La Porra de Simón
Fuenteovejuna
Pseudónimo
Los especialistas forenses se presentaron en el lugar de los hechos para investigar aquella muerte que dejó atónita a la humanidad. Interrogaron a los testigos y hasta a quienes habían estado cerca o pasaban por ahí. Sospechosamente, nadie supo decir cómo, cuándo, ni por qué. Lo cierto es que el cadáver mostraba tantas huellas que era imposible discriminarlas. Tras la autopsia de rigor, y ante la imposibilidad de identificar a sus familiares, la realidad fue sepultada en la fosa común. Desde entonces, cada quien construye un altar donde se erige una imagen de la suya.
Infiltrados
Chester Truman
Aquel cadáver presentaba una inquietante sonrisa que no pasó desapercibida para el inspector Lamark. Tomaron las huellas pertinentes, hicieron las preguntas de rigor a los vecinos, perimetraron su silueta con tiza y se llevaron el fiambre al tanatorio. El informe del forense resultó de lo más inquietante: “Muerte por detonación a la altura de la sien con bala del calibre 23. No hallándose orificio de entrada, todo apunta a que el disparo fue realizado desde dentro”.
El crimen perfecto
Pseudónimo
El crimen fue burdo, tan primigenio e instintivo como el móvil: dominación, supremacía y poder. La simulación había sido el modus operandi del asesino para lograr sus objetivos. La víctima fue el mundo. Los rastros estaban por todas partes. Podían verse en el aire, en el agua y en los bosques; en los peces envenenados y en las especies que ya no existían; en los muertos de sus guerras y en quienes sufrían hambre y persecución.
Provisto de un palo o una piedra, de una bomba nuclear o simplemente de su lengua, el hombre asesinaba a la realidad todos los días desde que había puesto un pie sobre la tierra. Las huellas de la continuidad de la nada, a las que aludía Baudrillard, lo llevarían a la inexistencia, hasta su propia extinción. Fue entonces, cuando ya no quedaba nada, que pudo declararse que el crimen había sido perfecto, tanto que no hubo nadie para anunciarlo en millones de kilómetros a la redonda..
Pseudónimo
Los especialistas forenses se presentaron en el lugar de los hechos para investigar aquella muerte que dejó atónita a la humanidad. Interrogaron a los testigos y hasta a quienes habían estado cerca o pasaban por ahí. Sospechosamente, nadie supo decir cómo, cuándo, ni por qué. Lo cierto es que el cadáver mostraba tantas huellas que era imposible discriminarlas. Tras la autopsia de rigor, y ante la imposibilidad de identificar a sus familiares, la realidad fue sepultada en la fosa común. Desde entonces, cada quien construye un altar donde se erige una imagen de la suya.
Infiltrados
Chester Truman
Aquel cadáver presentaba una inquietante sonrisa que no pasó desapercibida para el inspector Lamark. Tomaron las huellas pertinentes, hicieron las preguntas de rigor a los vecinos, perimetraron su silueta con tiza y se llevaron el fiambre al tanatorio. El informe del forense resultó de lo más inquietante: “Muerte por detonación a la altura de la sien con bala del calibre 23. No hallándose orificio de entrada, todo apunta a que el disparo fue realizado desde dentro”.
El crimen perfecto
Pseudónimo
El crimen fue burdo, tan primigenio e instintivo como el móvil: dominación, supremacía y poder. La simulación había sido el modus operandi del asesino para lograr sus objetivos. La víctima fue el mundo. Los rastros estaban por todas partes. Podían verse en el aire, en el agua y en los bosques; en los peces envenenados y en las especies que ya no existían; en los muertos de sus guerras y en quienes sufrían hambre y persecución.
Provisto de un palo o una piedra, de una bomba nuclear o simplemente de su lengua, el hombre asesinaba a la realidad todos los días desde que había puesto un pie sobre la tierra. Las huellas de la continuidad de la nada, a las que aludía Baudrillard, lo llevarían a la inexistencia, hasta su propia extinción. Fue entonces, cuando ya no quedaba nada, que pudo declararse que el crimen había sido perfecto, tanto que no hubo nadie para anunciarlo en millones de kilómetros a la redonda..
Carmen Simón
15 de February de 2021 / 10:07
15 de February de 2021 / 10:07
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