SELECCIONES DEL 14 DE OCTUBRE
Puentes de luz, de Serpico
Bajo la luz de un crepúsculo que, en Querétaro, reflejaba el plateado brillo de un río en Buenos Aires sobre la Sabana de Bogotá, él debía juzgar un texto que hablaba de la experiencia de Borges, un argentino con sangre anglosajona, española, portuguesa y tal vez uruguaya, que vivió en Argentina, Suiza y España, visto a través de los ojos de un mexicano con aspiraciones cosmopolitas. Hablaba de los microcosmos que se entrelazan como un fractal interminable, expandiéndose de la nada al infinito, de la visión de un universo que contiene todos los tiempos y lugares, todas las caras, todos los números y lenguas; la luz y la oscuridad, de lo que parecería imposible. Era un intercambio sustentado en la riqueza y la versatilidad del lenguaje que compartían y sus significados. A medida que transcurría la conversación, ojos inmediatos se escrutaban entre sí como en un espejo, hasta que ocurrió el milagro de la comunicación. A través del tiempo y la distancia, los tres lograron entenderse.
Borges bajo la lupa, de Pi
–Che, ¿vos terminaste de leer "El Aleph”?
–Sí, ¿por qué?
–Para saber si coincidís conmigo. ¿Qué te pareció?
–Aburrido, rebuscado. Me gusta más el Super Bowl.
–¿Me estás cargando?¿Lo decís en serio, boludo?
–¡Claro! ¿Por qué dudás?
–Porque me parece una comparación ridícula.
–El Super Bowl es más que el Aleph ese. Mirá: vos podés ver desde todos los ángulos el populoso mar y la playa que está cerca del estadio, pero también los autos, la ciudad, las multitudes de América, los hinchas abarrotando las gradas, los colores, las porristas; sentís la emoción y disfrutás cada momento y, encima, te pasan repeticiones de lo más importante. Desde que empieza, ves el día, el crepúsculo y la noche; interminables ojos escrutando cada movimiento y ni qué decir del espectáculo de medio tiempo. ¡Es un derroche de luz, música, imaginación y buenas vibras! Es algo mortal y se repite cada año. Todo desde un sillón del living frente a la tele, en pantalla gigante.
–Pero mirá que sos chanta, che. Acordate de que es uno de los temas del examen de mañana. ¿Qué vas a poner en tu crítica literaria?
–Que si Borges hubiera tenido la oportunidad de vivir una final así, el chabón se habría hecho fan en lugar de seguir acordándose de la mina esa, después de tantos años. Ni Dante se enganchó así con su Beatriz..
Bajo la luz de un crepúsculo que, en Querétaro, reflejaba el plateado brillo de un río en Buenos Aires sobre la Sabana de Bogotá, él debía juzgar un texto que hablaba de la experiencia de Borges, un argentino con sangre anglosajona, española, portuguesa y tal vez uruguaya, que vivió en Argentina, Suiza y España, visto a través de los ojos de un mexicano con aspiraciones cosmopolitas. Hablaba de los microcosmos que se entrelazan como un fractal interminable, expandiéndose de la nada al infinito, de la visión de un universo que contiene todos los tiempos y lugares, todas las caras, todos los números y lenguas; la luz y la oscuridad, de lo que parecería imposible. Era un intercambio sustentado en la riqueza y la versatilidad del lenguaje que compartían y sus significados. A medida que transcurría la conversación, ojos inmediatos se escrutaban entre sí como en un espejo, hasta que ocurrió el milagro de la comunicación. A través del tiempo y la distancia, los tres lograron entenderse.
Borges bajo la lupa, de Pi
–Che, ¿vos terminaste de leer "El Aleph”?
–Sí, ¿por qué?
–Para saber si coincidís conmigo. ¿Qué te pareció?
–Aburrido, rebuscado. Me gusta más el Super Bowl.
–¿Me estás cargando?¿Lo decís en serio, boludo?
–¡Claro! ¿Por qué dudás?
–Porque me parece una comparación ridícula.
–El Super Bowl es más que el Aleph ese. Mirá: vos podés ver desde todos los ángulos el populoso mar y la playa que está cerca del estadio, pero también los autos, la ciudad, las multitudes de América, los hinchas abarrotando las gradas, los colores, las porristas; sentís la emoción y disfrutás cada momento y, encima, te pasan repeticiones de lo más importante. Desde que empieza, ves el día, el crepúsculo y la noche; interminables ojos escrutando cada movimiento y ni qué decir del espectáculo de medio tiempo. ¡Es un derroche de luz, música, imaginación y buenas vibras! Es algo mortal y se repite cada año. Todo desde un sillón del living frente a la tele, en pantalla gigante.
–Pero mirá que sos chanta, che. Acordate de que es uno de los temas del examen de mañana. ¿Qué vas a poner en tu crítica literaria?
–Que si Borges hubiera tenido la oportunidad de vivir una final así, el chabón se habría hecho fan en lugar de seguir acordándose de la mina esa, después de tantos años. Ni Dante se enganchó así con su Beatriz..
Mónica Brasca
25 de October de 2020 / 06:45
25 de October de 2020 / 06:45
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