Tuve a la policía en jaque por años. Mientras circulaban versiones y teorías de asesinatos entre mafiosos, venganzas contra pederastas o violadores y traiciones políticas, yo me divertía a sus costillas. Procuraba mantener secuestradas a dos o más personas y siempre me aseguraba que el ADN de mi siguiente víctima estuviera presente en la escena del crimen y en el arma que había matado a la anterior. Las pistas falsas llevaron a tejer tramas que ningún escritor hubiera imaginado. Era un placer imaginar sus conjeturas cuando la evidencia mostraba que una anciana de ochenta años había descuartizado a un robusto pugilista o lo que pensaron cuando esta última fue estrangulada con un cordel por un niño autista. Ni siquiera en los autores de ciencia ficción cupo tanta fantasía.
Isishayo
14 de April de 2021 / 19:07
Novela interactiva 14 de April de 2021 / 19:07
Isishayo
Taller 16 de April de 2021 / 17:10
Mónica Brasca
 

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