Tallerista: Mónica Brasca

El forastero, de Per CEO
A lo lejos, apenas se distinguen la iglesia y los tejados desteñidos por el tiempo. Mi pueblo, que poca gente conoce, es un sitio pintoresco sembrado a mitad de la cordillera. Solo tiene tres estaciones: la de lluvias, la del ferrocarril y el invierno. Fue apenas el año pasado, una luminosa mañana de jueves cuando vimos llegar a ese extraño visitante. Al tiempo que recorría en silencio callejuelas empedradas y plazas, arrancando sonrisas a su paso, husmeaba por los tejados y devolvía el verdor y la sombra a los árboles. En el camino, infundía aliento a las flores y convocaba el trino de las aves. Desde el pórtico de la iglesia subió hasta el campanario para darle color y matiz a las fachadas. Continuó su andar rumbo al bosque y, al morir la tarde, desapareció de nuestra vista detrás de las montañas para nunca más volver. Temo que, como a otros turistas ocasionales, el clima de este lugar desalentó al verano para visitarnos de nuevo.


Vida, de Serpico
Se preguntó cuántas palabras serían necesarias para construir un poema. Encontró que solo precisaba una. Después de mezclar los ingredientes, le dio forma y se la regaló a su creación.

Serengueti, de Lafitte
El aire tibio que acaricia su cara le lleva el aroma de la hierba y el olor de su presa. El felino mantiene la mirada fija, las orejas atentas y los músculos tensos detrás de un matorral que se confunde con sus manchas. La tensión crece, el momento llega y el guepardo salta como impulsado por un resorte. Acelera, corre detrás de su objetivo que huye en pánico, intentado evitar que lo alcance. El impala cambia de dirección varias veces, seguido de cerca por su perseguidor que acorta la distancia hasta caerle encima. Minutos más tarde, mientras una familia está de luto, otra se da un festín. Buitres y hienas se encargarán de limpiar los huesos y borrar las huellas del banquete. Nadie parece haber visto nada. Los testigos, si los hubo, se desbandan y la vida sigue igual. No existen fiscales ni acusados; menos aún jueces o prisiones. No hay rencores ni rencillas, tampoco venganzas. Así es la vida en este antiguo y hermoso barrio de la naturaleza.

Diálogo a mitad del trayecto, de Isishayo

–Papá, ¿por qué las vías del tren se acaban cuando se juntan allá adelante?

–Una es la vida, Enrique; la otra el tiempo. Corren paralelas y convergen en el futuro, ¿entiendes?

–Creo que sí.

–Me alegra oírlo, porque yo todavía no. Ándale, sigue caminando.


Etapas, de Amarige
Sueña que salta sobre las piedras por el arroyo mientras el sol se cuela entre los árboles; la tarde muere y su cuerpo necesita un descanso. Se recuesta sobre la gramilla y arropada por una manta suave, duerme. Entonces sueña que es una noche tibia y camina rozando la corteza de los eucaliptos, oliendo el perfume de la tierra. Los pájaros acallan el canto para que ella pueda escuchar sus pasos sobre las hojas secas.
Se despierta sobresaltada por el trino de un mirlo que suena como alarma en su reloj. Extiende su mano en busca de apoyo para incorporarse de la cama y, como todas las mañanas, encuentra su bastón blanco..
Mónica Brasca
27 de March de 2021 / 18:17
Selecciones del 14 de marzo 27 de March de 2021 / 18:17
Mónica Brasca
 

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