El viejo roble de Pseudónimo
En su tronco, entre otras heridas y cicatrices, los corazones flechados son la crónica de pretensiones y amoríos. Guarda todavía el recuerdo ingrato de los justos y pecadores que han sido colgados de sus ramas. Por su savia corre aún la sangre de quienes, por asuntos de honor o faldas, la derramaron a sus pies. Entre sus raíces yacen otros tantos ya ausentes por desacuerdos y rencillas, en tanto que, bajo su sombra, se han revelado verdades, conocido indiscreciones y consumado amores. Desde tiempos remotos, todos en el pueblo le han temido: sabe demasiado.

Ad cautelam de Melón
Al verlos desde la ventana, tiesos e impasibles, soportando malos tratos y las inclemencias del tiempo, todo me fue más claro. Entendí por qué los árboles continúan ahí, de pie, después de que ellos poblaron la Tierra antes que nosotros, nos dieron cobijo cuando entramos en escena, convivimos y fueron de gran ayuda en nuestras empresas a costa de su destrucción paulatina.
A partir de ese momento empecé a desconfiar de ellos, de su silencio y aparente resignación. Estoy atento desde entonces. Por las noches, los crujidos de sus ramas me inquietan. Los rostros y las miradas que esconden sus troncos me revelan que nos observan, dispuestos a caernos encima, en cualquier momento, con esos brazos retorcidos como sus intenciones. He visto miles reunidos en el bosque urdiendo planes, en la ribera del río hurtando el agua, enraizados, apropiándose de la tierra y extendiéndose, robándonos la luz. No me queda duda de que son astutos y pacientes: conspiran en contra nuestra.
Antes de que tomen venganza, me adelantaré. La sequía en esta época del año está de mi lado. Unos cuantos litros de gasolina bastarán para echar por tierra sus planes malévolos y prevenir al mundo. La humanidad me lo agradecerá..
Lucía
03 de March de 2021 / 02:30
Selecciones del 9 de febrero 03 de March de 2021 / 02:30
Lucía
 

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