Caída mortal - (de Celecanto) -
El ave de metal pelea contra las corrientes del cielo. Tras ser zarandeada, caen restos del esqueleto. Las alas se mecen en el horizonte. Como pasajeros, entre el plumaje, van a bordo los parásitos del miedo. Angustia, terror y espanto se marcan en el rostro de las personas que ven precipitarse sobre sus cabezas los pedazos del avión.


Los olvidados - (de Pseudónimo) -
Hacía tiempo que el tiempo los había olvidado. Ya no tenían memoria de sus hijos, ni sabían si los recordaban o habían muerto. Daba igual; ya pertenecían a tiempos ajenos a su tiempo. Estaban tan abandonados a su suerte, como carentes de cordura. Más este era el vínculo que los mantenía unidos en precaria supervivencia, atrapados por el tiempo en un presente oscuro debajo de la autopista que viene del pasado y lleva hacia el futuro, en el inframundo del progreso.
Al encontrarlos después de años de búsqueda, la muerte se conmovió y tomó la decisión de facilitarles el trance. Suficiente olvido, agonía, muerte habían sufrido en vida como para tener que pasar por ellos nuevamente. Sin más preámbulo, se los llevó en cuerpo y alma, obviando el consabido papeleo. Al fin y al cabo, nadie, ni el tiempo, notaría su ausencia.


Universos instantáneos - (de Simbad) -
Mira hacia arriba y una nueva voluta de humo escapa de su boca. El rayo de luz que se cuela por la ventana cruza su camino y un universo salido de su aliento se revela en esa nube. Ve un mundo diminuto alrededor de un punto más brillante y sonríe. Acerca la vista e imagina que es Dios. Separa las aguas de la tierra, les da vida, crea plantas, animales e inteligencia a su imagen y semejanza. Observa y piensa mientras la nube se expande. Frunce el ceño, mueve la cabeza y voltea a ver el cigarrillo. Tira la ceniza, lo acerca a sus labios e inhala profundamente. Retiene la respiración unos momentos y sonríe con malicia mientras decide si vale la pena intentarlo de nueva cuenta.


En secreto (de Big Brother)
Mientras mantiene los ojos entrecerrados, sus manos se desenvuelven con destreza. Sus dedos pulsan los lugares precisos para arrancarle notas sublimes mientras ambos, en éxtasis, se mecen en cadencia. Oculto detrás de una cortina, el intruso observa atento. No desea interrumpirlos mientras se deleita viendo la apasionada entrega de esa hermosa mujer a su violonchelo..
José M. Nuévalos
28 de March de 2021 / 09:58
Seleccionadas día 16/3 - de Celecanto, Psudónimo, Simbad y Big Brother - 28 de March de 2021 / 09:58
José M. Nuévalos
 

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