Despegue, vuelo y aterrizaje forzoso de Camaleón
Mientras se balancea en el columpio, imagina que pedalea una bicicleta hasta su casa, hace la tarea, juega en una computadora y se va a dormir. Entonces sueña que viaja en moto con la propietaria de sus anhelos; llegan a un mirador donde tienden una manta y se tiran a ver la luna y las estrellas hasta quedar dormidos. En brazos de Morfeo, se ve en una oficina de lujo con vista al lago donde gira instrucciones a sus ejecutivos; después, cruzando la ciudad en un auto deportivo para ir al club, y por la noche, en un restaurante estilo provenzal cenando con la rubia que, luego, lo acapara en su departamento. Más tarde, duerme. En lo que parece una pesadilla, distingue a un hombre que cocina, lava trastes y cambia pañales mientras contesta la llamada de un abogado respecto a un divorcio. Exhausto se deja caer en un sofá donde cree estar divagando. En sueños, ve la espalda de un niño sobre un columpio a quien él acaba de impulsar. Cuando el pequeño regresa y está a su alcance, deja de empujarlo y lo sujeta. Le pide que se baje y lo conmina a que ponga los pies en la tierra al tiempo que le propina un coscorrón.

La enloquecedora certeza De Aplacate
Aterrado, abrió la urna con la poca fuerza que le quedaba para encontrar una vieja impronta de sus huellas, un maullido ahogado y la última de sus vidas.

15 de marzo de 14.979 A.C. De Gesel van God
El sol asomaba por el horizonte. La llanura, el río y los incontables lagos surgían a lo lejos entre la bruma matinal. Como fondo, el trino de las aves era música para su espíritu. A pesar de que hizo su debut como artista y su obra sería admirada por generaciones, ese no fue su día. Al despertar se levantó del lado equivocado de su lecho: la silueta de aquel hombre de las cavernas quedó estampada para la posteridad en la pared de la cueva.

Un fantasma de apellido Alzheimer de Pseudónimo
Deambula por la casa durante el día; con frecuencia, también por la noche. Abre cajones y puertas, cambia cosas de lugar, husmea por aquí y por allá y todo le parece nuevo y ajeno, mientras ideas sin forma dan vueltas dentro del caos que reina en su cabeza, sin tomar conciencia de la angustia que lleva a cuestas. En ocasiones intenta escapar a la calle o quizás, de su propia realidad. Lucha y se afana en buscar los tiempos extraviados, los recuerdos carcomidos por un ente invisible, por esa enfermedad, tan familiar y cercana, que aún nadie conoce con certeza. Busca los nombres y lugares perdidos en el desastroso naufragio de su mente. Será imposible hallarlos a medida que los cubran las olas de los días y la arena de los meses por venir. Será en un mañana incierto cuando la marejada de la muerte arrase con sus restos sin remedio.

Confío en poder permanecer un poco más, para cerrar las puertas y las heridas del alma que han quedado abiertas, antes de que olvide empacar los buenos recuerdos de una vida con quien, hoy, es el fantasma que vive en nuestra casa y que, como la existencia, se escapen por entre los dedos.

También busco respuestas, acaso una pista o una clave, quizás sea luz o un poco de claridad en el camino, tal vez un conjuro que ahuyente a ese fantasma de carne y hueso que es más tangible y causa más dolor que los etéreos. Alguien en el futuro me lo agradecería. Tal vez yo mismo..
Patricia Mejías
01 de April de 2021 / 16:42
Selecciones del día 15 de marzo 2021 01 de April de 2021 / 16:42
Patricia Mejías
 

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