Nunca Jamás, de Pi

No entendía por qué la tenían en ese lugar, si de todas maneras iba a morir. ¿Para qué privarla de sus últimos días de conciencia, tenerla bajo sedantes y conectada a esos aparatos? Cruzó fugazmente por su cabeza la idea de que aquellos hombres y mujeres de blanco podrían tener otras intenciones. En cualquier caso, era mejor huir aprovechando la oscuridad. Se levantó de la cama, se retiró las agujas y cables y, procurando mantener el equilibrio, salió del cuarto sin que la vieran.
En la calle, no le pareció extraño que la gente la mirara así. Aún llevaba la ropa hospitalaria, su aspecto debía ser desagradable y estaba desorientada. Al pasar por un callejón, un indigente le brindó algo de alimento. Aunque logró satisfacer su hambre, se preguntaba cómo reaccionaría su organismo ante aquel bocado sanguinolento y alcoholizado que nunca despertó de su sueño.
Su situación era precaria: herida y débil, no tenía idea de cómo regresar a casa sin padecer las penurias que la habían llevado hasta ahí, donde, al caer, había perdido tres de sus seis patas y una de sus alas. Abatida, levantó la vista y se quedó mirando con nostalgia la segunda estrella a la derecha..
Mónica Brasca
26 de November de 2020 / 15:53
Selección del 14 de noviembre 26 de November de 2020 / 15:53
Mónica Brasca
 

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