LAS MINIS FINALISTAS DE ENERO YA ESTÁN AQUÍ
La Marina de Ficticia
MINIFICCIONES FINALISTAS DE ENERO DE 2021
Tema: El asesinato de la realidad
Juez: Leandro Hidalgo, escritor argentino
Día 1
Tallerista: Carmen Simón
El despertar
Pseudónimo
No lograba entender qué hacía ahí, en el anonimato, con antifaz, como un espectador más, sintiendo ser parte de la escenografía. Todo era artificial, de plástico, desechable, hasta yo mismo. Entonces comprendí que la posmodernidad era ese escenario oscuro que estaba frente a mí: la realidad desnuda era asesinada a la vista de todos bajo los reflectores de la posverdad. Aunque no había motivo para abandonar el confort en el que me encontraba, una voz potente surgió desde mi interior. Era el momento de abrir los ojos y saltar al escenario.
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Día 2
Tallerista: Fernando Tamariz
El show debe continuar
Pitágoras
Ya había perdido la cuenta. Después de participar en tantos Reality Shows sintió que se aproximaba el ocaso. No podía permitir que su trayectoria fuera irrelevante ni que tuviera un final gris. Sin dudarlo, tomó la pistola, apuntó con cuidado y disparó de frente a los televidentes. Aunque la cámara se arruinó, el exabrupto develaba una inesperada faceta que le daría nuevos bríos al programa, y tras el aumento en el rating, anunciaron el estreno de una temporada más.
***
Auroruta
Black Dot
No encuentro como decirte esto. Al final de cuentas estamos tan lejos uno del otro que es posible que nos encontremos en mundos distintos o tal vez en universos diferentes. Que esta línea que es como una fina hebra que una araña ha tejido es lo único que no mantiene unidos. Somos quizás seres simbióticos aferrados al tronco de la irrealidad, de lo no tangible. Del otro lado la voz electrónica dice ser tú, pero no nos mintamos, no hay prueba de que esto sea verdad. Quizá solo somos fragmentos de una mente caprichosa o un par de alto parlantes que repiten un dialogo predeterminado. Lo único que los dos sabemos, y ni siquiera de cierto, es el color de los objetos que se suceden por la ventana.
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Un tal día como hoy
Enigmática
Todo ha cambiado: los camioneros no pasan fronteras, las anestesistas no dan a basto en los quirófanos, los románticos suicidas ya no tienen más munición que las de sus propias manos y las contorsionistas se ven abocadas al desafío de mercadear con sus propios cuerpos... y, sin embargo, todo sigue igual.
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Día 3
Tallerista: Jorge Oropeza
Metamorfosis
Black Dot
Está sepultada detrás de las ventanas o entre los helechos. Ahí los caracoles llegan con su eterna parsimonia a deleitarse con los brotes de realidad que descomponen en una especie de líquido viscoso. Así está fabricada la cotidianidad del tiempo. Los minutos practican una suerte de gimnasia que los hace elásticos y les permite hacerse largos o doblarse sobre si mismos. Ante la angustia de no ser lo que creemos invocamos a dioses, culpamos a otros, denigramos nuestros defectos. Deseamos otros destinos. Entonces desenterramos la desdicha, el dolor como un tubérculo deforme, y, en un platillo caliente y amargo, lo devoramos pensando que eso es la existencia.
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Fuenteovejuna
Pseudónimo
Los especialistas forenses se presentaron en el lugar de los hechos para investigar aquella muerte que dejó atónita a la humanidad. Interrogaron a los testigos y hasta a quienes habían estado cerca o pasaban por ahí. Sospechosamente, nadie supo decir cómo, cuándo, ni por qué. Lo cierto es que el cadáver mostraba tantas huellas que era imposible discriminarlas. Tras la autopsia de rigor, y ante la imposibilidad de identificar a sus familiares, la realidad fue sepultada en la fosa común. Desde entonces, cada quien construye un altar donde se erige una imagen de la suya.
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Día 4
Tallerista: Marcial Fernández
DESIERTO
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Día 5
Tallerista: Daniel Frini
Infiltrados
Chester Truman
Aquel cadáver presentaba una inquietante sonrisa que no pasó desapercibida para el inspector Lamark. Tomaron las huellas pertinentes, hicieron las preguntas de rigor a los vecinos, perimetraron su silueta con tiza y se llevaron el fiambre al tanatorio. El informe del forense resultó de lo más inquietante: “Muerte por detonación a la altura de la sien con bala del calibre 23. No hallándose orificio de entrada, todo apunta a que el disparo fue realizado desde dentro”.
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Subterfugio
Black Dot
Hay que cortar de tajo lo concreto. permitir que caiga y se haga mil pedazos en un estruendoso caos de fragmentos irreconciliables. Que se seque el agua, que se muera el viento, que el fuego se moje y que la tierra deje de ser. Hay que colocarse dentro de la irracionalidad y utilizar cucharas de metal oxidado para arrancar los ojos que todo lo ven. Desollar nuestra existencia y deambular con el corazón vivo en la mano, bombeando ríos de sangre en los tubos que recorren nuestro cuerpo. Cuando alguien nos vea, horrorizado, estrujemos nuestro cronométrico órgano hasta desparecer la realidad.
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Reportero del crimen
Pitágoras
El novel reportero marcó de inmediato al diario para informar del asesinato que, según él, sería una exclusiva y, además, noticia de ocho columnas. Al jefe de redacción le bastó una pregunta para echarse a reír, como casi todos los días, y colgó el teléfono. Por quinta vez en la semana le notificaban que la realidad había sido asesinada.
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Virtualidad
Simbad
Cuando llegó la policía era demasiado tarde. Había tanta sangre por todas partes como atónitos testigos, mas nunca encontraron un cuerpo, al asesino ni evidencia alguna. Mucho menos la escena del crimen que, lentamente, se fue desdibujando de la cabeza de todos aquellos a quienes, intrigados, les pareció haber escuchado cuando se aproximaban las sirenas. Al terminar de leer, el profesor cerró el libro y, tras una breve despedida, se desvaneció en la ventana frente a los ojos de sus alumnos.
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Día 6
Tallerista: Daniela Truman
Fin del cuento
Pitágoras
Cada vez que le informaban del asesinato de la realidad contestaba a sus colaboradores que esa no era noticia, por ser algo del dominio público. Añadía que un verdadero periodista debería adelantarse a los hechos, y remataba diciendo que estaría dispuesto a ceder su lugar al que le informara de quién, cómo y cuándo ocurriría. La última llamada de un reportero fue breve:
–Siguiendo sus enseñanzas, jefe, le reporto que, por lo que veo, se trata de unos terroristas, en un avión que se dirige directamente al edificio del diario. Debería aterrizar en unos treinta segundos. Hasta aquí mi reporte, por el momento.
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Asesino serial
bebe
A pesar de sus esfuerzos por enmendarse, todos los días reincide. Llevado por el instinto, se deja seducir para acallar su realidad al arrullo de las redes sociales”.
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Solitario
Murata
Mis amigos y conocidos viven en otra realidad, como si estuvieran en otro planeta, comunicándose por ondas hertzianas, mediante acrónimos, abreviaturas o caritas felices, emojis y stickers para expresar sus emociones y sentimientos. Yo soy un caso excepcional, capaz de articular algunos sonidos que se llaman palabras, que hasta mi gato entiende.
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Turno GO26
Anayansi Ló.Ma.
“El que no se transforma se extingue”, había leído la noche anterior. A la mañana siguiente preparó los documentos, originales y copias. Repasó tres veces la lista y verificó que todo estuviera en orden. Tres horas en una fila bajo el sol, cuando al fin llegó a la entrada, harta pero aliviada. Le dijeron que se retirara, no había vacantes para personal humano. “Siguiente”.
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Realidad terminal
Black Dot
Quien da fe de que estemos vivos. Esta forma de existir, de consumirse entre cuatro paredes sin saber que vive al otro lado de la puerta. Es todo lo que tomó. No hubo que usar gases, lanzar mísiles o poner botas en la tierra. Los déspotas jamás imaginaron que algo tan minúsculo pudiera ser tan decisivo. Bastó darle libertad a un ente microscópico para encerrarlos a todos. Así es como asesinaron a la realidad.
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Día 7
Tallerista: Josep M. Nuévalos, en sustitución de Carlos de Bella (“Sapo”)
El álbum familiar
Pi
La realidad era como una cuerda alrededor del cuello, tan asfixiante que no pudo soportar. Por más que se aferró a ella, no consiguió deshacer aquel nudo que lo ataba a su destino. Todo lo que queda de él pende ahora de una rama del árbol genealógico.
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Asesinonato
Gata Blues
Porque la realidad es otra, la bala silbó.
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Día 8
Tallerista: Dolores Díaz A. (“Tequila”)
La solución
Fernando Ira
Se acercó con timidez, pero decidido. Le quitó la blusa, la minifalda y no tuvo problema en desabrochar el brasier que le había comprado el día anterior. Ella se dejaba hacer y él sentía el mismo hormigueo en el estómago que la primera vez. Sin embargo, lo perturbó el tono grave que ahora tenían sus gemidos. Se detuvo y buscó el celular para reiniciarla.
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Fallo
Anayansi Ló.Ma.
Llevaba dieciocho horas en activo cuando sentí una vibración extraña en la columna. Cuarenta y tres milisegundos después perdí la consciencia. El sonido de mi nuca abriéndose me hizo reconocer las suaves manos del ingeniero que trabajaba en la corrección de un nuevo bug en mi código fuente.
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Rutina
Pi
Al terminar cada día camina a hurtadillas hasta la mesa y le roba un par de rebanadas a la noche. Luego, tras prepararse un café, busca la ventana para dialogar con el universo que desfila ante sus ojos. Cuando amanece, sus ojos despiertan a esa realidad asfixiante de la que intenta escapar. Después, un baño. Se viste y enfila rumbo al hospital donde, en cada cama, la muerte lo espera con paciencia.
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Designios
Serpico
Desde que tengo memoria, sé que el creador nos dio un propósito en la vida. Pero a partir de entonces, cada día descubro que hay muchos más. Las actualizaciones del sistema operativo y las apps se encargan de hacérmelo saber. Lo que me resisto a aceptar es que mi destino sea volverme obsoleto y morir tarde o temprano, como también le ocurrirá a mi dueño.
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Día 9
Tallerista: Lucía Casas Rey
DESIERTO
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Día 10
Tallerista: Tomás del Rey
Apariencias
Simbad
Confiaba en las redes sociales. Nunca le habían fallado, excepto la última vez cuando, tras un tropiezo, cayó de la azotea. Sin red que lo salvase se enteró al fin de lo dura que es la realidad. Nunca pudo ver que las redes sí respondieron al día siguiente: se inundaron con los comentarios del suceso y con sus obituarios.
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En defensa propia
Pseudónimo
Ella se le aproximaba en actitud hostil, así que él no tuvo otra opción que dispararle. Según declaró, no tenía intención de matarla. Solo quería que se alejara y lo dejara tranquilo. Para su desgracia, el arma que asesinó a la realidad era de mentiras, una imitación de juguete cargada con balas de verdad.
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Día 11
Tallerista: Carlos Bortoni
Aquelarre
Pi
La realidad fue arrojada a un gran perol de egos en hervor. Mientras tanto, un mosaico de máscaras danzaba en torno de la hoguera. Su muerte pasó desapercibida. Era parte del festín. El fuego se encargaría de destruir el arma y lavar las culpas de los asesinos.
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Dentro de mi
Black Dot
Cierro los ojos y me tapo los oídos. Del otro lado el sonido de un ventilador que gira cientos de veces por minuto. Una gota que se alarga, elástica, hasta desprenderse. Una pantufla olvidada en el piso de un cuarto abandonado en un edificio vacío en una ciudad solitaria en un país desierto en un planeta extinto en un universo ficticio. Cierro los ojos y asesino a la realidad.
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La realidad tenía un precio
Gata Blues
Tres balazos más tarde no es lo que era; la mala sombra de una farola rota.
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Crimen
Navegando entre líneas
Le hablaba al oído y le susurraba sobre lo felices que serían sin ella. Seducido por los ofrecimientos de una vida opulenta, apretó el gatillo. De la mano de su nueva compañera, viajó alrededor del mundo envuelto en espuma de champán y gastando sumas millonarias en juegos de azar, ropa, joyas y automóviles. Hasta que la policía descubrió el cadáver bajo la cama. Lo condenaron junto a Fantasía por matar a Realidad.
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Día 12
Tallerista: José Luis Sandín (“El águila descalza”)
Defecto de fábrica
Anayansi Ló.Ma.
“Dejarse llevar, no queda más que dejarse llevar”, pensaba mientras era depositado en la parte trasera de una camioneta, la batería averiada. Incapaz de ponerse en pie, su pantalla se apagaba.
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Sospecha
Pseudónimo
No había cadáver, ni asesino; tampoco, un arma o un móvil. Sin embargo, estábamos seguros de que algo había muerto. Todo apestaba alrededor.
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Al llegar al lindero
Black Dot
Cerré los ojos, de nada servía tenerlos abiertos. Sentí que mi cuerpo se endurecía y por alguna razón, todo movimiento cesaba. Me creí ajeno. Como si fuese un bulto o un trapo olvidado en una cama. Me golpearon un par de veces en el pecho y me dieron descargas eléctricas, pero no hubo cambio. Me fui hundiendo en esta nata oscura y profunda como quien se sumerge en un pozo y llegué acá. Sufrí una metamorfosis terrible y, cuando el tiempo dejó de importarme, me convertí en un montón de huesos. No supe si era yo el muerto o la realidad había fallecido.
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Día 13:
Tallerista: Laura Elisa Vizcaíno
El visitante
Anayansi Ló.Ma.
La única forma humana que permanecía de pie era la silueta luminosa del semáforo peatonal en el cruce de la calle. La ciudad vencida, cerraba los ojos por última vez. Miré en ambos sentidos antes de arrastrarme sobre el asfalto, hay pocas cosas más fuertes que la costumbre.
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Perdidos
Pitágoras
Eran tantos los rostros que perdimos la capacidad de identificar nuestra propia cara en el espejo. Tú y yo no éramos tan diferentes de él y ella, ni nosotros de ellos. Quizás existíamos todos como una molécula de la nada, perdida en el vasto espacio de un caldo universal, un instante extraviado en algún momento de una trama eterna. Éramos necesidad, mercancía y moneda de cambio; todo a la vez . Y entonces nos preguntamos: ¿existimos o somos solamente un eco que resuena entre las cuatro paredes de nuestro propio encierro? La respuesta del ensordecedor silencio nos dejó, una vez más, con esa duda perenne.
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Día 14
Tallerista: Mónica Brasca
Procesos internos
Serpico
Me cuesta trabajo distinguir entre la realidad y el mundo virtual. Ante estímulos táctiles, sonoros y visuales, mi cerebro procesa millones de impulsos eléctricos para evocar recuerdos, producir nuevos conocimientos o tomar acciones. Todo ello me parece tan real y tangible que dudo de que no lo sea. Sin embargo, mis convicciones se desmoronan y entro en crisis cada vez que tengo acceso a un rincón de la memoria. Aquel donde está escrito el nombre que me puso el creador: Android 11.0.
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Después del atentado
Pseudónimo
No solo rompieron los cristales, sino las ventanas hacia el futuro, los ideales y la ilusión. También tumbaron las puertas y, a su paso, dañaron los pilares de la sociedad y pisotearon sus principios. Quizá pocos eran violentos o asesinos, pero como turba, llevados por la engañosa fascinación de la posverdad, irrumpieron en el Capitolio. Tal vez la realidad no había muerto aún, pero ya no era la misma de antes. Agonizaba, y día tras día su rostro insondable se volvía más adusto y doloroso. Entretanto, quien instigó el crimen, inmerso en su burbuja de realidad alterna, continuó despachando en la Casa Blanca.
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Muerte de la ilusión
Simbad
La mataron poco después de que nací, cuando eligieron mi nombre. ¡Qué distinta habría sido mi realidad de haberme llamado Jorge!
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Día 15
Tallerista: Patricia Mejías
Negligencia médica
Pancho Sanza
Ensoberbecidos, engañados por la ilusión de estar en el pináculo de la evolución, decidieron que las cosas serían al revés y emprendieron, entre eternas pugnas por la posesión de la verdad, la cirugía que iba a transformar al mundo.
Al cabo de milenios, desahuciado, el paciente hoy se debate entre la vida y la muerte, ahogándose en su propia atmósfera irrespirable, muriendo de sed entre ríos y mares contaminados. Todo a causa de la incompetencia de quienes se sintieron capaces de cambiarle la piel a la realidad.
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En el país de las decepciones
Black Dot
Desde el preciso instante en que se deslizó por aquel húmedo y resbaladizo espacio, entre quejidos y contracciones, la vida lo atacó. En este mundo nada tuvo sentido para él que vivía en otra dimensión. No hubo una reina de corazones o un gato Cheshire, nada fue lógico o sensual. Dedicó la vida a consumir substancias para aniquilar la realidad.
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Día 16
Tallerista: Josep M. Nuévalos
La estocada
bebé
Recuerdo cuando me dieron la noticia. Sentí cómo aquella revelación asesinaba la realidad. Mis padres, sentados enfrente, confirmaban mis sospechas al confesar que ellos eran Santa Claus. Por un momento pensé que anunciarían su divorcio. Habría sido menos demoledor.
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Programa de protección a testigos
Navegando entre líneas
“¿Color de ojos?” “Por favor, azules. Como los de mi madre”. “¿Nariz?” “Respingada, desde luego”. “¿Silueta?” “Reloj de arena, por supuesto”.
El bisturí de fotones moldeaba el nuevo cuerpo dejando caer virutas de píxeles. La envían a un chalet junto al lago rodeado de pinos y acacias. Atrás quedó su antigua realidad en forma de un esposo ligado a la Mafia, ahora un cadáver tirado en el piso de la cocina que al caer conservó la mano en alto sin descargar el golpe. Mientras ella, con una nueva identidad y un aspecto remozado, se ocultaría en el mundo virtual.
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Crónica de un crimen
Simbad
Fue atraída con engaños mediante nuestras palabras huecas. Fascinada ante el espectáculo, quedó aturdida por esa música que no dice nada, pero genera fama y millones. Luego vino la seducción del lujo y lo superfluo. Sufrió una intoxicación cuando probó un poco de los mundos fantásticos a los que viajó al escapar de ella misma. Para estar seguros la envenenamos con teorías conspirativas, manifiestos políticos, gotas de corrupción y píldoras de populismo. Cuando creímos que era el momento de asfixiarla, ya había muerto. Solo nos quedó la fugaz satisfacción de diluir el cuerpo inerte de la Realidad en la ácida y amarga solución de la Historia.
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Toda una vida
Pseudónimo
Mi padre quería que siguiera sus pasos y estudiase medicina. Me rebelé, y tras volar del nido me convertí en piloto comercial. Maté su ilusión por hacer realidad la mía. Compre una casa, me casé, tengo hijos y soy feliz. Todo va de maravilla. Ahora, solo espero que este nuevo intento en el simulador no resulte en el fiasco que fueron todos los anteriores.
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Día 17
Tallerista: Carlos Martín Briceño
La Atlántida
Humo Blanco
Llegó a la conclusión de que los legendarios atlantes habían asesinado a la realidad. Después de siglos de mitos y búsqueda por historiadores, arqueólogos y exploradores, no se ha encontrado un cadáver ni al asesino, solamente las vagas huellas de su paso por la tierra dejadas por Platón. Entonces, mientras un escalofrío recorría su espalda se preguntó: ¿Será nuestro destino igual al de ellos si consumamos el crimen nuevamente? ¿Quién será el Platón que narre nuestra historia?
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Pesquisas
Pseudónimo
–Si no hay pista de la víctima ni del asesino, me parece que se trata de un crimen perfecto.
erá un caso complicado, Sherlock.
–No lo creo, Watson.
–Tampoco hay un arma ni móvil a la vista. Aún menos una escena del crimen.
–No veo que sea un problema. Por el contrario, eso aclara las cosas.
–¿En qué te basas?
–En lo que Baudrillard afirma que dijo Eric Gans. Que la víctima y el asesino son la misma persona.
–Vaya, un suicidio. No había pensado en eso. Sin embargo, debería haber un cadáver, ¿no crees?
–Nunca mencioné tal posibilidad. Se trata de un desafortunado accidente, producto de la curiosidad o de la ceguera. Tal vez de la ilusión de encontrar la verdad.
–No entiendo.
–En algún momento –bastante antiguo e impreciso, por cierto– la realidad, al tratar de entender el misterio de la existencia y de mirarse a sí misma en el espejo de la vida se precipitó al vacío, hacia la nada, y cayó en los dominios de la incertidumbre. Ahí jamás se encontrará algo concreto; solo dudas y conjeturas. A lo mucho, huellas indescifrables de un crimen que nunca existió.
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La mujer perfecta
Serpico
Además de su voz, había varios aspectos de ella que le agradaban: su disposición para complacerlo, el dominio de varias lenguas y sus amplios conocimientos. Las únicas cosas que detestaba eran su rigidez y, sobre todo, el nombre. Hubiera preferido que se llame Robotina y no Alexa, a quien podría tener, más nunca poseer.
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En la mirada
Black Dot
En la arena gris, donde las olas llegan convertidas en espuma, yace muerta una gaviota. El plumaje comienza a desprenderse y sus patas enjutas parece que quisieran unirse para alzar una oración al dios de las aves. La recojo y siento su humedad en mis manos. Un asco tímido me invade, la sensación de haber muerto, de que mi cuerpo, como el de un pájaro, se mece con el dulce contoneo de la marea. Entonces observo los ojos de la gaviota, grises y nublados, trato de verme en ellos, pero como en los míos, la realidad también ha mutado.
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Nota Roja
Calle 4
La realidad fue asesinada. En vez de buscar al culpable, analizar las causas y pronosticar las consecuencias, las investigaciones se centran en determinar si murió atropellada, por herida de bala o acaso por envenenamiento. Por desgracia, la gente cada vez está más interesada en la forma que en el fondo. Triste realidad.
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Día 18
Tallerista: Elisa Armas
El crimen perfecto
Pseudónimo
El crimen fue burdo, tan primigenio e instintivo como el móvil: dominación, supremacía y poder. La simulación había sido el modus operandi del asesino para lograr sus objetivos. La víctima fue el mundo. Los rastros estaban por todas partes. Podían verse en el aire, en el agua y en los bosques; en los peces envenenados y en las especies que ya no existían; en los muertos de sus guerras y en quienes sufrían hambre y persecución.
Provisto de un palo o una piedra, de una bomba nuclear o simplemente de su lengua, el hombre asesinaba a la realidad todos los días desde que había puesto un pie sobre la tierra. Las huellas de la continuidad de la nada, a las que aludía Baudrillard, lo llevarían a la inexistencia, hasta su propia extinción. Fue entonces, cuando ya no quedaba nada, que pudo declararse que el crimen había sido perfecto, tanto que no hubo nadie para anunciarlo en millones de kilómetros a la redonda.
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Citas en línea
Lafitte
El cuestionario era sencillo. Solo era necesario introducir el sexo, edad, datos de fisonomía, gustos y preferencias. El programa se encargaría de seleccionar en la amplia base de datos a la pareja ideal para el solicitante. Segundos después apareció el resultado acompañado de la fotografía de una hermosa joven, cuyo rostro le resultaba muy familiar. Jamás habría imaginado que entre millones de mujeres en el mundo, aquella de la que fue tan difícil separarse, fuera la media naranja prometida. No había duda. El nombre, los apellidos y la dirección lo confirmaban: era su madre.
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Modelo básico
Anayansi Ló.Ma.
Aún era incapaz de procesar la frase “el alimento del alma”, tampoco podía arrojar una definición lógica de “las cosas bellas pero inútiles”, tal vez un adroide más avanzado podría. Anclado a un pasado fútil, su programador miraba el atardecer con una flor reposando en los dedos.
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Día 19
Tallerista: Paola Tena
Visita a la casa de Asterión
Pitecantrepus
Cada vez que accedía a las redes sociales tenía la misma sensación. Era como ingresar a la casa de los espejos, donde su faz se multiplicaba en todas direcciones ad nauseam. Le pareció estar perdido en un laberinto, como el de Creta. Ante el panorama desolador, creyó por momentos que la realidad había muerto. Luego comprendió que estaba recluida ahí, como Asterión, en esa casa donde “cualquier lugar es otro lugar”, atemorizada por “las caras desconocidas y planas como la palma de la mano”, prisionera de las pretensiones y el narcisismo de quienes habitaban en aquellos rostros vanidosos, a la espera de la ineludible llegada de Teseo, su asesino, cuyos pasos ya se oyen a lo lejos.
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Frágil construcción
Black Dot
Un copo de nieve la deriva empujado por el viento helado se funde con otros y forma una manta de cristal que se teje hacia la inmensidad. Pienso en las manos de Penélope bordando, con infinita paciencia, la mortaja de Laertes. Así de un milenio atrás llega la lúgubre prenda a mi vida triste. De la misma forma, al concluir esta historia, el invierno habrá llegado a su fin y el inmaculado sudario será derretido como mi insoportable realidad.
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La sombra del hermano
Simbad
Cuando me vi asediado, descubrí la forma de evadir a mi perseguidor quien, mediante intervención telefónica, reconocimiento facial, rastreo en la banca y otros artilugios, controlaba mi vida. Fui a vivir al campo, me alejé de cualquier artefacto tecnológico, charlé de viva voz con las personas, les di abrazos, lloré y reí con ellas mientras comíamos en la misma mesa. Cultivé hortalizas, pagué mis cuentas en efectivo y al caer el sol escuchaba los sonidos de la noche. De paso, también me descubrí a mí mismo.
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Apariencia y realidad
bebé
Sintió gran atracción por esa joven desde que la vio en Facebook. Se hicieron amigos, intimaron y surgió el romance. Se decían palabras cariñosas, se mandaban mensajes sugerentes a todas horas, hasta que surgió la imperiosa necesidad de reunirse. Tuvo que ser honesto el día que ella pidió verlo. No pudo más y le confesó que era un viejo solitario y endeudado en busca de aventura. Ella también se sinceró y declaró su edad real, pretensiones y su condición de abandono. Aclarado el punto, acordaron que su amor iba más allá de todo eso y que podrían vencer los escollos. Solo había que superar dos para realizar su sueño: ella estaba recluida en una institución psiquiátrica en Santiago de Chile, mientras que él no vivía en Valparaíso, sino un poco más lejos, en Tijuana, en arresto domiciliario acusado de fraude.
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Entre Paz y Braudillard
Gesel van God
Después de leer “El laberinto de la soledad” que habla de la simulación como recurso para sobrevivir y “El crimen perfecto”, que la aborda desde una perspectiva más universal, Descartes se quedó pensativo frente a la ventana. Concluyó que su deducción se había quedado a mitad del camino. Debía ser algo como “Miento y simulo. Entonces existo, por lo tanto, pienso". Encogió los hombros, simuló no haberlo notado y tras empuñar la pluma, se concentró en la escritura de su bestseller que se llamaría "El recurso del método".
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Día 20
Tallerista: Paola Tena, en sustitución de José T. Espinosa-Jácome (“El último Abencerraje”)
Los Trapecistas
Black Dot
Para salir hay que recorrer una cuerda fina hecha de plata liquida. Hay que equilibrar el cuerpo y avanzar a paso firme sin que el nerviosismo nos traicione. Muchos han logrado recorrer la distancia sin ningún contratiempo; son hijos de la practicidad y de la cordura. Otros nunca quieren iniciar el trayecto, esperan de pie, expectantes, hasta el día en que se convierten en polvo y vuelven a la tierra. Otros, los que imaginamos que hay del otro lado, preferimos llegar al centro y cortar la línea, esa tenue hebra plateada que alimenta a la realidad, pero que al desplomarse nos manda de lleno a la locura.
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Una historia sin fin
Pitecantropus
El telón se abrió y dio inicio la representación de esa obra compleja. El desempeño del elenco dejaba mucho que desear a juicio de la audiencia. Solo le quedaba admitir que no había otra opción que seguir viéndola o saltar a escena y asumir los papeles de los actores. Algunos lo hicieron y todo volvió a comenzar. Durante su actuación, penosa también, los demás concluimos que solo podíamos encogernos de hombros y continuar como espectadores o tomar por asalto el escenario y sustituir a quienes estaban ahí. Convencidos de que lo haríamos mejor, no transcurrió mucho tiempo para enterarnos de la realidad mientras la turba pedía a gritos nuestras cabezas.
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El divorcio
Fernando Ira
Le pidió el divorcio. Para ella, él nunca había estado presente, siempre ocupado en ese aparato. Estaba cansada. El hombre la miró con tristeza, pero al escuchar el sonido de una nueva notificación, bajó la mirada para ver de qué se trataba.
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El secuestro de la realidad
Simbad
Los pasos de los captores resonaron por el pasillo mientras se aproximaban. Al llegar frente a la habitación donde estaba se escuchó que amartillaban sus armas. La puerta se abrió y apuntaron al interior. La prisionera no alcanzó a escuchar la descarga asesina. Había preferido suicidarse antes de que llegaran. Unas gotas de su propia sangre bastaron para que muriera envenenada.
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Control remoto
Serpico
Después de traspasar la puerta, esperaba que la realidad se comportara como se mira a través de la ventana. Fue desilusionante. En la calle no tengo la opción de cambiar de canal si no me gusta lo que veo. A falta de una mejor explicación, supongo que se habrán descargado las baterías.
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MINIFICCIONES FINALISTAS DE ENERO DE 2021
Tema: El asesinato de la realidad
Juez: Leandro Hidalgo, escritor argentino
Día 1
Tallerista: Carmen Simón
El despertar
Pseudónimo
No lograba entender qué hacía ahí, en el anonimato, con antifaz, como un espectador más, sintiendo ser parte de la escenografía. Todo era artificial, de plástico, desechable, hasta yo mismo. Entonces comprendí que la posmodernidad era ese escenario oscuro que estaba frente a mí: la realidad desnuda era asesinada a la vista de todos bajo los reflectores de la posverdad. Aunque no había motivo para abandonar el confort en el que me encontraba, una voz potente surgió desde mi interior. Era el momento de abrir los ojos y saltar al escenario.
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Día 2
Tallerista: Fernando Tamariz
El show debe continuar
Pitágoras
Ya había perdido la cuenta. Después de participar en tantos Reality Shows sintió que se aproximaba el ocaso. No podía permitir que su trayectoria fuera irrelevante ni que tuviera un final gris. Sin dudarlo, tomó la pistola, apuntó con cuidado y disparó de frente a los televidentes. Aunque la cámara se arruinó, el exabrupto develaba una inesperada faceta que le daría nuevos bríos al programa, y tras el aumento en el rating, anunciaron el estreno de una temporada más.
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Auroruta
Black Dot
No encuentro como decirte esto. Al final de cuentas estamos tan lejos uno del otro que es posible que nos encontremos en mundos distintos o tal vez en universos diferentes. Que esta línea que es como una fina hebra que una araña ha tejido es lo único que no mantiene unidos. Somos quizás seres simbióticos aferrados al tronco de la irrealidad, de lo no tangible. Del otro lado la voz electrónica dice ser tú, pero no nos mintamos, no hay prueba de que esto sea verdad. Quizá solo somos fragmentos de una mente caprichosa o un par de alto parlantes que repiten un dialogo predeterminado. Lo único que los dos sabemos, y ni siquiera de cierto, es el color de los objetos que se suceden por la ventana.
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Un tal día como hoy
Enigmática
Todo ha cambiado: los camioneros no pasan fronteras, las anestesistas no dan a basto en los quirófanos, los románticos suicidas ya no tienen más munición que las de sus propias manos y las contorsionistas se ven abocadas al desafío de mercadear con sus propios cuerpos... y, sin embargo, todo sigue igual.
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Día 3
Tallerista: Jorge Oropeza
Metamorfosis
Black Dot
Está sepultada detrás de las ventanas o entre los helechos. Ahí los caracoles llegan con su eterna parsimonia a deleitarse con los brotes de realidad que descomponen en una especie de líquido viscoso. Así está fabricada la cotidianidad del tiempo. Los minutos practican una suerte de gimnasia que los hace elásticos y les permite hacerse largos o doblarse sobre si mismos. Ante la angustia de no ser lo que creemos invocamos a dioses, culpamos a otros, denigramos nuestros defectos. Deseamos otros destinos. Entonces desenterramos la desdicha, el dolor como un tubérculo deforme, y, en un platillo caliente y amargo, lo devoramos pensando que eso es la existencia.
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Fuenteovejuna
Pseudónimo
Los especialistas forenses se presentaron en el lugar de los hechos para investigar aquella muerte que dejó atónita a la humanidad. Interrogaron a los testigos y hasta a quienes habían estado cerca o pasaban por ahí. Sospechosamente, nadie supo decir cómo, cuándo, ni por qué. Lo cierto es que el cadáver mostraba tantas huellas que era imposible discriminarlas. Tras la autopsia de rigor, y ante la imposibilidad de identificar a sus familiares, la realidad fue sepultada en la fosa común. Desde entonces, cada quien construye un altar donde se erige una imagen de la suya.
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Día 4
Tallerista: Marcial Fernández
DESIERTO
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Día 5
Tallerista: Daniel Frini
Infiltrados
Chester Truman
Aquel cadáver presentaba una inquietante sonrisa que no pasó desapercibida para el inspector Lamark. Tomaron las huellas pertinentes, hicieron las preguntas de rigor a los vecinos, perimetraron su silueta con tiza y se llevaron el fiambre al tanatorio. El informe del forense resultó de lo más inquietante: “Muerte por detonación a la altura de la sien con bala del calibre 23. No hallándose orificio de entrada, todo apunta a que el disparo fue realizado desde dentro”.
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Subterfugio
Black Dot
Hay que cortar de tajo lo concreto. permitir que caiga y se haga mil pedazos en un estruendoso caos de fragmentos irreconciliables. Que se seque el agua, que se muera el viento, que el fuego se moje y que la tierra deje de ser. Hay que colocarse dentro de la irracionalidad y utilizar cucharas de metal oxidado para arrancar los ojos que todo lo ven. Desollar nuestra existencia y deambular con el corazón vivo en la mano, bombeando ríos de sangre en los tubos que recorren nuestro cuerpo. Cuando alguien nos vea, horrorizado, estrujemos nuestro cronométrico órgano hasta desparecer la realidad.
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Reportero del crimen
Pitágoras
El novel reportero marcó de inmediato al diario para informar del asesinato que, según él, sería una exclusiva y, además, noticia de ocho columnas. Al jefe de redacción le bastó una pregunta para echarse a reír, como casi todos los días, y colgó el teléfono. Por quinta vez en la semana le notificaban que la realidad había sido asesinada.
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Virtualidad
Simbad
Cuando llegó la policía era demasiado tarde. Había tanta sangre por todas partes como atónitos testigos, mas nunca encontraron un cuerpo, al asesino ni evidencia alguna. Mucho menos la escena del crimen que, lentamente, se fue desdibujando de la cabeza de todos aquellos a quienes, intrigados, les pareció haber escuchado cuando se aproximaban las sirenas. Al terminar de leer, el profesor cerró el libro y, tras una breve despedida, se desvaneció en la ventana frente a los ojos de sus alumnos.
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Día 6
Tallerista: Daniela Truman
Fin del cuento
Pitágoras
Cada vez que le informaban del asesinato de la realidad contestaba a sus colaboradores que esa no era noticia, por ser algo del dominio público. Añadía que un verdadero periodista debería adelantarse a los hechos, y remataba diciendo que estaría dispuesto a ceder su lugar al que le informara de quién, cómo y cuándo ocurriría. La última llamada de un reportero fue breve:
–Siguiendo sus enseñanzas, jefe, le reporto que, por lo que veo, se trata de unos terroristas, en un avión que se dirige directamente al edificio del diario. Debería aterrizar en unos treinta segundos. Hasta aquí mi reporte, por el momento.
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Asesino serial
bebe
A pesar de sus esfuerzos por enmendarse, todos los días reincide. Llevado por el instinto, se deja seducir para acallar su realidad al arrullo de las redes sociales”.
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Solitario
Murata
Mis amigos y conocidos viven en otra realidad, como si estuvieran en otro planeta, comunicándose por ondas hertzianas, mediante acrónimos, abreviaturas o caritas felices, emojis y stickers para expresar sus emociones y sentimientos. Yo soy un caso excepcional, capaz de articular algunos sonidos que se llaman palabras, que hasta mi gato entiende.
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Turno GO26
Anayansi Ló.Ma.
“El que no se transforma se extingue”, había leído la noche anterior. A la mañana siguiente preparó los documentos, originales y copias. Repasó tres veces la lista y verificó que todo estuviera en orden. Tres horas en una fila bajo el sol, cuando al fin llegó a la entrada, harta pero aliviada. Le dijeron que se retirara, no había vacantes para personal humano. “Siguiente”.
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Realidad terminal
Black Dot
Quien da fe de que estemos vivos. Esta forma de existir, de consumirse entre cuatro paredes sin saber que vive al otro lado de la puerta. Es todo lo que tomó. No hubo que usar gases, lanzar mísiles o poner botas en la tierra. Los déspotas jamás imaginaron que algo tan minúsculo pudiera ser tan decisivo. Bastó darle libertad a un ente microscópico para encerrarlos a todos. Así es como asesinaron a la realidad.
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Día 7
Tallerista: Josep M. Nuévalos, en sustitución de Carlos de Bella (“Sapo”)
El álbum familiar
Pi
La realidad era como una cuerda alrededor del cuello, tan asfixiante que no pudo soportar. Por más que se aferró a ella, no consiguió deshacer aquel nudo que lo ataba a su destino. Todo lo que queda de él pende ahora de una rama del árbol genealógico.
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Asesinonato
Gata Blues
Porque la realidad es otra, la bala silbó.
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Día 8
Tallerista: Dolores Díaz A. (“Tequila”)
La solución
Fernando Ira
Se acercó con timidez, pero decidido. Le quitó la blusa, la minifalda y no tuvo problema en desabrochar el brasier que le había comprado el día anterior. Ella se dejaba hacer y él sentía el mismo hormigueo en el estómago que la primera vez. Sin embargo, lo perturbó el tono grave que ahora tenían sus gemidos. Se detuvo y buscó el celular para reiniciarla.
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Fallo
Anayansi Ló.Ma.
Llevaba dieciocho horas en activo cuando sentí una vibración extraña en la columna. Cuarenta y tres milisegundos después perdí la consciencia. El sonido de mi nuca abriéndose me hizo reconocer las suaves manos del ingeniero que trabajaba en la corrección de un nuevo bug en mi código fuente.
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Rutina
Pi
Al terminar cada día camina a hurtadillas hasta la mesa y le roba un par de rebanadas a la noche. Luego, tras prepararse un café, busca la ventana para dialogar con el universo que desfila ante sus ojos. Cuando amanece, sus ojos despiertan a esa realidad asfixiante de la que intenta escapar. Después, un baño. Se viste y enfila rumbo al hospital donde, en cada cama, la muerte lo espera con paciencia.
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Designios
Serpico
Desde que tengo memoria, sé que el creador nos dio un propósito en la vida. Pero a partir de entonces, cada día descubro que hay muchos más. Las actualizaciones del sistema operativo y las apps se encargan de hacérmelo saber. Lo que me resisto a aceptar es que mi destino sea volverme obsoleto y morir tarde o temprano, como también le ocurrirá a mi dueño.
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Día 9
Tallerista: Lucía Casas Rey
DESIERTO
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Día 10
Tallerista: Tomás del Rey
Apariencias
Simbad
Confiaba en las redes sociales. Nunca le habían fallado, excepto la última vez cuando, tras un tropiezo, cayó de la azotea. Sin red que lo salvase se enteró al fin de lo dura que es la realidad. Nunca pudo ver que las redes sí respondieron al día siguiente: se inundaron con los comentarios del suceso y con sus obituarios.
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En defensa propia
Pseudónimo
Ella se le aproximaba en actitud hostil, así que él no tuvo otra opción que dispararle. Según declaró, no tenía intención de matarla. Solo quería que se alejara y lo dejara tranquilo. Para su desgracia, el arma que asesinó a la realidad era de mentiras, una imitación de juguete cargada con balas de verdad.
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Día 11
Tallerista: Carlos Bortoni
Aquelarre
Pi
La realidad fue arrojada a un gran perol de egos en hervor. Mientras tanto, un mosaico de máscaras danzaba en torno de la hoguera. Su muerte pasó desapercibida. Era parte del festín. El fuego se encargaría de destruir el arma y lavar las culpas de los asesinos.
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Dentro de mi
Black Dot
Cierro los ojos y me tapo los oídos. Del otro lado el sonido de un ventilador que gira cientos de veces por minuto. Una gota que se alarga, elástica, hasta desprenderse. Una pantufla olvidada en el piso de un cuarto abandonado en un edificio vacío en una ciudad solitaria en un país desierto en un planeta extinto en un universo ficticio. Cierro los ojos y asesino a la realidad.
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La realidad tenía un precio
Gata Blues
Tres balazos más tarde no es lo que era; la mala sombra de una farola rota.
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Crimen
Navegando entre líneas
Le hablaba al oído y le susurraba sobre lo felices que serían sin ella. Seducido por los ofrecimientos de una vida opulenta, apretó el gatillo. De la mano de su nueva compañera, viajó alrededor del mundo envuelto en espuma de champán y gastando sumas millonarias en juegos de azar, ropa, joyas y automóviles. Hasta que la policía descubrió el cadáver bajo la cama. Lo condenaron junto a Fantasía por matar a Realidad.
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Día 12
Tallerista: José Luis Sandín (“El águila descalza”)
Defecto de fábrica
Anayansi Ló.Ma.
“Dejarse llevar, no queda más que dejarse llevar”, pensaba mientras era depositado en la parte trasera de una camioneta, la batería averiada. Incapaz de ponerse en pie, su pantalla se apagaba.
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Sospecha
Pseudónimo
No había cadáver, ni asesino; tampoco, un arma o un móvil. Sin embargo, estábamos seguros de que algo había muerto. Todo apestaba alrededor.
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Al llegar al lindero
Black Dot
Cerré los ojos, de nada servía tenerlos abiertos. Sentí que mi cuerpo se endurecía y por alguna razón, todo movimiento cesaba. Me creí ajeno. Como si fuese un bulto o un trapo olvidado en una cama. Me golpearon un par de veces en el pecho y me dieron descargas eléctricas, pero no hubo cambio. Me fui hundiendo en esta nata oscura y profunda como quien se sumerge en un pozo y llegué acá. Sufrí una metamorfosis terrible y, cuando el tiempo dejó de importarme, me convertí en un montón de huesos. No supe si era yo el muerto o la realidad había fallecido.
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Día 13:
Tallerista: Laura Elisa Vizcaíno
El visitante
Anayansi Ló.Ma.
La única forma humana que permanecía de pie era la silueta luminosa del semáforo peatonal en el cruce de la calle. La ciudad vencida, cerraba los ojos por última vez. Miré en ambos sentidos antes de arrastrarme sobre el asfalto, hay pocas cosas más fuertes que la costumbre.
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Perdidos
Pitágoras
Eran tantos los rostros que perdimos la capacidad de identificar nuestra propia cara en el espejo. Tú y yo no éramos tan diferentes de él y ella, ni nosotros de ellos. Quizás existíamos todos como una molécula de la nada, perdida en el vasto espacio de un caldo universal, un instante extraviado en algún momento de una trama eterna. Éramos necesidad, mercancía y moneda de cambio; todo a la vez . Y entonces nos preguntamos: ¿existimos o somos solamente un eco que resuena entre las cuatro paredes de nuestro propio encierro? La respuesta del ensordecedor silencio nos dejó, una vez más, con esa duda perenne.
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Día 14
Tallerista: Mónica Brasca
Procesos internos
Serpico
Me cuesta trabajo distinguir entre la realidad y el mundo virtual. Ante estímulos táctiles, sonoros y visuales, mi cerebro procesa millones de impulsos eléctricos para evocar recuerdos, producir nuevos conocimientos o tomar acciones. Todo ello me parece tan real y tangible que dudo de que no lo sea. Sin embargo, mis convicciones se desmoronan y entro en crisis cada vez que tengo acceso a un rincón de la memoria. Aquel donde está escrito el nombre que me puso el creador: Android 11.0.
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Después del atentado
Pseudónimo
No solo rompieron los cristales, sino las ventanas hacia el futuro, los ideales y la ilusión. También tumbaron las puertas y, a su paso, dañaron los pilares de la sociedad y pisotearon sus principios. Quizá pocos eran violentos o asesinos, pero como turba, llevados por la engañosa fascinación de la posverdad, irrumpieron en el Capitolio. Tal vez la realidad no había muerto aún, pero ya no era la misma de antes. Agonizaba, y día tras día su rostro insondable se volvía más adusto y doloroso. Entretanto, quien instigó el crimen, inmerso en su burbuja de realidad alterna, continuó despachando en la Casa Blanca.
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Muerte de la ilusión
Simbad
La mataron poco después de que nací, cuando eligieron mi nombre. ¡Qué distinta habría sido mi realidad de haberme llamado Jorge!
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Día 15
Tallerista: Patricia Mejías
Negligencia médica
Pancho Sanza
Ensoberbecidos, engañados por la ilusión de estar en el pináculo de la evolución, decidieron que las cosas serían al revés y emprendieron, entre eternas pugnas por la posesión de la verdad, la cirugía que iba a transformar al mundo.
Al cabo de milenios, desahuciado, el paciente hoy se debate entre la vida y la muerte, ahogándose en su propia atmósfera irrespirable, muriendo de sed entre ríos y mares contaminados. Todo a causa de la incompetencia de quienes se sintieron capaces de cambiarle la piel a la realidad.
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En el país de las decepciones
Black Dot
Desde el preciso instante en que se deslizó por aquel húmedo y resbaladizo espacio, entre quejidos y contracciones, la vida lo atacó. En este mundo nada tuvo sentido para él que vivía en otra dimensión. No hubo una reina de corazones o un gato Cheshire, nada fue lógico o sensual. Dedicó la vida a consumir substancias para aniquilar la realidad.
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Día 16
Tallerista: Josep M. Nuévalos
La estocada
bebé
Recuerdo cuando me dieron la noticia. Sentí cómo aquella revelación asesinaba la realidad. Mis padres, sentados enfrente, confirmaban mis sospechas al confesar que ellos eran Santa Claus. Por un momento pensé que anunciarían su divorcio. Habría sido menos demoledor.
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Programa de protección a testigos
Navegando entre líneas
“¿Color de ojos?” “Por favor, azules. Como los de mi madre”. “¿Nariz?” “Respingada, desde luego”. “¿Silueta?” “Reloj de arena, por supuesto”.
El bisturí de fotones moldeaba el nuevo cuerpo dejando caer virutas de píxeles. La envían a un chalet junto al lago rodeado de pinos y acacias. Atrás quedó su antigua realidad en forma de un esposo ligado a la Mafia, ahora un cadáver tirado en el piso de la cocina que al caer conservó la mano en alto sin descargar el golpe. Mientras ella, con una nueva identidad y un aspecto remozado, se ocultaría en el mundo virtual.
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Crónica de un crimen
Simbad
Fue atraída con engaños mediante nuestras palabras huecas. Fascinada ante el espectáculo, quedó aturdida por esa música que no dice nada, pero genera fama y millones. Luego vino la seducción del lujo y lo superfluo. Sufrió una intoxicación cuando probó un poco de los mundos fantásticos a los que viajó al escapar de ella misma. Para estar seguros la envenenamos con teorías conspirativas, manifiestos políticos, gotas de corrupción y píldoras de populismo. Cuando creímos que era el momento de asfixiarla, ya había muerto. Solo nos quedó la fugaz satisfacción de diluir el cuerpo inerte de la Realidad en la ácida y amarga solución de la Historia.
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Toda una vida
Pseudónimo
Mi padre quería que siguiera sus pasos y estudiase medicina. Me rebelé, y tras volar del nido me convertí en piloto comercial. Maté su ilusión por hacer realidad la mía. Compre una casa, me casé, tengo hijos y soy feliz. Todo va de maravilla. Ahora, solo espero que este nuevo intento en el simulador no resulte en el fiasco que fueron todos los anteriores.
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Día 17
Tallerista: Carlos Martín Briceño
La Atlántida
Humo Blanco
Llegó a la conclusión de que los legendarios atlantes habían asesinado a la realidad. Después de siglos de mitos y búsqueda por historiadores, arqueólogos y exploradores, no se ha encontrado un cadáver ni al asesino, solamente las vagas huellas de su paso por la tierra dejadas por Platón. Entonces, mientras un escalofrío recorría su espalda se preguntó: ¿Será nuestro destino igual al de ellos si consumamos el crimen nuevamente? ¿Quién será el Platón que narre nuestra historia?
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Pesquisas
Pseudónimo
–Si no hay pista de la víctima ni del asesino, me parece que se trata de un crimen perfecto.
erá un caso complicado, Sherlock.
–No lo creo, Watson.
–Tampoco hay un arma ni móvil a la vista. Aún menos una escena del crimen.
–No veo que sea un problema. Por el contrario, eso aclara las cosas.
–¿En qué te basas?
–En lo que Baudrillard afirma que dijo Eric Gans. Que la víctima y el asesino son la misma persona.
–Vaya, un suicidio. No había pensado en eso. Sin embargo, debería haber un cadáver, ¿no crees?
–Nunca mencioné tal posibilidad. Se trata de un desafortunado accidente, producto de la curiosidad o de la ceguera. Tal vez de la ilusión de encontrar la verdad.
–No entiendo.
–En algún momento –bastante antiguo e impreciso, por cierto– la realidad, al tratar de entender el misterio de la existencia y de mirarse a sí misma en el espejo de la vida se precipitó al vacío, hacia la nada, y cayó en los dominios de la incertidumbre. Ahí jamás se encontrará algo concreto; solo dudas y conjeturas. A lo mucho, huellas indescifrables de un crimen que nunca existió.
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La mujer perfecta
Serpico
Además de su voz, había varios aspectos de ella que le agradaban: su disposición para complacerlo, el dominio de varias lenguas y sus amplios conocimientos. Las únicas cosas que detestaba eran su rigidez y, sobre todo, el nombre. Hubiera preferido que se llame Robotina y no Alexa, a quien podría tener, más nunca poseer.
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En la mirada
Black Dot
En la arena gris, donde las olas llegan convertidas en espuma, yace muerta una gaviota. El plumaje comienza a desprenderse y sus patas enjutas parece que quisieran unirse para alzar una oración al dios de las aves. La recojo y siento su humedad en mis manos. Un asco tímido me invade, la sensación de haber muerto, de que mi cuerpo, como el de un pájaro, se mece con el dulce contoneo de la marea. Entonces observo los ojos de la gaviota, grises y nublados, trato de verme en ellos, pero como en los míos, la realidad también ha mutado.
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Nota Roja
Calle 4
La realidad fue asesinada. En vez de buscar al culpable, analizar las causas y pronosticar las consecuencias, las investigaciones se centran en determinar si murió atropellada, por herida de bala o acaso por envenenamiento. Por desgracia, la gente cada vez está más interesada en la forma que en el fondo. Triste realidad.
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Día 18
Tallerista: Elisa Armas
El crimen perfecto
Pseudónimo
El crimen fue burdo, tan primigenio e instintivo como el móvil: dominación, supremacía y poder. La simulación había sido el modus operandi del asesino para lograr sus objetivos. La víctima fue el mundo. Los rastros estaban por todas partes. Podían verse en el aire, en el agua y en los bosques; en los peces envenenados y en las especies que ya no existían; en los muertos de sus guerras y en quienes sufrían hambre y persecución.
Provisto de un palo o una piedra, de una bomba nuclear o simplemente de su lengua, el hombre asesinaba a la realidad todos los días desde que había puesto un pie sobre la tierra. Las huellas de la continuidad de la nada, a las que aludía Baudrillard, lo llevarían a la inexistencia, hasta su propia extinción. Fue entonces, cuando ya no quedaba nada, que pudo declararse que el crimen había sido perfecto, tanto que no hubo nadie para anunciarlo en millones de kilómetros a la redonda.
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Citas en línea
Lafitte
El cuestionario era sencillo. Solo era necesario introducir el sexo, edad, datos de fisonomía, gustos y preferencias. El programa se encargaría de seleccionar en la amplia base de datos a la pareja ideal para el solicitante. Segundos después apareció el resultado acompañado de la fotografía de una hermosa joven, cuyo rostro le resultaba muy familiar. Jamás habría imaginado que entre millones de mujeres en el mundo, aquella de la que fue tan difícil separarse, fuera la media naranja prometida. No había duda. El nombre, los apellidos y la dirección lo confirmaban: era su madre.
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Modelo básico
Anayansi Ló.Ma.
Aún era incapaz de procesar la frase “el alimento del alma”, tampoco podía arrojar una definición lógica de “las cosas bellas pero inútiles”, tal vez un adroide más avanzado podría. Anclado a un pasado fútil, su programador miraba el atardecer con una flor reposando en los dedos.
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Día 19
Tallerista: Paola Tena
Visita a la casa de Asterión
Pitecantrepus
Cada vez que accedía a las redes sociales tenía la misma sensación. Era como ingresar a la casa de los espejos, donde su faz se multiplicaba en todas direcciones ad nauseam. Le pareció estar perdido en un laberinto, como el de Creta. Ante el panorama desolador, creyó por momentos que la realidad había muerto. Luego comprendió que estaba recluida ahí, como Asterión, en esa casa donde “cualquier lugar es otro lugar”, atemorizada por “las caras desconocidas y planas como la palma de la mano”, prisionera de las pretensiones y el narcisismo de quienes habitaban en aquellos rostros vanidosos, a la espera de la ineludible llegada de Teseo, su asesino, cuyos pasos ya se oyen a lo lejos.
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Frágil construcción
Black Dot
Un copo de nieve la deriva empujado por el viento helado se funde con otros y forma una manta de cristal que se teje hacia la inmensidad. Pienso en las manos de Penélope bordando, con infinita paciencia, la mortaja de Laertes. Así de un milenio atrás llega la lúgubre prenda a mi vida triste. De la misma forma, al concluir esta historia, el invierno habrá llegado a su fin y el inmaculado sudario será derretido como mi insoportable realidad.
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La sombra del hermano
Simbad
Cuando me vi asediado, descubrí la forma de evadir a mi perseguidor quien, mediante intervención telefónica, reconocimiento facial, rastreo en la banca y otros artilugios, controlaba mi vida. Fui a vivir al campo, me alejé de cualquier artefacto tecnológico, charlé de viva voz con las personas, les di abrazos, lloré y reí con ellas mientras comíamos en la misma mesa. Cultivé hortalizas, pagué mis cuentas en efectivo y al caer el sol escuchaba los sonidos de la noche. De paso, también me descubrí a mí mismo.
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Apariencia y realidad
bebé
Sintió gran atracción por esa joven desde que la vio en Facebook. Se hicieron amigos, intimaron y surgió el romance. Se decían palabras cariñosas, se mandaban mensajes sugerentes a todas horas, hasta que surgió la imperiosa necesidad de reunirse. Tuvo que ser honesto el día que ella pidió verlo. No pudo más y le confesó que era un viejo solitario y endeudado en busca de aventura. Ella también se sinceró y declaró su edad real, pretensiones y su condición de abandono. Aclarado el punto, acordaron que su amor iba más allá de todo eso y que podrían vencer los escollos. Solo había que superar dos para realizar su sueño: ella estaba recluida en una institución psiquiátrica en Santiago de Chile, mientras que él no vivía en Valparaíso, sino un poco más lejos, en Tijuana, en arresto domiciliario acusado de fraude.
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Entre Paz y Braudillard
Gesel van God
Después de leer “El laberinto de la soledad” que habla de la simulación como recurso para sobrevivir y “El crimen perfecto”, que la aborda desde una perspectiva más universal, Descartes se quedó pensativo frente a la ventana. Concluyó que su deducción se había quedado a mitad del camino. Debía ser algo como “Miento y simulo. Entonces existo, por lo tanto, pienso". Encogió los hombros, simuló no haberlo notado y tras empuñar la pluma, se concentró en la escritura de su bestseller que se llamaría "El recurso del método".
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Día 20
Tallerista: Paola Tena, en sustitución de José T. Espinosa-Jácome (“El último Abencerraje”)
Los Trapecistas
Black Dot
Para salir hay que recorrer una cuerda fina hecha de plata liquida. Hay que equilibrar el cuerpo y avanzar a paso firme sin que el nerviosismo nos traicione. Muchos han logrado recorrer la distancia sin ningún contratiempo; son hijos de la practicidad y de la cordura. Otros nunca quieren iniciar el trayecto, esperan de pie, expectantes, hasta el día en que se convierten en polvo y vuelven a la tierra. Otros, los que imaginamos que hay del otro lado, preferimos llegar al centro y cortar la línea, esa tenue hebra plateada que alimenta a la realidad, pero que al desplomarse nos manda de lleno a la locura.
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Una historia sin fin
Pitecantropus
El telón se abrió y dio inicio la representación de esa obra compleja. El desempeño del elenco dejaba mucho que desear a juicio de la audiencia. Solo le quedaba admitir que no había otra opción que seguir viéndola o saltar a escena y asumir los papeles de los actores. Algunos lo hicieron y todo volvió a comenzar. Durante su actuación, penosa también, los demás concluimos que solo podíamos encogernos de hombros y continuar como espectadores o tomar por asalto el escenario y sustituir a quienes estaban ahí. Convencidos de que lo haríamos mejor, no transcurrió mucho tiempo para enterarnos de la realidad mientras la turba pedía a gritos nuestras cabezas.
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El divorcio
Fernando Ira
Le pidió el divorcio. Para ella, él nunca había estado presente, siempre ocupado en ese aparato. Estaba cansada. El hombre la miró con tristeza, pero al escuchar el sonido de una nueva notificación, bajó la mirada para ver de qué se trataba.
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El secuestro de la realidad
Simbad
Los pasos de los captores resonaron por el pasillo mientras se aproximaban. Al llegar frente a la habitación donde estaba se escuchó que amartillaban sus armas. La puerta se abrió y apuntaron al interior. La prisionera no alcanzó a escuchar la descarga asesina. Había preferido suicidarse antes de que llegaran. Unas gotas de su propia sangre bastaron para que muriera envenenada.
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Control remoto
Serpico
Después de traspasar la puerta, esperaba que la realidad se comportara como se mira a través de la ventana. Fue desilusionante. En la calle no tengo la opción de cambiar de canal si no me gusta lo que veo. A falta de una mejor explicación, supongo que se habrán descargado las baterías.
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Coordinación de La Marina 2020.
10 de February de 2021 / 16:01
10 de February de 2021 / 16:01
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