones y cicatrices bajo sus ropas delataban un maltrato continuo, pero fue el temor a un posible contagio por esas pústulas falsas que él mismo pintó en su cuerpo las que los llevaron a buscar ayuda.
Sin respiro, de Pitágoras
Tallerista: Jorge Oropeza
No era cualquier agente patógeno el que le causaba esa sensación de asfixia. Era su madre aprensiva y sobreprotectora que, al primer estornudo, le anunciaba que lo llevaría a ver al médico.
El hombre de Vitruvio, de Pseudónimo
Tallerista: Dolores Díaz A ("Tequila")
Cuando salió de donde el doctor, se sentía como un hombre nuevo. Una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro mientras se estiraba. Su cuerpo ya no era el mismo. El dolor en la espalda que lo hacía encorvarse y las agudas punzadas en las articulaciones habían desaparecido. Sin embargo, no recordaba lo ocurrido después de que el galeno lo recibiera con gran entusiasmo e interés en su caso, excepto haber despertado de lo que le pareció un desmayo acompañado de visiones macabras. Aunque notó cierta rigidez en las piernas, se encaminó hacia el pueblo mientras, en sus intentos por acordarse de lo ocurrido, seguía sorprendido por la habilidad del doctor Frankenstein.
Buena suerte!.
Tallerista: Paola Tena
Desde que examiné al niño tras su ingreso al hospital supe que se trataba de un caso fuera de lo normal. Su mirada era conmovedora. Los puntos rojos en su piel me hicieron pedir a sus padres que permanecieran en cuarentena, bajo observación. De inmediato llamé a los servicios sociales. Debía admitir que el pequeño tenía ingenio. Los moretones y cicatrices bajo sus ropas delataban un maltrato continuo, pero fue el temor a un posible contagio por esas pústulas falsas que él mismo pintó en su cuerpo las que los llevaron a buscar ayuda.
Sin respiro, de Pitágoras
Tallerista: Jorge Oropeza
No era cualquier agente patógeno el que le causaba esa sensación de asfixia. Era su madre aprensiva y sobreprotectora que, al primer estornudo, le anunciaba que lo llevaría a ver al médico.
El hombre de Vitruvio, de Pseudónimo
Tallerista: Dolores Díaz A ("Tequila")
Cuando salió de donde el doctor, se sentía como un hombre nuevo. Una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro mientras se estiraba. Su cuerpo ya no era el mismo. El dolor en la espalda que lo hacía encorvarse y las agudas punzadas en las articulaciones habían desaparecido. Sin embargo, no recordaba lo ocurrido después de que el galeno lo recibiera con gran entusiasmo e interés en su caso, excepto haber despertado de lo que le pareció un desmayo acompañado de visiones macabras. Aunque notó cierta rigidez en las piernas, se encaminó hacia el pueblo mientras, en sus intentos por acordarse de lo ocurrido, seguía sorprendido por la habilidad del doctor Frankenstein.
Buena suerte!.
Cachanilla
15 de July de 2021 / 01:41
15 de July de 2021 / 01:41
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